La confirmación definitiva de la muerte de 44 argentinos en circunstancias inimaginables se transforma en una herramienta artera y de discordia para quienes ven en esto una oportunidad de echar culpas sin pruebas, de responsabilizar sin saber, de hablar sin más argumentos que dañar a los rivales electorales. Otra vez: los unos diciendo que fue culpa del gobierno anterior, los otros afirmando que los actuales gobernantes deben responder por esta tragedia.
Entre la tragedia y el dolor, siempre la política
18 de noviembre 2018 · 11:32hs
En este país hay pocas cosas que no estén atravesadas por los antagonismos, y la política es el muestrario de todas las variantes que se pueden encontrar para justificar cualquier tipo de argumento para dañar al otro. Ya ni siquiera desde el punto de vista ideológico partidario, pues los partidos políticos bien han sabido ganarse el desprecio de las mayorías espantadas por sus dirigentes. El enfrentamiento ahora es solo pensando en las elecciones. Y al parecer vale todo. Esa idea parece querer ganarse a través de algunas fisuras que el dolor deja al descubierto ante el hallazgo del ARA San Juan.
En el medio, 44 familias destrozadas que ayer confirmaron definitivamente esa noticia demorada que no les permitía comenzar a elaborar el duelo como correspondía. Las tragedias en Argentina casi siempre se cruzan con la política y, por eso mismo, casi todo termina sin culpables o deja dudas sobre la intencionalidad de los procesos judiciales. Esto no hace más que acrecentar el dolor de las familiares de las víctimas. Pero eso a nadie le importa.
A quienes ejercen el poder en la Argentina lo único que les interesa es alinear los hechos para que apunten a los que están enfrente. Y si algo llega a rozarlos de alguna manera, sacárselo de encima lo más pronto posible para reducir daños en sus filas. Los atentados a la embajada de Israel con 22 muertos, el de la AMIA con 85, el avión de LAPA con 65 fallecidos, el tren de Once con 51, y ahora el ARA San Juan con 44. Política, impunidad, falta de controles, cajoneo de causas, negligencias, demoras en las resoluciones.
Hasta ahora siempre lo mismo. Y en este contexto hay quienes ya comienzan a utilizan el dolor ajeno con fines rastreros. Francisco Cuellar, papá del cabo principal Sergio Cuellar fallecido en el submarino, marcaba ayer: "Esto es traición a la Patria, tienen que ser juzgados. Comienza otra lucha, porque ahora se va a saber la verdad de lo que les pasó a los muchachos. De lo que estamos seguros es que hay responsables, y que deben ser juzgados". Cuellar no sabe quiénes son los responsables, no le importan los nombres, quiere que sean juzgados y castigados aquellos que no hicieron lo que debían hacer para garantizar la seguridad de su hijo a bordo de ese submarino. Pero desde la política nadie escucha lo que él está diciendo. Ya hay quienes empezaron a pensar cómo usarán esas expresiones de dolor y bronca en beneficio propio.