El prolífico director José Celestino Campusano estrena mañana Bajo mi piel Morena, una ficción sobre la cotidianidad de la vida de tres transexuales, lejos de la victimización de las minorías y demostrando la dignidad del ser humano ante cada una de las decisiones que se toman. La película se podrá ver este jueves en Cine.Ar TV, se emite nuevamente el sábado por la pantalla chica y desde el viernes hasta el jueves 2 de julio estará disponible en forma gratuita en Cine.Ar Play.
Una película sobre el colectivo trans que apunta a derribar los prejuicios
“La idea surge durante el rodaje de Fango en 2010. Morena Yfrán se sumó al equipo aportando mucho y siendo puntual en los tiempos, por lo que le propuse desarrollar un largometraje basado en su cotidianidad, de la misma forma que lo había hecho anteriormente con Vikingo, y ella aceptó”, explicó Campusano a Télam sobre el vínculo laboral que tuvo con quien es la protagonista de Bajo mi piel Morena.
Este nuevo largometraje de Campusano cumple con todos los ítems que el realizador bonaerense trabaja desde su debut en la ficción con Vil romance, en 2008 (previamente su filmografía aporta el documental Legión - Tribus urbanas motorizadas y el cortometraje Bosques). A lo largo de estos 12 años se despachó con la llamativa cifra de 18 películas, dos de las cuales las estrenó casi en simultáneo en 2019, algo que lo convierte en uno de los realizadores que más produce en el mundo.
Su marca, a lo largo de los años, es innegable. Un solo plano de una de sus películas ya da cuenta de que es Campusano, con colores fuertes y una fotografía que capta el ambiente. Habitualmente trabaja con actores no profesionales y una temática que por lo general se ancla en el conurbano bonaerense, aunque también cuenta con excepciones como Hombres de piel dura, Brooklyn Experience o El sacrificio de Nahuel Puyelli.
“Bajo mi piel Morena es un proyecto fruto de una investigación de años. Mi principal motivación se vincula con generar un documento de vida que nos conecte fundamentalmente desde lo emocional con este universo, sintiéndonos reflejados con el otro al margen de nuestros posibles prejuicios”, dijo el director .
Morena, la protagonista del filme, sufre discriminación de sus compañeras de trabajo en una fábrica, ya que no la dejan usar el baño de mujeres; en el medio, el amor viene y va, y ella lo encara con hidalguía. Claudia, su mejor amiga, recién recibida de docente, comienza a trabajar en un colegio que primero la recibe señalándole la puerta de salida, pero gracias a su capacidad profesional termina siendo aceptada, aunque es resistida por los padres.
Myriam, en tanto, ejerce la prostitución y a pesar del rechazo de su familia es la encargada de trabajar y llevarles dinero. Con una expresa necesidad de amor reconoce que, aunque sea con falsedad, ella quiere ser abrazada. Ninguna de las tres se muestra víctima. Las tres, con sus objetivos materiales y laborales puestos en diferentes puntos, no se quejan de sus vidas ni se apañan en la discriminación o citan la mala fortuna.
Por el contrario muestran una entereza y dignidad que las pone, en todo momento, un escalón por encima del resto. Tanto de los policías libidinosos, como de los padres reaccionarios o los amantes que no se animan a oficializar sus relaciones.
“Hasta 2007 acumulamos diferentes experiencias y entrevistas en video, algunas de las cuales fueron desgrabadas y el contenido traspolado a la pantalla con la mayor exactitud posible, como lo fueron los diálogos de Claudia con la directora y con la madre belicosa”, señaló Campusano.
—¿Tu nuevo largometraje es una película que habla de la dignidad y del respeto hacia uno mismo?
—Sí, y es justamente por eso, por permitir un acercamiento en un ámbito donde el tema de la dignidad y el respeto hacia el propio ser se pone en jaque con suma frecuencia, generalmente a consecuencia de los prejuicios y la ignorancia, que en definitiva son términos que se asemejan bastante.
—Abordás la vida de los transexuales, pero no desde el lugar de víctimas, ¿Por qué decidiste ese punto de vista?
—Porque es el punto de vista con el que me identifico y, además, conociendo detalles de la vida de las protagonistas, signados obviamente estos por su convicciones, fuerza e inteligencia, es la perspectiva que a mi juicio más empatiza con la verdadera existencia.
—En el caso de Claudia, son los adultos los que la discriminan, no los alumnos. ¿Hasta qué punto somos los adultos los que llenamos de prejuicios a los chicos?
—Coincido plenamente, a pesar de que nadie puede desconocer hoy el flagelo del bullying y las verdaderas carnicerías y traumas que su práctica ha generado en niños y jóvenes en los ámbitos educativos, entendiendo por ello que suele haber una latente crueldad intrínseca al humano, a mi juicio una gran cuota de intolerancia se impregna desde los adultos, desde los hogares y a través de los medios.
—Todo el tiempo amenazan con ir al Inadi ante hechos de discriminación. ¿Creés que vivimos con un Estado presente en esto y que defiende los derechos de las minorías?
—Ese factor del Inadi fue sumamente conversado, ya que en los hechos reales que narra el filme sí se lo tuvo en cuenta como factor de presión y las respuestas de la patronal son idénticas a las de la realidad. De mi parte creo que la efectividad de ese tipo de asistencias es siempre relativa y varía según quién la reclama.
El cine que muestra lo que otros ocultan (Por Pedro Squillaci)
Campusano es uno de los directores más lúcidos del cine argentino. La puesta en valor de sus películas es desde la mirada hacia los desclasados, los marginales, las minorías sexuales y todos los que son invisibles o rechazados por gran parte de la sociedad. Muchas de las críticas hacia su cine fueron por utilizar actores no profesionales, porque no privilegia las cuestiones técnicas o siempre está al límite con escenas demasiado jugadas. Lo paradójico es que todos estos motivos de supuesta crítica son la piedra basal de su carrera cinematográfica, su marca en el orillo. Es lo que lo diferencia por poner el foco donde otros no ven y tener una mirada personal, aunque a veces raye con el trazo grueso. Campusano arriesga y sabe que los amantes del cine comercial no se van a sentar a mirar una de sus películas. Bienvenido el riesgo de José Celestino Campusano.