El derechista Jair Bolsonaro (PSL) y el izquierdista Fernando Haddad (PT) disputarán la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil el 28 de octubre. La nota saliente y fuera de los cálculos previos es que Bolsonaro logró una votación altísima y hasta estuvo cerca de ganar ayer en primer turno. Finalmente, con el 99% de las urnas escrutadas, Bolsonaro logró un 46,24 por ciento de los votos válidos, mientras Haddad quedaba muy lejos, con un 28,99 por ciento. Bolsonaro ganó en 17 Estados sobre 27, imponiéndose en los distritos más ricos y poblados del Sur y Brasilia, mientras el PT se refugió en el Nordeste, la región más pobre de Brasil, que le dio el pase al balotaje del 28 de octubre.
Bolsonaro y Haddad van al balotaje pero el derechista sacó gran ventaja
Los resultados oficiales de la primera vuelta consagraron al
polémico diputado y exmilitar como el gran ganador del domingo
8 de octubre 2018 · 16:14hs
En los cálculos previos estaba que ambos pasaran al balotaje, pero no con una ventaja tan neta en favor del derechista. Ahora, el resultado indica que Bolsonaro debería ganar con holgura en la segunda vuelta ante un candidato, Haddad, y un partido, el PT, muy golpeados ayer en casi todo el país. Si el PT evitó la derrota directa y logró el pase al segundo turno fue gracias a su yacimiento de votos, el Nordeste. El rico sur y centro-este del país, con Estados como San Pablo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Río Grande do Sul, votaron mayoritariamente por Bolsonaro o por candidatos a gobernador de partidos afines al diputado derechista. Bolsonaro fue el más votado en 17 Estados y el Distrito Federal. Sólo quedó por detrás de Haddad en los ocho Estados del Nordeste y Pará. En tanto, el tercero, Ciro Gomes (PDT, 12,50%) se impuso solo en Ceará.
En las últimas horas antes de que se abrieran las urnas había aumentado la impresión de que Bolsonaro conseguiría un triunfo, incluso ya en primera vuelta debido a su constante subida en los sondeos en la recta final de la campaña "El 28 de octubre iré a la playa", dijo ayer, confiado, el militar retirado de 63 años al salir en la mañana de su centro de votación en la zona oeste de Río de Janeiro.
Los sondeos dados a conocer el sábado, a horas de la primera vuelta, daban una situación de "empate técnico" entre Bolsonaro y Haddad para la segunda ronda, pero el sondeo de Ibope, si bien dentro del margen de error de 2%, ya consagraba a Bolsonaro como ganador del segundo turno por 52% a 48%. Y esto, con un cálculo de 41% sobre 25% de Haddad en la primera vuelta. Este último sondeo se dio a conocer el sábado a la noche, y aún siendo favorable a Bolsonaro, claramente se quedó corto: el capitán logró 46,58%, cinco puntos más, y Haddad 28,54%, tres más.
A las elecciones acudió con un programa conservador en asuntos sociales y liberal en temas económicos. Una de sus principales propuestas es liberalizar la tenencia de armas para combatir el alto índice de criminalidad.
Haddad, de 55 años, fue alcalde de San Pablo pero perdió cuando buscó su reelección, y se presentó ahora como el heredero del encarcelado Lula da Silva. El ex mandatario (2003-2010) sigue siendo el político más popular de Brasil pese a que purga desde abril una pena de 12 años de cárcel por actos de corrupción y lavado de dinero. Más allá de esta popularidad virtual de Lula, parece claro que el líder del PT y su partido han perdido consideración entre los votantes de las clases populares y medias. Haddad fue oficializado como candidato hace menos de un mes, mucho después de que la Justicia electoral inhabilitase la postulación de Lula, por la resistencia de éste a nombrar un sucesor. También es claro que la pobre alianza electoral del PT en esta ocasión, con el PCdoB y otra formación menor, le quitó potencial.
Haddad consiguió luego atraer a muchos votantes de Lula, pero su candidatura se vio frenada por el rechazo al PT por la ola de corrupción durante los 13 años en que estuvo en el poder (2003-2016).
Sobre todo la corrupción, una dura crisis económica iniciada bajo la presidencia de Dilma Rousseff en 2013 y profundizada en 2015 y el alto índice de criminalidad alimentaron la rabia y la frustración de los votantes brasileños. Ahora, Bolsonaro se ve en la obligación de conquistar aliados, porque mantiene un alto índice de rechazo. Y mucho más aún Haddad, que debe conquistar votos a un nivel nunca visto en un balotaje brasileño para remontar la desventaja de ayer y ganar. "El resultado es un poco decepcionante. Esperábamos ganar en primera vuelta. Ahora es más difícil. La segunda vuelta es un riesgo", comentó anoche preocupada una militante de Bolsonaro. Haddad, por su cuenta, empezó a tender puentes con otros candidatos
Otros candidatos y partidos barajados como aspirantes a estar en segunda ronda quedaron muy rezagados por la polarización entre los dos primeros candidatos. El centroizquierdista Ciro Gomes (PDT) obtuvo un 12,52 por ciento de los votos, y el centrista Geraldo Alckmin, del PSDB, apenas un 4,81 por ciento. Será la primera vez en casi 30 años en que el PSDB, el partido del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, no estará en un balotaje. En tanto, la ecologista Marina Silva se desplomó a un 1 por ciento, después de haber sido segunda en los sondeos durante semanas.
La campaña fue una de las más convulsas desde el final de la dictadura en 1985. Al arresto de Lula en abril se sumó un atentado con un cuchillo que sufrió Bolsonaro a comienzos de septiembre durante un acto proselitista. El candidato estuvo casi un mes hospitalizado.
Dilma quedó cuarta y no será senadora
La ex presidenta Dilma Rousseff, candidata del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), no logró ingresar al Senado de Brasil, al quedar cuarta en Minas Gerais. El resultado fue para muchos una sorpresa mayúscula, ya que en las encuestas previas Rousseff se ubicaba en el primer lugar. Pero Rousseff, vista por muchos como la gran responsable de la crisis económica y presidenta entre entre 2011 y 2016 consiguió apenas un 15,21%. Las dos senadurías de Minas Gerais fueron para Rodrigo Pacheco, del partido Demócratas (DEM), y Carlos Viana, del Partido Humanista de la Solidaridad (PHS). No sólo a Dilma, sino a todo el PT le fue mal en Minas Gerais.