No debe haber mayor vergüenza para un político que el ser reconocido como un oportunista. El oportunista es el que se olvida de los principios, el que abandona las banderas que lo llevaron a determinado lugar, el que en la primera de cambio decide favorecer sus propios intereses. El oportunista es el que se para con su discurso en las trincheras de lo popular y nacional, o en el "sí se puede", pero en los actos vota en contra de los jubilados. La Cámara de Senadores aprobó en estos días y por amplio margen los proyectos de ley de una reforma previsional que fueron acordados en su momento entre 23 gobernadores de provincias y el Poder Ejecutivo Nacional.
En palabras simples, buscan modificar la fórmula de actualización de las jubilaciones. El nuevo método se ejecutará desde marzo y de manera trimestral sobre la base de una fórmula que integra la variación de la inflación (en un 70%) y el índice que mide la remuneración promedio de los trabajadores estables (en un 30%).
Los laburantes podrán optar por seguir activos cinco años más (65 para las mujeres y 70 para los hombres), pero las empresas dejarán de hacer aportes en ese período: así se garantizará el 82% móvil a quienes cobren la mínima y hayan realizado 30 años de aportes. Esa opción parece más un chantaje. Más allá del palabrerío, en estos días se supo que aquello que se le quitará a los jubilados, le permitirá a la Anses desembolsar unos 100.000 millones de pesos con los que el Estado nacional pagará intereses y deudas que siempre favorecen a unos pocos.
Los jubilados cobran de mínima en la actualidad menos de 7.500 pesos. No hay alquiler posible de afrontar, pagar remedios, ni hablar de hacer un regalo, ir al cine, comprar ropa, viajar de vacaciones. Los senadores entrerrianos del Frente Para la Victoria Pedro Guillermo Ángel Guastavino y Sigrid Elisabeth Kunath, junto a su nuevo amigo político de bancada Alfredo Luis De Ángeli de Cambiemos, votaron a favor de este recorte. En la política y con certezas para estas cosas tampoco hay justificación: nadie puede decir "voté esto porque me lo pidieron", "estamos atados de manos", "de no hacerlo ahogan la provincia" o cualquier otra argumentación: se es lo que se hace y no lo que se dice ser.
El proyecto aprobado por 43 votos positivos, 23 negativos y tres abstenciones fue girado a la Cámara de Diputados. Habrá que ver ahora qué hacen los entrerrianos en el recinto. ¿Cumplirán con lo que dicen ser, con lo que prometieron, con sus discursos de campaña, con sus posteos de Facebook, o van a ser iguales a los senadores? Para la respuesta, habrá que esperar. Mientras, le pese a quien le pese, dicen en los pasillos de los centros de jubilados de la provincia y del país, que vuelven a resonar algunos nombres como el de Norma Plá.