China ordenó este viernes el cierre del consulado estadounidense en la ciudad de Chengdu, en el suroeste de su territorio, con lo que cumplió con su amenaza de tomar represalias tras la clausura forzada de su sede diplomática en Houston, en un nuevo episodio del enfrentamiento entre las dos potencias mundiales.
EE.UU. y China tensan la cuerda con represalias cruzadas
En paralelo, el último de los cuatro presuntos integrantes del Ejército chino acusados de infiltrarse en el país con visas aplicadas bajo información falsa o incompleta se entregó al FBI, según informó el Departamento de Justicia norteamericano, citado por la agencia de noticias DPA.
"Son miembros del Ejército de Liberación Popular de China que habían pedido visados de investigación mientras escondían su verdadera filiación al Ejército", había denunciado el jueves el fiscal general adjunto para la Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Demeters, al anunciar la detención de los otros tres.
Primero, las autoridades estadounidenses habían denunciado que China intentaba robar información valiosa sobre el desarrollo de una vacuna contra la Covid-19, luego imputaron a dos ciudadanos chinos por presunto hackeo y a principio de esta semana sorprendieron al ordenar el cierre del consulado de Houston.
El Gobierno de Donald Trump ordenó el cierre en un plazo máximo de 72 horas, que se cumple hoy, y alegó que un grupo de agentes chinos intentaron robar datos de instalaciones como el sistema médico de Texas A&M.
Pese a las desmentidas y las amenazas de Beijing, luego comenzaron las detenciones de investigadores chinos. En total ya van cuatro.
Hoy, China decidió finalmente cumplir con su amenaza y exigió a Washington que cierre su consulado en Chengdu.
"Esta decisión tomada por China es una respuesta legítima y necesaria a la medida injustificada de Estados Unidos de cerrar nuestro consulado en Houston. La relación entre ambos países no es la que China desearía, pero Washington es responsable de ello", anunció hoy la Cancillería china en un comunicado, citado por la agencia de noticias Europa Press.
Estados Unidos tiene una embajada en Beijing y consulados en otras cinco ciudades continentales: Shanghai, Guangzhou, Chengdu, Shenyang y Wuhan, además de Hong Kong, el territorio semiautónomo chino.
El consulado en Chengdu es responsable de monitorear el Tíbet y otras áreas en el suroeste habitadas por minorías no étnicas chinas.
El canciller chino dijo hoy, además, que parte del personal del consulado "interfirió en los asuntos internos de China y perjudicó los intereses de seguridad", aunque no proporcionó detalles.
"Una vez más, instamos a Estados Unidos a retractarse de inmediato de su decisión equivocada y a crear las condiciones necesarias para volver a encaminar la relación bilateral", concluye el comunicado.
Ante esta represalía, el Departamento de Estado norteamericano encendió uno de sus protocolos de emergencia.
"Los ciudadanos estadounidenses pueden ser sometidos a interrogatorios prolongados y detenciones prolongadas por razones relacionadas con la 'seguridad del estado", advirtió.
La tensión política, económica y militar entre Estados Unidos y China no es un dato nuevo para el mundo.
Pero desde la asunción de Trump, éste eligió a la potencia como un rival y en su primer año en la Casa Blanca inició una guerra arancelaria que durante más de 18 meses tuvo en vilo a todo el mundo y golpeó con fuerza al comercio internacional.
Además, encabezó una campaña global para limitar el ingreso de Huawei y su tecnología de 5G en las economías de sus aliados, principalmente Europa, por considerar que se trataba de un riesgo para su seguridad nacional.
En los últimos meses, en un año electoral y con números de la pandemia y la economía cada vez más preocupantes, el Gobierno estadounidense profundizó la confrontación con China.
Impuso varias series de sanciones a funcionarios y empresas chinas por violaciones a los derechos humanos, presuntos hackeos y la represión en Hong Kong, rechazó explícitamente por primera vez todos los reclamos territoriales de Beijing sobre el disputado Mar de la China Meridional -por donde pasa el 30% del comercio internacional- y esta semana propuso que el mundo entero intente "inducir un cambio" en el Partido Comunista chino.