Una derecha dura se ha consolidado en Argentina detrás del 40% de votos que obtuvo Mauricio Macri en las elecciones. Y ya está ensayando lo que será como oposición en los próximos años. Con la anulación del protocolo del aborto no punible, el actual presidente demuestra que se perfilará como un Bolsonaro argentino para regresar al poder. En los últimos años han financiado y equipado a las fuerzas armadas y de seguridad con fines represivos, tanto en las directivas que han impartido hacia todas sus filas como en la tecnología para la vigilancia y la represión interna, lejos del objetivo fundamental que es la defensa de la soberanía. El aval oficial al golpe de Estado en Bolivia y a la masacre perpetrada contra el pueblo movilizado, en línea con Donald Trump, transparenta que no es el espíritu democrático algo que caracterice a la fuerza que lidera Macri, sino el saqueo de los recursos nacionales y la estrangulación a los trabajadores a cualquier costo, algo que en Argentina ha logrado en estos cuatro años por la vía institucional.
Sostener y cumplir el Nunca Más
El próximo ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, advirtió, en la entrevista publicada ayer por UNO: “En los casos de Bolivia y Chile, con matices, las fuerzas policiales (luego militares) y los carabineros ejercen la represión, donde es evidente que aumentan los grados de autonomía respecto del poder civil constitucional legalmente constituido”. Y remarcó que “Macri tomó medidas desacertadas como derogar un decreto del expresidente Alfonsín, de 1984, que ponía en manos del ministro civil una cantidad de decisiones del ámbito militar. Ahora Macri devolvió esas atribuciones a los jefes militares”.
Así se han preparado para defender los privilegios y ganancias exorbitantes que han logrado varios sectores de la sociedad con el gobierno de Macri. Entre ellos, grandes terratenientes y grandes productores agropecuarios que amasan fortunas con medidas como la eliminación o rebaja de retenciones a las exportaciones, sin el prometido derrame, por el contrario, con el exponencial encarecimiento de los alimentos.
El presidente electo Alberto Fernández anunció que los recursos para financiar la emergencia de hambre y trabajo en el país van a salir de los sectores ganadores por afano en estos últimos años (y más atrás también): las petroleras, las mineras y sectores del campo, principalmente.
Por esto, el grupo Campo + Ciudad, que nació durante la campaña para apoyar a Macri, comunicó: “Las urnas eligieron a Fernández y trabajaremos como siempre por el bien del país. Pero que nadie se equivoque: aceptar la decisión de la mayoría no significa permitir que nos pasen por encima. Estamos organizados y trabajando, a lo largo y ancho del país y al costado de las rutas, en cada ciudad y en cada pueblo. Estamos conectados y alertas para responder a cualquier medida autoritaria y abusiva”.
El interrogante no está puesto en qué harán estas elites (está claro que darán batalla o guerra si es necesario), sino cómo nos encontrará esta vez la contraofensiva fascista para sostener y cumplir el Nunca Más.