El problema de la evasión fiscal y los paraísos fiscales es alarmante en América Latina, la región más desigual del planeta, según un informe del año pasado del Foro Económico Mundial que reprodujo días atrás el sitio de la BBC.
Off-shore, lógica de saqueo
La filtración de los Paradise Papers, una inmensa cantidad de documentos financieros que detallan las actividades financieras de algunas de las personas más ricas y corporaciones más poderosas del mundo, reavivó el debate sobre los centros financieros off-shore.
14 de noviembre 2017 · 11:58hs
La filtración de los Paradise Papers, una inmensa cantidad de documentos financieros que detallan las actividades financieras de algunas de las personas más ricas y corporaciones más poderosas del mundo, reavivó el debate sobre los centros financieros off-shore.
Y, de acuerdo con diversas fuentes, las enormes cantidades de dinero que se calcula circulan en sistemas financieros secretos están empobreciendo al mundo. "Gran parte de esta riqueza se mantiene en paraísos fiscales, lo que significa que una parte importante de los beneficios del crecimiento de América Latina está en manos de un pequeño número de personas muy ricas, a expensas de los pobres y la clase media", sostiene el informe.
Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), calculó que en 2014 la evasión fiscal de parte de personas y empresas en la región costó más de 190.000 millones de dólares. En resumen, el argumento es que, al ocultar su riqueza en paraísos fiscales, las personas y empresas eluden el pago de impuestos en los países donde hacen negocios y amasan su dinero. Eso, a su vez, priva a los gobiernos locales de los recursos que tanto necesitan para financiar servicios públicos como salud o educación, y proyectos de infraestructura como rutas y hospitales. De esto se desprende que los gobiernos recorten el gasto público o bien compensen aumentando los impuestos en la ciudadanía.
Los números demuestran, sin lugar a dudas, que el delito de guante blanco, el robo disfrazado de evasión, es incomparablemente superior al robo común, al del carterista y el asaltante de barrio humilde que abarrotan las cárceles de todo el país. Del informe del Foro Económico Mundial se desprende, a su vez, que los segundos son producto del accionar de los primeros.
Varios y prestigiosos economistas coinciden en que la lógica off-shore es causa de subdesarrollo y no es un asunto menor. En la actualidad, grandes empresarios líderes políticos de todo el mundo –roles que en la práctica, y para mal, no son incompatibles– siguen siendo salpicados por nuevos detalles de los escandalosos Panamá Papers. Muchos –incluyendo al Presidente de la Nación– se justifican señalando que las empresas off-shore no son delictivas en sí mismas, más allá de que la práctica no sea ética. Pero investigaciones del Banco Mundial sobre 400 casos de corrupción demuestran que un muy alto porcentaje, más del 70% de los pagos de sobornos transnacionales, fueron a través de empresas instaladas en paraísos fiscales. En la mayoría de los casos esta práctica es vía del soborno, el lavado de dinero, y la defraudación de impuestos. Una realidad que impacta directa y negativamente en la población. Eso no se puede negar.