La cocina tiene una gran audiencia en televisión y redes. Paulina Cocina es un clásico de YouTube con un público que varía de niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Su clave, sin ingredientes caros y de manera sencilla, enseña a preparar clásicos panqueques, budines o galletitas.
Directo al paladar: Verónica Planes y el éxito de su recetario dulce
Por Dina Puntín
Ni hablar del rating que generó el programa Bake Off, el gran Pastelero que terminó en escándalo por la investigación realizada -por los seguidores de Instagram- a una de las finalistas. Gran debate nacional sobre el concepto de amateur y profesional; formación académica versus talento y don.
“A diferencia de otras profesiones en las que sería imposible desempeñarse sin formación y título habilitante, la cocina no deja de ser algo inherente a cada casa, a cada familia: cualquier persona tiene la libertad de cocinar”, explicó Verónica Planes, pastelera autodidacta que compartió su saber culinario con Diario UNO y destacó la importancia de comunicar para crecer en el oficio. Responsable de Pastelería Creativa explicó cómo se fue dando su relación con las delicias dulces, el efecto que produjo la pandemia en su negocio y la utilidad de las redes sociales para vender contenidos.
—¿Cómo se dio tu incursión en la pastelería?
—Se fue dando un poco sin querer, empezó como un hobby. Siempre me gustó mucho comer cosas dulces, así que vino un poco por ese lado. Todo lo aprendí desde casa, viendo programas en la tele y en YouTube, leyendo blogs de cocina. Nunca planifiqué ni imaginé que me iba a terminar dedicando a esto. Soy autodidacta, pero, siempre que tengo oportunidad, me gusta tomar alguna clase sobre algo puntual (por ejemplo: bombonería, macarons).
—Tenés muchos seguidores en Instagram. ¿Es por tu forma de explicar o tus productos?
— Creo que tiene que ver con todos esos aspectos. La realidad es que mi página empezó a crecer cuando me propuse objetivos concretos y planifiqué mi contenido, el tono de mi comunicación y demás. De todas formas, entre mis seguidores conviven distintos públicos: están los que quieren comprar productos (que, por ahora, no estoy elaborando) y quienes desean aprender. Es un desafío hacer convivir ambos públicos y comunicar para todos en un mismo lugar.
—¿Cómo cambió tu cocina y tu taller en este tiempo de pandemia?
—Para este año tenía pensado dedicarme a enseñar, tanto en forma virtual como presencial, en mi taller y en otras ciudades a donde me han invitado. Pensaba dedicarle todo mi tiempo a esas dos actividades, dejando de lado los pedidos. En tiempos de pandemia se cancelaron todas las clases presenciales, así que me estoy ocupando de lleno de la parte virtual: recetarios digitales, clases pregrabadas, sumé también algunas clases en vivo y sesiones uno a uno. La cocina no cambió, pero está mucho más tranquila. Se extraña el movimiento, las alumnas que venían de todas partes, así que trato de compartirla con el público en las redes sociales hasta que volvamos a encontrarnos.
—¿Tenés una receta preferida que repetís? ¿O te gusta innovar?
—Ambas: por un lado hay clásicos que nunca fallan. Por otra parte, me gusta, cada tanto, probar nuevas recetas, combinar nuevos sabores, incorporar una nueva decoración a un postre de siempre.
—¿Cuál es el ingrediente infalible? ¿Tu sello?
—Eso es difícil, porque es muy subjetivo. Si estoy cocinando algo para mí, ¡siempre prefiero todo lo que tenga chocolate! Pero los favoritos de mis clientes son los bocaditos de limón y los alfajores de almendras (¡con mucho dulce de leche!). Mi sello, creo, está en la decoración. Me gusta tener cuatro o cinco recetas clásicas, aptas para todos los paladares, pero darle una linda presentación. Actualmente me gusta terminar la decoración con detalles en flores comestibles y un toque de dorado (apto para repostería, claro).
—¿Cuál es tu meta?
—Hoy por hoy no persigo una meta, sólo busco poder disfrutar del trabajo en la modalidad que sea (si algo aprendimos, es que todo puede cambiar de un momento a otro, aunque planifiquemos cuidadosamente nuestros pasos). Últimamente estoy un poco más cerca de la comunicación que de la pastelería. Muchas chicas siguen mi contenido o compran mis clases para aprender a comunicar para vender. En ese sentido, esa es una meta que motiva mucho: poder, desde mi lugar, ayudar a otra persona a alcanzar los objetivos de su emprendimiento. Eso me permite combinar ambos mundos: el de la pastelería, en el que soy autodidacta, y la comunicación, para el que me formé.
—¿Tenés un referente?
—No realmente. Como me copé de grande con este mundo, nunca idolatré a ninguna figura conocida. Sinceramente, hoy en día mis referentes son mis colegas con las que hablo todos los días por las redes sociales. No importa qué títulos ni cuántos seguidores tenga cada una, nos escuchamos y aprendemos unas de otras: nuevas formas de ser y de hacer, algunos tips para organizarnos mejor, cómo ponernos límites para no trabajar demasiado, cómo colaborar a distancia, a reconocer el trabajo de otra persona sin apropiarse de una idea. En esa “red pastelera” ¡nos sostenemos entre todas!
—Imagino que viste todo el revuelo que se armó por el concurso de pastelería. ¿Tenés una opinión sobre la pastelería profesional y la amateur?
—Asumo que te referís a Bake Off, y estoy al tanto con lo que ocurrió en la final, pero no seguí el programa. Es difícil opinar sobre la pastelería profesional en relación a la amateur, porque estoy parada en una de esas veredas. Creo que, si una es sincera, no debería ser un problema desempeñarse en el rubro. Yo siempre dejé en claro que no soy pastelera y que no tengo formación alguna en gastronomía. Pero, a diferencia de otras profesiones en las que sería imposible desempeñarse sin formación y título habilitante, la cocina no deja de ser algo inherente a cada casa, a cada familia: cualquier persona tiene la libertad de cocinar.
VerónicaxVerónica
Llegó hace 15 años a Paraná desde Ushuaia con su mamá y su hermana. “Actualmente vivo con mi novio y, siempre que podemos, vamos a Ushuaia a visitar a la otra parte de la familia”, señaló.
Tiene 33 años y es técnica en Comunicación Social y también técnica en Publicidad.
—¿Cómo es un día tuyo normalmente?
—En el afán por escaparme de la rutina, mis días se volvieron totalmente imprevisibles. Puedo pasarme el día entero en la cocina probando una receta nueva, haciendo fotos o en la compu preparando las clases virtuales. Pero presencia en las redes sociales es una constante: todos los días le dedico por lo menos un rato a responder mensajes, emails, interactuar con el público y a generar contenidos.
—¿Qué te gusta hacer para desenchufarte?
—Para desconectarme de todo, me gusta jugar al hockey. ¡Este año había arrancado con todo! Ahora, durante el encierro, se me hace muy difícil desconectar la cabeza. Trato de leer, veo alguna serie en Netflix o simplemente charlo con familia y amigos, lamentablemente, siempre con el celular mediante.