La situación se repite en un montón de lugares y tiene al ciudadano como principal protagonista. En Concordia se generan innumerables basurales en distintos puntos de la ciudad, que afectan principalmente a los vecinos que viven en cercanía a dichos lugares. Eso es el efecto mínimo, además del perjuicio que se le realiza al medio ambiente.
Basurales: mal hábito de vecinos
6 de julio 2018 · 22:53hs
Se ha visto en los últimos tiempos que cualquier terreno baldío es propicio para que algunas personas dejen allí los desechos. Esto más allá de que no es nada nuevo que ocurre, se percibe que está en claro aumento. Por ejemplo, en el pasado verano desde el municipio se puso en efecto una campaña para la limpieza de basurales. Muchos de ellos –no todos– fueron limpiados. ¿Pero qué sucedió con el tiempo? Sí, volvieron a llenarse de basura.
El ejemplo siempre debe empezar por casa, pero pareciera que para muchas personas es mejor tirar lo que ya no se usa en algún lugar al descampado, total a él no le afecta. Sin dudas una actitud más que egoísta y sin importar que al de al lado lo afecta.
En Concordia hay un predio privado denominado Cañaveral de Rívoli ubicado en calle Isthilart, entre Las Heras y Balcarce. Se trata de una problemática que lleva años. De acuerdo a lo manifestado desde el municipio, el predio estaba en proceso de sucesión, con varios sucesores diferentes y ha sido en innumerables ocasiones multado –ronda los 4 millones de pesos– por no cercarlo y mantenerlo limpio, como lo establecen las ordenanzas.
¿Mientras tanto qué ocurre? El pasado fin de semana por enésima ocasión el predio fue limpiado por parte del personal municipal, y a los pocos días otra vez las personas llegaban a tirar sus desperdicios. Un vecino llegó a relatar que veía cómo un automovilista paraba sobre la avenida y "sin ningún problema, un tipo y su mujer tendieron sobre la calle un piletín en desuso y adentro le pusieron toda la basura posible. Después los dos lo arrastraron hasta el predio y ahí lo dejaron".
En la cara de este vecino se le puede observar la mezcla de bronca e impotencia que genera que frente a su casa tenga que convivir con la basura y los olores de manera permanente. Además, argumenta que la gente que revuelve la basura prende fuego y dijo: "Si el viento está para este lado, tenemos que aguantarnos todo eso".
Sin dudas que debe ser una situación por demás injusta que lo deben padecer ellos mismos. Y así será con los demás microbasurales que hay en la ciudad. Precisamente en este amplio predio de dos manzanas del que hablamos hay una disputa desde el municipio para que la Justicia intervenga. Además el basural a cielo abierto está a solo dos cuadras del hospital Carrillo, a dos cuadras de la escuela San José de Calasanz y a dos cuadras de un Centro de Desarrollo Infantil.
En 2017 la Justicia falló a favor del Estado. En octubre se sentenció el remate del terreno a los efectos de que se paguen las deudas contraídas con el municipio debido a las constantes tareas de limpieza.
Ante esta situación, y atendiendo al desarrollo de los tiempos procesales, hasta tanto se ejecute la medida judicial dispuesta, se pretende realizar el cerramiento, limpieza y custodia del predio garante de la sentencia de trance y remate que se encuentra firme.
Así, dieron a conocer el accionar que se pretende realizar para lograr una solución ante "la utilización del predio como basural que pone en peligro la salud humana y la degradación del medio ambiente en perjuicio de toda la comunidad". Por ello es que se solicitó a la Justicia la debida autorización para "realizar el cerramiento total del predio para la mantención de la limpieza, cuidando el mismo hasta tanto se resuelva el proceso judicial en marcha", lo que permitiría readecuar recursos municipales que a diario se destinan a la limpieza del predio.
Da la sensación de que esta situación tendrá algún que otro capítulo más, porque hasta que no se haga un seguimiento estricto de quienes tiran sus desperdicios en el terreno lo seguirán haciendo una y otra vez. Alguna vez se realizó un vallado con postes a media altura, pero lo que sucedió fue que se robaron hasta los alambres. Quizás algún día se deje de hablar del basural en el Cañaveral de Rívoli. Ese día los vecinos tendrán algo más para festejar.