“Cinco minutos de explicación y usted está listo para jugar”. Esta es una de las frases que figura en un folleto donde se explica lo que es el tchoukball. Este deporte, que nació en Suiza en la década del 70, fue ganando espacio en diferentes puntos del mundo con el correr de los años y a comienzos de 2000 llegó a nuestro país de la mano de un entrerriano. Se trata de Miguel Pérez, quien descubrió la disciplina por casualidad y la tomó con pasión, para darle a sus alumnos una alternativa a las actividades tradicionales.
Tchoukball: Una semilla que se plantó hace 20 años
“En un congreso de Educación Física que se hizo en Foz de Iguazú, Brasil, me encontré con el tchoukball. Fui a conocer otros deportes, pero este me atrapó. Después fui a otro congreso también en Brasil y me traje un montón de folletos, pero que estaban en portugués. Me interioricé de qué se trataba y lo llevé a la escuela donde daba clases. Puse dos tableros de básquet en el piso como si fueran los cuadros de rebotes y jugamos con una pelota de vóley. Con un tablero en cada punta de la cancha, los chicos jugaron y se recoparon. ‘Profe vamos jugar todo el año’ me dijeron”, explicó Miguel en diálogo con Ovación sobre los comienzos del “chukbol” en Concordia.
“Es un deporte donde no se nota la diferencia física y eso entusiasma. No tiene contacto físico y es muy dinámico, porque solamente podés hacer tres pasos para avanzar, tenés que hacer tres pases antes de lanzar y solamente podés tener la pelota tres segundos en la mano. Se juega siete contra siete en la modalidad indoor (bajo techo). Es divertido, táctico y muy intenso porque se juegan tres tiempos, y tiene una filosofía, que es el del juego limpio. Al no haber contacto es difícil que un jugador se lesione”, agregó quien en la actualidad es presidente de la Federación Entrerriana y vice de la Asociación Argentina de esta disciplina
Esos fueron los primeros pasos, mientras que unos años después realizó un curso para alrededor de 80 profesores que asistieron a la Capital del citrus. “Quería ver si prendía la semillita y de a poco prendió. Ya en 2005 vino una delegación de Brasil a jugar. Armé dos equipos masculinos y dos femeninos. Después la Federación Internacional me eligió como único representante en la Argentina para desarrollar tchoukball, ya sea en talleres, cursos y capacitaciones. En 2010 fuimos a San Pablo, donde ya se agregó Uruguay, mientras que dos años después se hizo el primer Panamericano en ese país donde participamos con todas las categorías. Hace dos años el Panamericano se hizo en Concordia y este año se hacía en Brasil pero se suspendió por el coronavirus”, manifestó.
El concordiense también es entrenador del seleccionado Femenino, que 2010 y en la modalidad beach (arena) logró el cuarto puesto en el Mundial de Taiwán. “Todavía lo recuerdo, perdimos por un punto 33-32 contra Corea en el partido por el tercer puesto. El año pasado, en el Mundial indoor en Malasia quedamos en el 10° puesto. Fue difícil, pero igual estamos en un nivel bastante bueno. Nos falta hacerlo más federal al deporte porque el 70 u 80 por ciento de la gente que lo juega es de Concordia. Falta un poco más de difusión, pero en esto tenemos un poco de culpa nosotros. El Profe, en su clase da el deporte que a él le gusta y hay muchos deportes alternativos. Hay 80 en total y eso lo tratamos en todos los cursos que se están haciendo”, sostuvo
En la provincia. La Liga de tchoukball que se juega en Entre Ríos tiene en la actualidad ocho equipos: Salto Grande de Concordia, Vélez Sársfield de Chajarí, Mocoretá de Corrientes, Independiente de Villa del Rosario, Ferro de Federal, 9 de Julio de Colonia Ayuí, Salud Pública (Salucho) y Barrio Sud, ambos de Villaguay. La particularidad es que el torneo se juega de forma mixta.
“De siete jugadores en cancha, tiene que haber tres mujeres sí o sí. Le damos mucha participación en el juego y lo hacen más competitivo”, sostuvo Miguel. En octubre se debía jugar la Copa Challenger en Villaguay en honor a Santa Rosa de Lima, la patrona de esa ciudad, pero por la pandemia del coronavirus es un hecho que se suspenderá. En este sentido, el profesor señaló que están sufriendo mucho el parate por el Covid-19.
“Veníamos con un envión importante. Al principio de todo esto hicimos algo virtual para tenerlos entusiasmados, pero no es lo mismo porque los chicos quieren tener actividad”, sostuvo. “Solamente el club Vélez en Chajarí está habilitado para trabajar, pero únicamente en la parte física y algunos movimientos. Con todos los protocolos. No es lo mismo, pero es un comienzo. Hicimos reuniones con todos los equipos, hemos dado charlas de manera virtual para seguir en contacto y ver de qué forma podemos hacer crecer a este deporte”, agregó.
Detalles. El tchoukball es una mezcla de vóley, de pelota vasca y de básquet. En cada punta de la cancha hay un tablero con una red inclinado a 55 grados y un área de tres metros. El objetivo es tirar la pelota para que rebote en la red y que salga afuera de esa área. Si alcanza a tocar el piso sin que la tome la defensa es un punto a favor. Se pueden hacer puntos en las dos áreas, pero un equipo no puede hacer dos seguidos, salvo que se produzca una falta (si se le cae a un jugador por ejemplo). No se pueden hacer más de tres pasos y no se puede picar la pelota. Un punto en contra se produce cuando la pelota no pega en el tablero o pega y sale de la cancha.