Luciana Actis/ De la Redacción de UNO
Una jornada de testimonios claves en la Causa Harguindeguy
Valiosos testimonios signaron la audiencia de hoy en la Causa Harguindeguy. En el tercer tramo del proceso -denominado Área Gualeguaychú- se investigan delitos de lesa humanidad, cometidos durante la última dictadura cívico militar en esa ciudad. Hoy declararon cuatro testigos que brindaron importantes datos en torno a la desaparición de la militante social, Norma Noni González.
Los imputados en esta etapa por los hechos son el ministro del Interior de facto, Albano Harguindeguy; el entonces jefe del Regimiento de Gualeguaychú, Juan Miguel Valentino; el exteniente coronel del Ejército, Santiago Kelly del Moral; y los expolicías de la provincia, Marcelo Pérez y Juan Carlos Mondragón.
El primero en declarar ante el Tribunal Oral Federal fue el expolicía, Hipólito Irigoytia quien, al momento de la desaparición de González, se desempeñaba como oficial sumariante en la Jefatura de Policía de Gualeguaychú.
Fue él quien labró el acta en la que la familia de la joven dejaba constancia de su secuestro y desaparición. Con una aparente dificultad para responder a las preguntas de la fiscalía, señaló que Noni fue secuestrada por personas desconocidas en el supermercado donde trabajaba. Admitió que había testigos, compañeros de trabajo, que “la vieron conversando con personas desconocidas vestidas de civil” y que luego fue “sacada a la fuerza” y trasladada en un Flacon verde, aunque este último dato no coincidiría con lo dicho por uno de los hermanos González, quien dijo que a la joven la llevaron en un Fiat 125 o 128, amarillo opaco.
Consultado acerca de quién ordenó que se labre el acta sobre el secuestro, respondió que lo hizo por orden del Jefe Departamental, pero alegó no recordar el nombre. Cabe señalar que en ese período, el imputado Marcelo Pérez se desempeñaba frente a la Jefatura de Policía, pero el testigo dijo no recordarlo. Asimismo, declaró que nunca vio a presos políticos en esa repartición policial.
Además, especificó que las actas se derivaban a la Dirección de Investigaciones de la Policía. Y señaló que la Policía y el Ejército hacían operativos en conjunto, bajo la orden de éste último. “Yo participé de 4 o 5 allanamientos”, dijo y aclaró que nunca detuvieron a nadie, porque no se encontraban en los domicilios. Según su testimonio, no se realizaban mediante orden judicial, sino de autoridades castrenses.
“Ellos (por el Ejército) decían a qué casas allanar y a quiénes detener”, manifestó y añadió que la Policía se encargaba de buscar armas, mientras que los militares requisaban “los libros y la propaganda” que había en el domicilio.
Consultado por la Fiscalía, admitió que el Jefe de la Departamental, y el Jefe del Regimiento -el imputado Miguel Valentino-, mantenían reuniones constantemente en el despacho de la Jefatura. En este sentido, dijo que el Servicio de Inteligencia del Ejército les realizaba “seguimientos” a los militantes políticos. Por último, señaló que “el público comentaba que a González la había secuestrado el Ejército”.
La palabra de los hermanos
José Luis González fue el primero de los hermanos en brindar su testimonio sobre el secuestro de Norma, ocurrido el mediodía del 12 de agosto de 1976. “La vi cuando la secuestraban. Tenía que hacer unas compras en el Supermercado El Picaflor, donde trabajaba ella. Cuando iba para la caja, veo que el dueño venía a hablar conmigo y me dijo que se habían llevado a Noni. Salgo, y me cruzo a la administración del super. Allí las veo a dos compañeras de trabajo de ella y al auto en que se la llevaban”, comenzó a relatar, pero lo interrumpió la emoción.
Al continuar su relato, señaló que fue hasta el negocio de su madre, que en ese momento era atendido por su hermana menor, para decirle lo que había pasado con Norma, y decidieron llamar a su hermano Pedro, que trabajaba en la Aduana. Junto a él, se dirigieron a hablar con su abogado, de apellido Simón, y luego intentaron radicar la denuncia en la Jefatura de Policía, pero no quisieron tomarles la declaración, aunque más tarde les aceptarían labrar un acta.
Horas después, ya entrada la tarde, fueron a su casa y le comunicaron a su madre, Mireya, que Noni había sido secuestrada. “Ella estaba en cama, la estaban por operar de vesícula. Ahí mismo saltó y se puso a cargo de todo. Primero fuimos al Regimiento de Gualeguaychú, al día siguiente fuiemos al Servicio de Inteligencia del Ejército de Concepción del Uruguay, y al otro, al de Paraná. Nunca tuvimos respuestas”, expresó.
Voviendo a su relato inicial, especificó que vio que se llevaban a Noni en un Fiat 125 o un 128. Consultado por la Fiscalía, recordó que su hermana había sido detenida con anterioridad al golpe de Estado, y que con su madre fueron a buscarla a la Policía Federal de Concepción del Uruguay, pero no pudo recordar en qué circunstancias fue apresada. “Como ya la habían detenido, pensé que esta vez sería lo mismo, no me imaginé lo que iba a pasar”, aclaró y señaló que su hermana era una comprometida militante social de Acción Católica y de la Juventud Peronista.
Con respecto a la reunión que su madre mantuvo con Valentino en el Regimiento, donde él también estuvo presente, José Luis declaró que el Jefe del Ejército de Gualeguaychú les dijo que a Norma no se la había llevado personal militar.
Más adelante, señaló que a mediados de 1977, luego que en un diario nacional publicara una nómina de “subversivos” detenidos en Entre Ríos -entre los que figuraba Norma-, su madre logró conseguir una audiencia con el entonces Ministro del Interior de facto, Albano Harguindeguy. José Luis la acompañó a esa reunión, y dijo que la entrevista fue breve. “Mi madre le preguntó si tenía alguna novedad de la detención de Noni, y él le respondió que no, que nos podíamos retirar. Así que mi madre insistió: 'Pero Ministro, quiero que entienda mi situación', a lo que el le respondió ya casi con ira, 'Señora, para que le quede claro, si en este momento están deteniendo a un familiar mío, ni yo lo sé'”.
Al concluir la declaración de José Luis, fue el turno de su hermano mayor, Pedro Tomás González, quien comenzó su testimonio relatando las vicisitudes que tuvieron que atravesar a la hora de radicar la denuncia de la desaparición de Norma.
En la Jefatura, no quisieron tomarle la denuncia porque “era un procedimiento que le correspondía al Subjefe”. Por esto, se dirigieron a hablar con el abogado, quien les dijo que deberían presentar un hábeas corpus. De todas maneras, regresó a la Jefatura e intentó radicar la denuncia nuevamente, pero tampoco quisieron tomarla. Horas más tarde, hizo un nuevo intento, y labraron un acta con lo expuesto por Pedro, pero no tenía carácter de denuncia.
Además, señaló que acompañó a su madre al Regimiento de Gualeguaychú, donde fueron recibidos por Valentino y el capitán Gustavo Martínez Zuviría, quienes les dijeron “quédense tranquiloss, vamos a investigar”, pero nunca más recibieron novedades.
El testigo señaló que tiempo después, estando en Buenos Aires, se encontró con Valentino en el ascensor del edificio de la entonces Comisión de Asesoramiento Legislativo. “Me saludó: 'Tito, ¿qué sabés de Noni?', a lo que le respondí 'Mayor, si usted no sabe, qué voy a saber yo'. Entonces me dice 'te repito lo que ya les dije a vos y a tu madre en Gualeguaychú: a Noni me la robaron en Rosario'”.
En su relato, también comprometió al imputado Kelly Del Moral, al señalar que fue él quien estuvo a cargo de un allanamiento realizado en su domicilio la tarde del 24 de marzo de 1976, poco antes de la detención de su hermana. “Fue una cosa terrible, vivíamos en una chacra, y entraron cortando los alambres de los cercos. Revolvieron todo, eran unos 25 o 30 militares uniformados”, dijo. Y añadió que ese día el Ejército detuvo a varios sindicalistas, y también a los abogados Enrique Zapata y Héctor Rodríguez.
Más adelante, señaló que a mediados del 77', el diario La Razón publicó que su hermana y Oscar Dezorzi -también desaparecido en Gualeguaychú- estaban involucrados en el asesinato de Cáceres Monies y que se encontraban prófugos, “pero para esa época, ya estaban desaparecidos”.
Al finalizar su testimonio, Pedro se dio vuelta hacia el banquillo de acusados y se dirigió a uno de los imputados: “Valentino tiene la oportunidad de decir dónde está el cuerpo de Noni. Que lo haga, así va a poder mirar a sus hijos a los ojos”
El último testigo
Finalmente, declaró el juez Correccional de Gualeguaychú, Benito Agustín Siboldi, quien dijo haber sido quien labró los oficios de hábeas corpus tras el secuestro y desaparición de Norma González. “Todos los oficios siempre dieron negativo. También hice gestiones ante el Jefe de Policía, pero no huno resultados”, señaló
Además, señaló que se mantuvo en su cargo como Juez Correccional de Gualeguaychú, desde que fue designado por el gobernador Cresto. Dijo que desde su puesto poco pudo hacer por los presos políticos porque “no era competente en esos casos” y porque “a la justicia no le daban ninguna participación en nada”.
Las audiencias se reanudarán el miércoles 29, a las 11.30, cuando Raúl Rodera -exdetenido político y antiguo novio de Noni González- brinde su testimonio vía videoconferencia desde Madrid.