Juan Manuel Kunzi/ De la Redacción de UNO
Una ciclovía para unir Racedo y Mosconi
El recorrido entre el Ferrocarril —tomando como referencia Racedo y Monte Caseros— hasta las calles que dividen el límite entre La Floresta con Mosconi, arriba de una bicicleta a una velocidad promedio se hace en unos 17 minutos.
Transitando por la zona confirmé lo que pensaba: con muy poco se puede hacer una ciclovía que una dos puntos de la ciudad que hoy están conectados por calles que transitan, en forma segura, solo los vehículos motorizados.
El trayecto tiene muchas particularidades que lo destacan por sobre cualquier otro espacio de la ciudad.
Entonces, vamos a suponer que un candidato a intendente de la ciudad de Paraná (el aggiornado presidente municipal) tiene la idea de montar la primera ciclovía que transforme la ciudad. Que la haga un poco más habitable. Justa. Lo primero que tiene que saber, y para evitar que la tenga que recorrer, es que existen muchos tramos que con una “lavadita de cara” quedan transitables.
El punto de partida es Racedo y Monte Caseros, en donde comienza el antiguo paseo Ituzaingó. Vaya a saber uno porqué hay dos veredas que quedan perfectas para que el primer tramo del trayecto tenga una “doble mano”. Siguiendo, hacia el oeste, después de los primeros 100 metros aparece la primera complicación porque frente a las torres Altos de Ituzaingó no hay nada. Solo tierra y piedras. Desde ese punto (cruzando Pellegrini) hasta el Club Atlético Peñarol habrá que hacer una inversión para marcar el camino. A la altura en donde termina el tinglado de Peña hasta la intersección del paseo con Courreges, también hay un camino, angosto, pero viable.
Con pintura verde y señalización queda impecable. Otra vez se interrumpe el trayecto en la obra nueva que está detrás de los 33 Orientales. En ese tramo habrá que pensar la mejor manera para continuar el camino. Pasando Florencio Sánchez, aparece en su esplendor el Paseo Ituizangó que pasa frente al barrio Las Flores. Todo ese recorrido está hecho, solo hay que alisarlo y marcarlo. Lo mismo ocurre desde el cruce con Ameghino hasta Bolivia. La infraestructura está, es más, mi intención es seguir hasta Bajada Grande. Se hace un poco más difícil porque hay que marcar todo desde cero y también elegir el camino más correcto. Por Bolivia se puede empalmar hasta la esquina de Colobram y Andreu y Cura Gil Obligado.
Desde ahí hay que bajar una pendiente pronunciada, pasar el arroyo y subir hasta República de Siria para luego seguir por Calle 141. El final del recorrido se concreta frente a la cadena de supermercados minorista que más factura en el mundo.
Teniendo en cuenta este dato, alguien le puede preguntar a la multinacional si no tiene ganas de financiar, aunque sea y para que no se asuste, un tramo de la flamante ciclovía que unirá el centro con el oeste.
Siguiendo con los aportes privados, el enlace vial para vehículos no motorizados también pasa por el supermercado de Alfredo Coto, que el año pasado pagó 125 millones de dólares por un terreno de 1,2 hectáreas en Miami. Si apuesta al desarrollo en el norte del continente porqué no querría hacerlo en Paraná. Se me ocurre. En definitiva, el que quiere puede tomar el proyecto y plasmar una medida para los que nos movilizamos en bicicleta.
Como último dato les cuento que la construcción de ciclovías aumenta la cantidad de ciclistas. En la próxima les comento todos los beneficios que esto trae aparejado.