El fatídico suceso,ocurrido poco antes de la medianoche del martes en una vivienda de la ciudad de Concordia, tiene una trama familiar difícil de desentrañar. Arnaldo René Villalba murió desangrado en el patio de su casa del barrio Fátima por un balazo en el cuello, y quedaron detenidos su pareja, Rocío Varela, de 32 años, y dos jóvenes de 18 y 27, que estaban en la casa.
Buscan establecer si el balazo que mató a un hombre fue intencional o accidental
A las confusas circunstancias en que se produjo el hecho se suman las versiones contradictorias que dio su pareja a la Policía y la huida de la vivienda de los dos jóvenes con el arma homicida. Ahora, lo que el fiscal Martín Núñez intenta determinar es quién de los tres manipuló el arma y disparó el balazo mortal, y si se trató de un homicidio intencional o una fatal imprudencia.
Poco antes de las 23.30 los vecinos habían escuchado tres detonaciones de arma de fuego, pero nadie salió inmediatamente de la vivienda a pedir auxilio. Sí lo hizo, unos minutos después, una niña de solo 6 años, quien le contó a un vecino lo que le había pasado a su papá. Adentro de la casa estaban Varela, dos hijas, y los dos mencionados jóvenes: Jorge Rodolfo Ramatt, de 18 años, y José Marciano Moreyra, de 27.
Al llegar la ambulancia del 107 al domicilio Maestra López 2027, Villalba ya no presentaba signos vitales. El médico forense constató que padeció una herida de arma de fuego que ingresó por el cuello, el proyectil le hirió la arteria aorta y luego hizo un recorrido que afectó otros órganos.
Primero la mujer dijo a los policías que su pareja había sido alcanzada por una bala perdida. Sin embargo, luego declaró que estaban practicando tiro al blanco en el patio y su pareja fue alcanzado por un disparo en forma accidental cuando se atravesó en la línea de fuego.
Los dos jóvenes que se encontraban en la casa habían escapado antes de la llegada del patrullero, cada uno a su casa, y se llevaron el rifle de aire comprimido modificado para disparar proyectiles calibre 22.
Cuando fueron identificados, la Justicia autorizó los allanamientos en sus viviendas. Uno fue en una casa de calle Los Naranjos, llevado adelante por personal de División Investigaciones, donde se secuestró el arma en cuestión, que poseía una vaina calibre 22 percutida; y otro aire comprimido pero sin modificaciones. Ambos elementos fueron entregados de forma voluntaria por la abuela de uno de los jóvenes.
Ante tantas inconsistencias, el fiscal dispuso la detención de los tres sospechosos.
Quedan muchas dudas y preguntas sin responder aún en la investigación, que en principio orientan las sospechas más hacia que se trató de un asesinato que un accidente.
Con respecto a que estaban practicando tiro al blanco en el patio, allí mismo, cerca del cuerpo de Villalba, se encontró una botella perforada en el suelo. Pero la misma había estado colocada cerca del piso para ser tumbada, mientras que el disparo que recibió la víctima fue en la zona del cuello, por lo que difícilmente si se atravesó justo al momento del tiro mortal debería haber impactado en sus piernas o, a lo sumo, en el abdomen.
Además, en caso de haberse tratado de un accidente, no se explica por qué ni la mujer ni los jóvenes dieron esa explicación inicialmente, en vez de mentir y retirarse del lugar.
También consolida las sospechas del crimen el hecho de que haya sido la niña de 6 años la que salió de la casa para pedir ayuda, mientras que los mayores se encontraban en el interior de la vivienda, quizás planeando qué iban a decir y hacer en los minutos posteriores cuando llegaran la Policía y el fiscal.
De este modo, para la formal imputación se aguarda por algunas pruebas fundamentales: una es el dermotest, que fue practicado a los tres acusados, para saber quién disparó. Esto tiene dos problemas: uno, que este tipo de armas de aire comprimido modificadas no deja mucho resto de pólvora en quien la dispara; otro, que todos podrán argumentar que estaban haciendo tiro al blanco.
Por esto, una de las medidas más importantes será la declaración en cámara Gesell de la niña, hija de la víctima fatal, que podría aportar mejores elementos para esclarecer el suceso.