“Den voz al sufrimiento inaudito de los enfermos que quedan solos, sin apoyo económico y moral, expuestos fácilmente a la desesperación y la pérdida de la fe. Aceptemos el grito del que sufre y hagamos que sea escuchado”, fue el llamamiento que hizo este jueves el papa Francisco a los representantes del Sector Médico de la Pastoral de la Salud de la diócesis de Roma, a los que recibió en audiencia.
El Papa pidió escuchar el grito de dolor de los enfermos
Francisco comenzó recordando que estamos en el contexto de la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra el 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes. Luego dijo que este año, en el ámbito del camino sinodal, el lema -tomado del Evangelio de san Lucas- es: "Cuiden de él". Estas son las palabras que el buen samaritano dirige al posadero, a quien le encomienda al herido que rescató. Tras explicar que tanto el agredido como el samaritano llevan heridas -el primero por violencia y el segundo por desprecio, al ser un extranjero indeseable-, destacó el Papa: “Aun así se ocupó de él, gracias a la sensibilidad de los que sufren por los que sufren”.
Y, dirigiéndose a los presentes, dijo: “Su obra, queridos amigos, nació gracias a esta dinámica: haber sabido transformar la experiencia del sufrimiento en proximidad al dolor de los demás”.
El Papa destacó luego, “a la luz de la Palabra de Dios”, tres actitudes importantes de este camino: primero, estar cerca de los que sufren; segundo, dar voz a un dolor inaudito; tercero, convertirse en levadura de caridad.
“Recordemos ante todo” -dijo el pontífice- “cuán importante es estar cerca de los que sufren, ofreciendo escucha, amor y acogida. Pero, para ello, debemos aprender a ver, en el dolor de nuestro hermano, un 'signo de precedencia', que en el fondo de nuestro corazón nos obliga a detenernos y no nos permite avanzar”.
El pontífice continuó explicando que “esta es una sensibilidad que crece cuanto más nos permitimos implicarnos en el encuentro con los que sufren”.
“Es importante -reiteró el pontífice- dar voz al sufrimiento inaudito de los enfermos que se quedan solos, sin apoyo económico y moral, expuestos fácilmente a la desesperación y a la pérdida de la fe, como les puede pasar a quienes padecen fibromialgia y dolor crónico”. “Aceptemos el grito de los que sufren y hagámoslo escuchar”, añadió.
Levadura de caridad
Al hablar de la tercera actitud, convertirse en levadura de caridad, Francisco dijo que puede significar “hacer redes”. ¿De qué manera?: “Simplemente, compartiendo un estilo de gratuidad y reciprocidad, porque todos tenemos necesidad y todos podemos dar y recibir algo, aunque sea una sonrisa. Y esto hace crecer a nuestro alrededor una 'red' que no atrapa sino que libera, una red hecha de manos que se dan la mano, brazos que trabajan juntos, corazones que se unen en la oración y la compasión".
“Formar una red es trabajar juntos como miembros de un solo cuerpo. El sufrimiento de uno se convierte en el sufrimiento de todos, y la contribución de cada uno es recibida por todos como una bendición”.
Concluyendo, Francisco se dirigió en particular a los enfermos: “Fue su sufrimiento, vivido con fe, lo que nos reunió hoy para compartir este momento importante. En la fragilidad, están cerca del corazón de Dios. Por eso, pido su oración, para que aumente entre nosotros nuestra cercanía a los que sufren y nuestro compromiso concreto de caridad, y que ningún grito de dolor quede sin ser escuchado”.