Si hay algo que no está resuelto, son los pozos de las calles. Y aunque se trate de un problema profundo, está lejos ser una urgencia. De todos modos molesta; había sido una de las críticas hacia la gestión municipal anterior.
La ciudad donde los pozos se comen a los autos
Por Pablo Felizia
2 de septiembre 2017 · 09:28hs
Es que no solo enoja pasar por arriba del bache y sentir cómo una rueda entra entera en el agujero de la calle, sino también el ruido que hace la chapa y todo lo que hay abajo del vehículo al golpear con los bordes de los pozos. Además provocan maniobras peligrosas: hay esquinas en donde quien quiera doblar a la izquierda, debe primero bordear el bache hacia la derecha, con guiño puesto y todo, porque si no se rompe el auto. Pero también hay arreglos a medias que no están señalizados en calles con triste iluminación. Uno se los encuentra de golpe, trata de evitarlos sobre la marcha, toda una maniobra.
Acrecienta el mal humor porque parece que las condiciones de las calles no van a mejorar y el tiempo pasa. Hay pozos que se arreglan y a uno le da como esperanza, una que dura apenas dos meses, 15 días, una semana, y otra vez el asfalto se hunde, nuevamente el auto golpea al entrar y salir, el motociclista lo esquiva como puede. Semanas previas a las elecciones hubo pozos que en el centro se taparon con piedras y por fuera de las avenidas usaron broza: ni una ni la otra aguantó las lluvia del último tiempo.
Días atrás se puso sobre la mesa la cantidad de calles de tierra y vivir con el barro en la puerta de casa es otro cantar. En Paraná hay unas 2.500 cuadras en esas condiciones, cantidad que puede ser aún mayor porque la ciudad creció con urbanizaciones –algunas planificadas por el mismo Estado– que no consideraron que el asfalto era una necesidad. Al charlar con los vecinos, enseguida uno piensa que exigir que se arregle un pozo es poca cosa. Igual, si es por eso, hay otros problemas urgentes como el hambre, la falta de trabajo, la lucha contra el narcotráfico, la aparición de Maldonado.
Sea como sea, habrá que plantearlo una vez más. La página municipal de Internet habla de mantenimientos y reconstrucción de la trama vial, pero se ve que no es suficiente; Paraná es una ciudad donde los pozos se comen a los autos.