Lejos de las crónicas policiales que lo involucran a menudo por el quehacer de los maleantes que habitan en las inmediaciones, el barrio Las Piedras tiene otra cara y busca abrirse camino hacia el progreso, aunque la tarea sea ardua y cuesta arriba.
En la vecinal Las Piedras falta casi todo, pero está la voluntad de su gente
Quienes habitan el lugar no quieren que llamen El Perejil al barrio. En un lugar donde los servicios esenciales todavía faltan, ellos no bajan los brazos
7 de marzo 2018 · 10:43hs
Hay mucho por hacer todavía para que su gente alcance una mejor calidad de vida, en un contexto en el que muchas familias no tienen acceso a la luz eléctrica y menos al agua corriente. Subsanar esta última cuestión es lo que hace años desvela a Jorge Villarreal, quien fue presidente de la comisión vecinal en tres períodos anteriores, hizo un impasse, y retornó con su cuarto mandato hace 10 meses. "Hemos logrado el 90% de las cosas que nos propusimos, faltaría retomar el proyecto del agua para esa gente que está sin agua corriente y vive en Juan Baéz y Selva de Montiel hasta allá", dijo a UNO, señalando todavía más al sur de la ciudad, a unas casas que apenas podían divisarse entre la tupida vegetación que invade implacable los terrenos.
"La vecinal Las Piedras empieza en avenida Ejército y Pedro Balcar. Está delimitada por avenida Ejército, viniendo del centro sobre la margen derecha, hasta Selva de Montiel a mano izquierda, y de ahí hasta la jurisdicción de El Timbó. Está el campo del golf y el Solar del Río. La vecinal es grande y hay que caminarla", contó Villarreal, a la vez que lamentó que al barrio lo sigan llamando El Perejil, cuando él presentó un proyecto en 1998 en el Concejo deliberante para que se llame Las Piedras: "Al perejil lo tirás en cualquier lado y sale, y nosotros no estamos tirados. En la radio, la televisión, en todos los medios le dicen El Perejil, eso está muy enquistado en la gente, y cuesta que lo llamen Las Piedras, pero adonde voy peleo por eso; con ese nombre firmo todas la notas vecinales", refirió.
En unas pocas calles hay asfalto y en otras el polvaredal de la broza se trepa a los pies y se pega a la ropa, o al cuerpo mismo. Un grupo de nenas de a pie vuelve de hacer los mandados y cómodas caminan por la calle en un sector donde apenas pasa de vez en cuando un auto. Es un sitio postergado, donde las necesidades son moneda corriente: "Todos los barrios tienen sus problemáticas, y en el nuestro la mayoría de las personas tienen la asignación familiar por sus chicos, pero los adultos tienen que rebuscársela y salir a generar algo. Muchos tienen motocarros, incluso carros y viven del cirujeo".
Por otra parte, aludió a la labor de contención que realizan y dijo que les gustaría expandirse: "Como desafío uno siempre pretende tener más cosas. Necesitamos por ejemplo un salón, porque hace cinco años le damos la copa de leche a alrededor de 60 chicos. Si tuviéramos el tiempo y el lugar necesario para brindarle a más chicos, habría más de 200".
Villarreal cuestiona porque falta desmalezado, y es cierto, pero lo que más lamenta es que cuando dejó por un tiempo la vecinal hayan "desaparecido" la motoguadaña y otros tantos elementos que se compraron en su anterior gestión. Asimismo, lo que más le duele es que había presentado un proyecto al Municipio y había conseguido que le dieran 3.600 metros de caño para llevar el agua a gente que lo necesita, pero tampoco se supo qué pasó con eso cuando él no estuvo a cargo. "Lo que hicieron fue muy malo, porque era llevarle el agua a la gente, lo fundamental para el ser humano. Ahora los vecinos sin este servicio se deben seguir conformando con que cada mes, o cada 15 días con suerte, vaya el camión de la Municipalidad a llevársela", manifestó, sin más detalles, y subrayó: "La luz también falta en algunos lugares. El colegio Don Uva tiene, pero en los alrededores no, porque el costo es muy grande. Sin embargo, el agua es prioridad porque es algo básico para las personas". Sabe que puede llevar tiempo lograr estos servicios, pero no está dispuesto a bajar los brazos, aunque haya tenido que "empezar otra vez de cero hace 10 meses", como él mismo asegura, porque hay mucho por hacer y en carne propia sabe que los cambios se logran con trabajo.
Cerca pasa el colectivo 11-21 y ya es algo. La parada está en la escuela especial privada N° 19 Nuestra Señora de La Divina Providencia. También en la zona está la escuela Primaria N° 18 Evaristo Carriego. La Secundaria más cerca es la N° 14, en El Paracao. La educación es una herramienta que abre puertas hacia mejores oportunidades, aunque en muchos casos sirve de contención.
Villarreal mencionó que vive en el lugar hace 20 años y llegó cuando los baldíos eran todavía más extensos. En ese entonces nadie tenía luz, hasta que lograron el cableado en algunas zonas. Luego la zona se fue poblando, con casas de material y otras más precarias. Otra necesidad que en su gestión espera poder resolver es que la gente, aunque sea, cuente con un certificado de dominio, cuestión que se la plantearon al intendente Sergio Varisco, quien se comprometió a darles una solución. "Acá se ha poblado muchísimo. Hubo casos en que usurparon los terrenos y después los vendieron. Varisco nos prometió los certificados y en cada proyecto que tenemos el intendente siempre está. Los otros intendentes no alcanzaron a hacer nada y confiamos en que ahora sí podremos tener un registro de las parcelas frentistas. Somos como 200 familias, si no un poco más", expresó, y aseguró: "Tenemos gente buena en el barrio, y son la mayoría".