Cordial, carismática y apasionada, la profesora Valeria Fontana charló con Diario UNO para difundir las bondades de la danza árabe y también informar sobre el presente de la Academia de Danzas Árabes Farhat -del Club Atlético Sarmiento de Crespo- y de su grupo juvenil que fue premiado con la clasificación al mundial de Cancún, en junio próximo.
Valeria Fontana y la difusión de la danza árabe
“En 2019 logramos la clasificación al campeonato mundial que se va a desarrollar en México. Pasamos por todas las etapas. Hicimos regionales, latinoamericanos y la clasificación final. Las ocho chicas que clasificaron son Melanie Spretz, Alejandra Rivero, Maira Goette, Denise Kloster, Jennifer Orrego, Ingrid Kranevitter, Giuliana Alem Gareis y Sofía Bernhardt”, comenzó enumerando.
—¿Qué necesitan para viajar?
—Las chicas están haciendo muchísimas cosas. Nos tocó el tema del cambio económico que nos complicó. Nosotras habíamos señado el viaje antes del 10 de diciembre y después nos encontramos con el tema del dólar. Así que se están haciendo rifas, ventas de pollo, venta de lo que busquemos, organizamos festivales de danza para marzo, abril y pedimos colaboración por todos lados. Lo que sea, nos sirve. Somos las únicas representantes de Entre Ríos y Argentina en nuestra categoría, danza árabe juvenil sin elementos. Así que la vamos remando. Hacemos todo a pulmón.
—¿Cuántas chicas forman parte de la academia y de qué edades?
—En la academia tengo 30 chicas de Crespo, Diamante, Ramírez, Strobel. Y tengo alumnas que vienen una vez por semana desde Santa Fe -donde están residiendo porque cursan la facultad. Las edades rondan entre los 15 a los 20 años. En el grupo Juvenil son 12 bailarinas pero a la primera clasificación que se hizo en Santa Fe viajaron ocho y después no se pudo agregar gente. Hicimos Córdoba que fue en noviembre y ahí logramos la clasificación mundial. Las chicas que viajan son de Crespo y las veo una vez por semana, cuando todas las academias trabajan mucho más. Tienene más ensayos, otros tipos de danza, toman más fuerza con danza contemporánea, clases de teatro y nosotros no lo podemos hacer por un tema económico.
—¿Por qué Farhat?
—Farhat significa alegría. Y para mi la danza es eso. La danza árabe se baila para festejar. Se baila para un bautismo, para un casamiento. Me gusta transmitir eso, alegría pura. Nosotras pertenecemos al club Sarmiento de Crespo, que nos presta las instalaciones. Somos una disciplina más. Tenemos todo el apoyo del club. Se ensaya dos horas por semana. Y así logramos la meta que en marzo de 2019 empezamos a preparar. Es un trabajito de hormiga, es muchísimo. Se complica mucho el tema de los trajes. La gente de Rosario y Buenos Aires tiene el acceso a las telas, materiales, pedrería, mucho más económico que nosotros que al ser poquitas compramos por minoristas entonces supone más gasto.
—¿Es caro bailar árabe?
—Es la inversión del primer traje y después se va llevando. Tenemos un traje por cada baile. Las chicas hace mucho tiempo que bailan y ahora es como que hemos logrado tener un vestuario armado. Igual para lo que es mundial mis bailarinas tienen que comprar túnicas de halishi (término que refiere a la cultura y la danza de los estados del Golfo Pérsico), que es una danza que nosotros hacemos y estamos hablando hoy de unos 5.000 pesos, porque es precio dólar, son importadas.
—¿Cómo se fue dando tu relación con la danza árabe?
—Soy oriunda de Villaguay donde empecé a bailar. Yo la elegí, a mi me gustaba y siempre me llamó la atención, después me fui capacitando, me recibí en Rosario y seguí tomando clases, en la época de cuando la danza árabe no es lo que es ahora. Hoy es fácil tomar un curso, viajar, hacer las cosas. Soy del tiempo en que no había internet y conseguir un gran profesor era algo extraordinario. Pero a mi me apasiona, para mi la danza es todo.
—¿Hay prejuicio con esta danza?
—Soy muy defensora de la danza árabe porque está muy manoseada. Mucho prejuicio por lo que se ve en la tele, que justamente no es la esencia del baile. Además, se genera algo confuso con todo el tema que se cree de Medio Oriente y en realidad es una danza muy parecida al folclore nuestro, depende del país del que venís el tipo de danza que hacés, porqué te vestís así. Y toda una historia detrás.
—Se relaciona mucho con la odalisca bailando para un hombre.
—Así es. Es lo que la gente ve y lo más vistoso de la danza. Pero hay mucho más. Hay muchas variantes y muy lindas. Es difícil bailarla, hay que encontrar lo que tiene uno adentro. Se necesita mucha constancia. Lo que se ve de la odalisca es la artista que baila en los shows. Así como están los músicos, está la bailarina.
—¿Hay que tener alguna condición física especial para bailar?
—No, al contrario. La mujer rellenita es la que mejor baila, la que se luce. No se busca un estereotipo de cuerpos. Es una disciplina que ayuda a aceptarse, a la autoestima. Todas resaltan sus partes más lindas. El pelo por ejemplo, hay muchas danzas que se bailan con el cabello y por eso mis alumnas se lo dejan crecer todo el año.
—Vos tenés además la posibilidad de viajar a Egipto
—Sí, fue una sorpresa que no esperaba para nada. El jurado becó a tres profesoras para capacitarnos en Egipto en julio 2020. Para mi ya es un gran premio haberlo recibido, pero la situación económica de hoy impide hacer los dos viajes, así que no creo que pueda ir. Igual para mi haberlo logrado me llena de orgullo. Las otras profes elegidas son de Uruguay y Brasil.
—¿Cuál es el objetivo en el mundial?
—Sabemos que Brasil y México son muy buenas. El jurado evalúa música, vestuario, coreografías y nosotras vamos con la idea de mostrar el carisma escénico que las chicas tienen encima. Mostrar personalidad, confianza. Ahora estamos puliendo cosas que el jurado nos marcó y ensayamos de acá a junio. Para este 2020 el objetivo es llegar primero al mundial, después pasar las preliminares y estar el domingo en la gran final.
ValexVale
Valeria Fontana tiene 38 años y desde hace 18 años enseña a bailar. Es mamá de Joaquín de 8 años y Clarita de 4 años, a la que no le gusta bailar, según confesó entre risas.
—¿Qué puertas te abrió la danza?
—Para mi es todo, mi medio de trabajo. Me trajo de Villaguay. Conocí mucha gente, tuve oportunidades, experiencias de vida. Como por ejemplo conocer a Saida, Amir Thaleb, bailarines espectaculares. Y mi profesor, el reconocido Hakim Al Yassir, que viene de Rosario a darnos clases y a capacitarnos. Una gran satisfacción en tener alumnas recibidas que ya están dando clases.
—¿Cómo se llevan las chicas?
—Se llevan bien. Mujeres y adolescentes es un combo lindo. Cada tanto tenemos nuestras charlas. Busco juegos cooperativos, tengo amigas psicopedagogas que me pasan tips para hacer y lograr que se unan. Es fundamental la unión de grupo. Antes de cada competencia se charla sobre lo que pasó arriba, abajo y en bambalinas. También están los papás y sus expectativas, las frustraciones. Entender que son equipo, que no hay individualismos. Para todas es lo mismo. Igual con la modista, hemos probado todo, que sea conocida, desconocida, familiar. Soy de escucharlas mucho, lo que quieren, lo que les gusta. No puedo dejar conformes a todas, pero se va mediando.
—¿Por qué no enseñas en Paraná?
—Siempre me quedé en Crespo, allí fue el primer lugar donde fui a dar clases y es como un hijo. Conozco todo. También por respeto a mis colegas de Paraná nunca me interesó dar clases aquí.
—Bondades de la danza árabe.
—Es una danza que nos ayuda a aceptarnos fuera de lo que es nuestro físico. A encontrarse con uno mismo, a las mujeres nos ayudar a saber que somos increíbles, más allá del físico.
—¿Qué es el bellydance?
—El bellydance es la danza del vientre. Y es muy moderno, está todo permitido. Todo lo que tiene que ver con las fusiones, es decir, danza árabe con el tango, danza árabe con la salsa, danza árabe con el rock. Eso también llevamos a México. Porque hay que actualizarse, las chicas crecen y quieren cambios. Viene mucha música moderna. La danza folclórica te tiene que gustar mucho para que la bailes, ahora hay músicos nuevos que le ponen más ritmo. Ahí se agrega show, velos, abanicos.