Las primarias del domingo dejaron un sinnúmero de planteos para las estrategias futuras de ganadores y perdedores. El triunfo de Cambiemos en Concepción del Uruguay, un bastión del PJ desde hace exactamente 30 años, es un ejemplo claro de la lenta desaparición de una estrategia monolítica que imperaba dentro del peronismo de toda la provincia y que se afirmaba en una amplitud para sumar gente muchas veces cuestionada, y en una verticalidad constante en las directivas que comandaban la marcha de la gestión de gobierno y las campañas electorales en cada "territorio", como al peronismo le gusta llamar a sus departamentos o municipios.
La concepción peronista de Cambiemos
15 de agosto 2017 · 09:01hs
La ausencia de una oposición fuerte durante muchos años, hizo que aquella rienda corta que permitía el seguimiento constante de las necesidades de la gente, las recorridas barriales para mantener viva aquella mítica llama que al parecer solo el peronismo podía infundir, se fue aflojando, y con esa laxitud se fue dejando que todo lo resolvieran desde estratos más altos del partido. Todo se fue volviendo más cómodo, y dirigentes y militantes comenzaron a "engordar".
Fiel a esa realidad que se fue acentuando con los años, la aparición de Cambiemos fue subestimada y los recaudos que debían tomarse para mantener "los territorios" no se tomaron. O lo que es peor, muchos hicieron como que militaban, se rasgaron las vestiduras sobre la importancia de "no perder la calle", pero solo corrieron para no llegar. Cambiemos, por su parte, adoptó una de las viejas estrategias peronistas. Juntarse. No importaba de dónde venían. Todos adentro. Aquel proverbio que afirmaba que no importaban los partidos, "al final somos todos peronistas", se transformó en la guía para Cambiemos. Despacio, armando, y con una verticalidad casi peronista a la hora definir estrategias.
Y lo siguen haciendo. Jorge Satto, referente uruguayense del PRO, hoy delegado argentino en la CARU, y uno de los primeros militantes de Macri en la provincia, lo confirmó en la noche del domingo, con el escrutinio aún en marcha. "Este triunfo nos compromete a abrir más los brazos para sumar a todos quienes quieran ser parte del cambio", señaló, y cuando todos pensaban que se dirigía a las dos listas perdedoras de la interna de su partido, el dirigente agregó: "Estamos para recibir a todas las fuerzas políticas que quieran incorporarse para fortalecer este rumbo que sigue sumando apoyos de la gente". Cambiemos no afloja ya no es un slogan de campaña, y estos resultados electorales envalentonan e insuflan vocación de poder a su gente.
El peronismo militante resultó ganador tantas veces que se creyó que podría enfrentar cualquier elección a control remoto. Son las desventajas de engordar la tropa. Se pensó también que podría prescindir de cualquiera que no se ajustara a sus estrategias. ¿Será este el tiempo de un verdadero llamado a la unidad? ¿O serán necesarios algunos otros porrazos electorales? Con los resultados del domingo a la vista, todos los análisis son válidos, sin embargo, lo que no se puede contrastar con nada son las cifras. El peronismo buscará revertirlas. No será tarea fácil, sencillamente porque Cambiemos está decidido a lograr una mayor amplitud en su triunfo.