El artista es empleado de la Subsecretaría de Ambiente de la Municipalidad de Paraná y enmarcó su obra en el reciclado.
También recibió algunas pocas donaciones de comercios y utilizó una gran cantidad de venecitas que retiró de una pared que reformaron en su casa.
Con la materia prima armó su obra que combina el arte más abstracto y la textura visual con iconografías fuertes como los pescados, las mandalas y diferentes símbolos de la cultura occidental y oriental.
"Hay una composición simétrica con cierta geometrización para revalorizar el lugar que es un espacio muy bello y la gente tiene que poder disfrutarlo", explicó a UNO.
Mediante la Subsecretaria de Ambiente resignifica "tantas cosas tiradas y descartadas" en una obra propia. "Me dan el espacio, ciertos materiales, para pegar y realizar las juntas pero tiene el caracter de un proyecto personal", sintetizó.
Andrés comprobó que las creaciones tienen un gran efecto en la gente. Los niños se ponen a jugar y los grandes eligen los bancos intervenidos antes que los grises.
"Las iguanas son una gran inspiración del lugar porque salen del arroyo Antoñico y se las puede ver a plena luz del día", detalló. Además hay gatos y cursos de aguas que arman un camino en donde juegan los más chicos.
Ahora quiere hacer una obra más participativa: "Me interesa crear ciudadanía con las tareas artísticas. Es una buena manera de aprender un oficio, el de trabajar las artes".
El próximo paso será desarrollar conexiones con otras áreas del Estado y con las instituciones del barrio.
El artista calcula que su trabajo está en un 70% y después la idea es pintar el cemento que colocaron para contener la estructura de las rampas.
La intervensión es más intimista, en donde las personas se acercan para disfrutar la obra. Las pinturas, que planea colectivas, potenciaría aún más el concepto creativo.