La Fundación Crisálida funciona desde hace 12 años en Paraná y son alrededor de 25 los voluntarios y voluntarias que forman parte de esta iniciativa, trabajando “para la recuperación de niños y adolescentes oncológicos, y ayudándolos a que vuelvan a tener una vida plena junto a su familia y amigos”, según explican en su fanpage.
Crisálida precisa ayuda para acompañar a los niños con cáncer tratados en Buenos Aires
Desde mediados de 2011 cuentan con una sede propia en calle San Luis 435, construida en un terreno que les donaron situado en la manzana en la que está el hospital materno infantil San Roque, y mantienen el sueño de poder edificar en el lugar una sala de oncología y contar con profesionales de la salud que puedan atender a los niños diagnosticados con algún tipo de cáncer que no se trata en la provincia, ya que en el San Roque solo se abordan casos de leucemia o linfomas, y los demás deben viajar por lo general Buenos Aires para recibir las terapias indicadas en cada caso.
Muchas veces se trata de familias de escasos de recursos las que deben afrontar este proceso cuando alguno de sus hijos tiene que someterse a quimioterapia u otro procedimiento. “Para que esto sea posible nos convertimos en un soporte constante, colaborando económicamente y dando una contención emocional a los pacientes y sus familias”, indicaron desde Crisálida.
Sobre esta cuestión, Laura Petrucci, una de las integrantes de la ONG, contó a UNO que en la actualidad hay 12 niños entrerrianos de diferentes localidades que están realizando su tratamiento en Buenos Aires, algunos en el hospital Garrahan y otros en el Gutiérrez, y señaló: “Nosotros les pagamos los pasajes a los pacientes, que en general viajan con su mamá, porque la mayoría de las veces no consiguen boletos desde la Secretaría de Transporte de la Provincia”.
Asimismo, mencionó: “Además, les damos la plata que necesitan para moverse allá, ya que antes la Casa de Entre Ríos los alojaba o les daba algo de dinero, pero desde el año pasado ya no lo está haciendo. Nos habían dicho que iban a refaccionar el Hogar Evita, que pertenece a la Casa de Entre Ríos, pero nunca más hemos tenido respuesta; y las veces que hemos llamado nos han dicho que allí no están hospedando personas”.
Los niños que cuentan con el apoyo de Crisálida no tienen obra social ni otro tipo de cobertura. Algunos están en pleno tratamiento con quimioterapia; y otros, que ya completaron este protocolo, están en la etapa de mantenimiento y van a los controles. Un inconveniente que se generó con la cuarentena es que desde los nosocomios donde se atienden no estaban dando nuevos turnos. “Los padres estaban un poco preocupados por eso. Tenemos un nenito con un retinomelanoma, que es un tumor en el ojo; tiene que ir una vez por mes a control y al último que pudo ir fue en abril porque después no le habían dado más turnos. Ahora se le consiguió uno finalmente, a través de una psicóloga del Garrahan, pero está más difícil acceder a los turnos y viajar”, dijo Petrucci, y explicó: “Si en la ciudad de origen del paciente o el San Roque no nos mandan ambulancias, que hasta ahora por suerte lo han hecho, nosotros tendríamos que pagarles un remís. Estuvimos averiguando y sale 15.000 pesos de ida y lo mismo para la vuelta. Es muy costoso”.
Quienes están actualmente en tratamiento en Buenos Aires son de Paraná, San Benito, Diamante, Hasenkamp y otras localidades. El apoyo económico que les pueden brindar desde Crisálida a los padres los ayuda a despreocuparse del tema y focalizarse en acompañar a sus hijos en un momento en que la salud debe ser el tema principal a atender. “Aparte desde Crisálida les llevamos todos los meses un bolsón de comida. Hasta mayo el Estado nos proveía con alimentos y nosotros comprábamos otros productos aparte para reforzar ese bolsón, pero ya en junio y en julio dejamos de recibir ese aporte y hemos comprado todo con plata de la fundación”, mencionó Laura.
En este marco, explicó: “Nunca dejamos de llevarles alimentos, incluso en junio tuvimos que hacer dos compras porque las familias nos pedían un refuerzo, ya que la situación está difícil. Los papás generalmente son jornaleros o albañiles, las mamás que trabajan en casas de familia o hacen alguna otra tarea por cuenta propia han visto afectados sus ingresos por no poder trabajar mientras acompañan en el tratamiento, o por las restricciones de la pandemia”.
Por otra parte, contó que justamente por el impacto económico que provocó el coronavirus no han podido continuar con la construcción de una sala especializada con la que anhelan contar para que los chicos no tengan que ir a atenderse en Buenos Aires. Al respecto, indicó: “La idea es tener nuestra propia sala de quimioterapia y que vengan los médicos a atender acá, pero ahora está parada la construcción. Empezamos y ya invertimos 6 millones de pesos, pero nunca logramos terminarla porque no conseguimos los recursos. No sé cuánto será lo que se necesita hoy, pero en 2017 eran 90 millones de pesos”.
No obstante, destacó: “Hemos ido construyendo de a poco, a medida que podíamos, e hicimos un departamentito en el que alojamos a los papás del interior y a los adolescentes que hacen su tratamiento oncológico en el hospital San Martín, a quienes también ayudamos, y cuando tienen unos días de distancia entre una sesión de quimioterapia y otra van a este espacio a quedarse. Les proveemos todo para que ellos puedan estar ahí: tienen televisión, aire acondicionado y demás comodidades para instalarse hasta que tengan que volver a internarse”, manifestó.
Por otra parte, Crisálida acompaña en los cuidados paliativos de los niños con cáncer en una etapa terminal, y sobre esta labor Petrucci confió: “Es muy duro, pero hemos logrado formar un equipo con tres psicólogos y una psiquiatra que sostienen a los voluntarios, porque es muy difícil ser objetivo y tomar cierta distancia en esos momentos. Entonces, para que los voluntarios no se caigan, están siempre apuntalándolos y eso es buenisímo y muy necesario”.
Para poder armar una sala de juegos para los niños a los que les brindan contención, la semana pasada la ONG presentó un proyecto a través del programa Poder Popular, que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia: “Pedimos 250.000 pesos para terminar una salita de juegos en la sede. Se hace una preselección y ojalá nos elijan”, anheló Laura.
“A lo que nos han donado para construir no lo podemos tocar, y para el día a día necesitamos dinero, ya que mucha gente que nos hacía algún un aporte con su tarjeta de crédito se ha dado de baja por la difícil situación económica que están atravesando”, explicó, y agregó: “Por ahí se necesita urgente un medicamento y hay que salir a comprarlo como sea. Para poder cubrir esas urgencias apelamos a un grupo de voluntarios eventuales que aportan dinero y les pedimos que repliquen el pedido a sus conocidos, y de esa manera vamos juntando la plata”.
Quien desee colaborar puede ingresar a la página www.fundacioncrisalida.org, y desde este sitio se pueden hacer aportes mensuales o por única vez con tarjeta de crédito. “Tenemos un convenio con la Asociación de Magistrados de Entre Ríos, por el cual pueden hacer un aporte mensual y se lo descuentan del recibo de sueldo, y queremos invitar a los jueces a que colaboren. También los empleados municipales, llenando un formulario que está en el área de la Municipalidad donde imprimen el recibo de sueldo y elevarlo a Recursos Humanos para que les descuenten un aporte mensual o por única vez para la Fundación Crisálida”, concluyó Petrucci, invitando a sumarse y apoyar.