Una pareja de la ciudad de Gualeguay no se da por vencida en su búsqueda por tener un hijo. Se le presentaron ciertas dificultades, como la imposibilidad de concebir en forma natural, entonces recurrieron a tratamientos de fertilidad asistida. Ni la complejidad del método elegido bastó para garantizar un buen resultado: toda la desazón de ese doloroso momento se transformó en resiliencia para seguir adelante con el proyecto familiar. Paola y Esteban, casados desde hace cinco años, tuvieron que aceptar que el camino de la adopción era lo más cercano a poder ser padres. "El intento del tratamiento de inseminación artificial no había dado frutos, que era supuestamente el más sofisticado. Entonces decidimos inclinarnos por la adopción", afirmó Esteban al compartir su historia con UNO.
Transitar la adopción, una prueba de amor que asumen cientos de familias
Hasta febrero el Registro de Adoptantes de Entre Ríos tenía 372 legajos en trámite. La historia de una pareja que reclama que el proceso sea más ágil
22 de abril 2019 · 07:03hs
La primera entrevista se realizó en el Juzgado de Familia de Gualeguay, después debieron concurrir a un taller informativo en Villaguay y en la siguiente etapa comenzaron las entrevistas en cámara Gesell en Gualeguaychú.
Luego de completar todas las etapas previas, la pareja logró la admisión en agosto de 2018 y actualmente integran la lista de espera del Ruaer. En su perfil adoptivo la pareja indicó que estaba en condiciones de adoptar dos menores, con un rango de edad que va desde los 45 días a los 6 años, con opción a 7 años. "Es decir que abarcamos dos perfiles, para tener un poco más de posibilidades. Cada 15 o 20 días llamamos preguntando si hay alguna novedad. Nos atienden y nos dicen que estamos admitidos, y que lo único que tenemos que hacer es esperar, que no hay otra novedad por el momento", explicó sin ocultar que la ansiedad es casi imposible de manejar.
Si bien en esta búsqueda supieron que debían ejercitar la paciencia, todavía recuerdan que en la entrevista donde fueron notificados de la admisión se les transmitió tranquilidad. "Nunca nos dieron un tiempo, no es que nos dijeron en dos meses los llamamos. Pero cuando recibimos la admisión nos dijeron que todo había sido muy rápido, que el perfil era muy amplio, que seguro iba a ser casi enseguida", enfatizó Paola.
La pareja aseguró que viven el día a día esperando el llamado para iniciar el camino de la vinculación, pero sin descuidar su vida cotidiana que se reparte entre el trabajo, su relación y los afectos. "Estamos ansiosos, pero tratando de estar bien para cuando llegue el momento de la vinculación con los chicos. No estamos depresivos, ni nada de eso, pero estamos muy ansiosos y con muchas ganas de ser papás. No podemos proyectar a largo plazo; no podemos proyectar un viaje, por ejemplo; para las vacaciones no podemos proyectar ampliar la casa porque no sabemos si nos van a llamar. Estamos pendientes del llamado del juez, porque a partir de ahora es el encargado", ilustró la mujer.
Desde su punto de vista la falta de celeridad en el proceso se explica en la decisión del Estado de agotar todas las instancias para que el chico se mantenga en el seno de su familia biológica. "Conozco a chicos que están desde los 8 meses hasta los 8 años en los hogares. La Justicia agota todas las instancias, entonces es ahí donde debería agilizarse la cuestión. Nosotros elegimos un perfil de hasta 6 años, con opción a 7 años, pero cuando el chico tenga 8 o 9 años ya no nos van a llamar. Me parece perfecto que el derecho a la identidad se priorice, pero también debe contemplarse el derecho a una vida digna, a una familia, a un hogar. También es importante", manifestó.
Garantizar los derechos
Los estados nacional y provincial, a partir de la sanción de La ley nacional de Adopción N° 24.779 y la adhesión a esa normativa que Entre Ríos plasmó a través de la Ley Nº 9.985, construyó un andamiaje legal para poder pensar la adopción "desde el lado del niño y no desde el lado del adulto. Los tiempos no son iguales para todos, porque la estructura estatal está pensada en función de poder dar respuesta a la situación de los niños que tienen declarada la situación de adoptabilidad", explicó la secretaria del Ruaer, María Silvana Spais.
De acuerdo a datos estadísticos de febrero de 2019, el Ruaer tiene en trámite 372 legajos de parejas o personas que pretender adoptar. De ese universo, el 83,33% tiene disponibilidad para niños y niñas de hasta 3 años; el 36,55% para niños y niñas de hasta 6 años; el 23,11% para niños y niñas de hasta 7 años y el 6,45% para niños y niñas de 10 años o más (estos porcentajes se denominan inclusivos, dado que una familia o persona puede estar inscripta en diferentes grupos de edades de niños para adopción).
Según el mismo relevamiento, el organismo registró "113 niños, niñas y adolescentes con declaración de adoptabilidad. Entre ellos hay 30 grupos de hermanos y hermanas, los cuales abarcan rangos de edad que van desde los 2 a los 7 años. También dentro de este mismo grupo hay 28 niños, niñas y adolescentes que tienen alguna patología de salud compleja o discapacidad". En el informe al que accedió UNO se indicó que de ese total, "67 son niños y niñas de hasta 12 años y 41 son adolescentes que tienen 13 años o más".
Otro dato que surge es que en la actualidad se está buscando familia "para 72 niños, niñas y adolescentes, ya que para los demás se han remitido legajos a estudio del Juzgado o se encuentran en proceso de vinculación". Desde la creación del Ruaer se registraron 456 niños, niñas y adolescentes en guarda con fines adoptivos.
La funcionaria precisó que cuando los aspirantes comienzan con los trámites, el Estado se inclina por darle prioridad a aquellos con "un perfil adoptivo amplio, es decir que puedan adoptar a un grupo numeroso de hermanos, que aceptarían a niños de 6 años o más o niños con alguna discapacidad o patología de salud. Esos legajos, familias o postulantes, tienen prioridad para ser evaluados. Es decir que tenemos un mayor atraso para evaluar a aquellos postulantes que tienen un perfil adoptivo muy acotado. Lo que no implica para ellos pérdida de posibilidades, porque esos niños no están con declaración de adoptabilidad. No es que al no ser evaluados ellos están perdiendo oportunidades de ser padres adoptivos".
Spais comparó el tiempo que demandó resolver la solicitud para adoptar a dos hermanitos de 1 y 3 años, y otro caso que involucró a una familia que se inscribió a principios de 2018 con una disponibilidad adoptiva amplia.
"Esas familias han sido evaluadas años atrás y han tenido que atravesar procesos de reevaluación para ver si actualmente tienen las mismas condiciones. Son legajos de fines de 2012 y principios de 2013, porque son situaciones que no son muy comunes. Alguien que pretende adoptar a niños de estas edades tiene este tiempo de espera", apuntó. Mientras que en relación a la segunda situación mencionó que los postulantes transitaron "el proceso de evaluación y comenzaron el proceso de vinculación en un período de ocho meses. Porque esos niños están esperando por una familia. El proceso adoptivo es más complejo que decir 'tengo una cama o le compré la tele".












