Las carencias y precariedades históricas en materia de desagües en la ciudad, productos de un crecimiento sin planificación urbana, ponen en vilo a la comunidad ante cada evento meteorológico importante.
Un fenómeno con pocos antecedentes
Y un fenómeno inusual, extraordinario, como el vivido ayer, desnuda nuevamente esas deficiencias, que no solo se saldan con gigantescas obras de infraestructura, sino con un más acertado diseño de ciudad que ponga límites a las construcciones y respete los arroyos y espacios verdes, y mayor conciencia ambiental social.
Con la intensidad del temporal y la extensión a lo largo de más de 12 horas, y un acumulado de casi 200 milímetros, hay pocos antecedentes en los últimos años.
Uno de los fenómenos de abundante agua caída en la capital provincial que se recuerda se produjo en marzo de 2007. Sin embargo, esa ocasión tuvo como particularidad que las lluvias se abatieron durante varios días, coincidente con una altura del río Paraná en niveles de evacuación, lo que aportaba el drama de quienes viven a la vera de los distintos cursos de agua que atraviesan el casco urbano. Hubo desmoronamientos de calzadas en avenida Blas Parera, y distintos inconvenientes a lo largo de los distintos tramos de arroyos.
Pero los temporales cada vez generan más inconvenientes también en otros sectores de la provincia.
Vale recordar que en los últimos años, las lluvias castigaron en repetidas ocasiones al norte entrerriano, ocasionando desbordes de arroyos.
En 2018 y en 2016 se vivieron con dramatismo diferentes inconvenientes en Feliciano y en La Paz, con miles de evacuados y personas aisladas incluso para recibir ayuda social.
La repitencia de estos fenómenos con cada vez más dramáticas incidencias advierte, obliga y exige la necesidad de planificar adecuadas medidas de prevención y contingencia.











