“Si tengo que describir lo que viví en Atlético Paraná voy a utilizar una frase: Se me llenan los ojos de lágrimas”. De esa manera narró Daniel Veronesse el recuerdo del ascenso al Torneo Argentino B que celebró con el Rojiblanco. “Es un orgullo pertenecer a la historia de un club. Es algo que me llena el alma. Haber logrado el ascenso y de la manera que lo logramos, más allá de lo deportivo, a mí me llenó el corazón. Fui feliz y lo soy al recordarlo, añadió”.
"Se me llenan los ojos de lágrimas"
Por Matías Larraule
Su llegada al club se produjo a un mes del inicio del torneo. “En ese poco tiempo hicimos un par de amistoso. Le dije a José Cáceres que necesitábamos un nueve y un arquero. Trajimos a Joaquín Cabral y a De Los Santos, que duró tres partidos porque se fue por un problema familiar. Fue poco el tiempo de preparación que tuvimos, pero el equipo salió prácticamente de memoria. Además tuvo carácter porque perdió en instancias decisivas a Antonio Todo por una fractura en su mandíbula. Ahí Alzugaray asumió la responsabilidad haciendo goles importantes”, repasó.
Veronesse mencionó las dificultades con las que tuvo que desarrollar su trabajo. “Cuando llegué no había nada en el club. Nos chocábamos con las pesas debajo de la tribuna, tomábamos agua de la canilla, el Chueco Ayala nos regaló un par de pecheras para hacer ensayos de fútbol entre titulares y suplentes porque no teníamos ropa. Una cancha con un piso muy malo”, enumeró.
Luego valoró el compromiso del plantel: “Era un grupo de jugadores con una cabeza muy fuerte. Un plantel conjugado entre la gente de experiencia y jóvenes, mucha hambre de gloria. Los primeros momentos no fueron muy lindos porque había controversia entre los jugadores y algunas decisiones mías. Pero teníamos un capitán como Antonio Todoro que condujo al equipo de una manera extraordinaria”, subrayó.
También resaltó el rol de otros actores importantes. “La dirigencia había planteado plataformas para hacer un futuro. Un profe, como Tati Furios, que sigue siendo uno de los mejores que hay. La ayuda de Carlitos del Castillo, que conocía cada centímetro del club, y el amor incondicional que me produjo estar con su gente”, agregó.
Al momento de enunciar el momento más crítico, no dudó: “La derrota de local ante General Rojo en la semi de ida”, señaló. “Si no revertíamos el resultado en San Nicolás, regresábamos a casa, y en nuestro caso, a jugar la Liga. Era un golpe durísimo. Sabía que era el arranque del club. Con mucha personalidad el equipo se impuso en San Nicolás y fue aplaudido por los cuatro costados”, valoró.
Por último, Veronesse remarcó que estaba convencido de que el equipo podía ascender, pero no se confió. “A veces la ilusión o un pajarito que vuela la cabeza te puede llevar a perder todo. El club, el equipo y la gestión de trabajo del cuerpo técnico merecieron el ascenso