A quienes ejercen el poder en la Argentina lo único que les interesa es alinear los hechos para que apunten a los que están enfrente. Y si algo llega a rozarlos de alguna manera, sacárselo de encima lo más pronto posible para reducir daños en sus filas. Los atentados a la embajada de Israel con 22 muertos, el de la AMIA con 85, el avión de LAPA con 65 fallecidos, el tren de Once con 51, y ahora el ARA San Juan con 44. Política, impunidad, falta de controles, cajoneo de causas, negligencias, demoras en las resoluciones.
Hasta ahora siempre lo mismo. Y en este contexto hay quienes ya comienzan a utilizan el dolor ajeno con fines rastreros. Francisco Cuellar, papá del cabo principal Sergio Cuellar fallecido en el submarino, marcaba ayer: "Esto es traición a la Patria, tienen que ser juzgados. Comienza otra lucha, porque ahora se va a saber la verdad de lo que les pasó a los muchachos. De lo que estamos seguros es que hay responsables, y que deben ser juzgados". Cuellar no sabe quiénes son los responsables, no le importan los nombres, quiere que sean juzgados y castigados aquellos que no hicieron lo que debían hacer para garantizar la seguridad de su hijo a bordo de ese submarino. Pero desde la política nadie escucha lo que él está diciendo. Ya hay quienes empezaron a pensar cómo usarán esas expresiones de dolor y bronca en beneficio propio.