Los funcionarios públicos cada vez más ricos en Argentina están las 24 horas de todos los día meta chicana en los medios de comunicación y redes sociales, mientras que los trabajadores pagamos la crisis. Ya hicimos todos los recortes habidos y por haber a nuestra frágil economía para que los grandes banqueros, productores, mineros y especuladores puedan vivir mejor.
Hundidos en el fango
31 de agosto 2018 · 23:41hs
Hundidos en el fango de no saber cómo vamos a afrontar las subas en alimentos, combustibles y energías de la semana próxima, cuando Nicolás Dujovne regrese de Estados Unidos, los ciudadanos de a pie miramos cómo todo el arco político se dedica a agredirse sin tomar decisiones económicas que una vez nos beneficien a los laburantes. Basta de despidos y recortes. La clase política sigue cobrando por mes sueldos de tres cifras del punto y los que sufrimos somos los trabajadores.
Desde Cristina hasta Mauricio, pasando por los Fernández y Lilita ya cansan. Ni hablar de los vacíos y estudiados discursos de Marcos Peña, Nicky Caputo o algún otro trasnochado que dice una cosa y a los cinco minutos sale a aclarar que no quiso decir eso. Nos estamos fundiendo. Hay economistas que aseguran que la luz está al final del camino. Hay otros que sostienen que lo que viene en los próximos meses será peor. No hay nadie que explique lo que realmente pasa. Parece que el Gobierno no entiende que sus medidas económicas destruyen nuestro salario. O mejor dicho entienden, pero no tienen intensión de cambiarlas.
A los laburantes nos comió el bolsillo la hambrienta inflación que está cada vez más alta. Macri se cansó de decir que íbamos camino a ser Venezuela si él no llegaba. Ni eso ha podido evitar, ya que cada vez más nos parecemos al país caribeño.
Nada tiene freno en Argentina: los despidos masivos siguen en las áreas públicas y privadas. El ajuste en la educación pública superior y salud se siente cada vez más y el margen para maniobrar es cada vez menor. Lo poco que muchos conocidos habían crecido producto del esfuerzo, hoy no saben cómo mantenerlo. No hablemos de lujos. Solo hablo de gastos corrientes como alquiler, luz, energía, escuela, transporte. Los que obtuvieron un crédito UVA con la promesa de que el maldito dólar, que hace millonarios a los amigos del poder ya sean justicialistas, PRO, radicales, no iba a subir hoy están desesperados porque sus sueldos se licuaron en menos de 48 horas. La mística Lilita afirmó en mayo en televisión que no iba a superar los 23 pesos en 2018. No se puede errar tanto. Carrió es una mujer que hace muchos años ocupa una banca en el Congreso.
Pasa que las promesas que realizó el mejor equipo de los últimos 50 años incluía no devaluar y dar más trabajo. Cosas que a menos de un año de terminar la gestión no han cumplido. Todos los spots de Cambiemos dicen que "se puede", pero no explican qué se puede hacer. Ojalá que en el futuro llegue algún hombre político que entienda que todas las medidas políticas que se tomen deben incluir al pueblo trabajador y no excluirlo.