El insólito episodio comenzó el lunes, a las 20.30, en la panadería "Bertolino", del departamento San Cristóbal, 245 kilómetros al noroeste de la ciudad de Santa Fe.
Allí, en un descuido de la empleada, un ladrón tomó unos 2.500 pesos de la caja y salió corriendo, acompañado por un cómplice.
"A los días aparece un sobre que dejan en la casa de la madre de la dueña, que vive a dos casas de la panadería, pidiendo disculpas y con todo el dinero", contó María José Rosso, quien estaba trabajando en el local cuando ocurrió el hurto.
Según contó la empleada, en la nota los ladrones decían que "estaban arrepentidos", que todo había sido "un impulso" y pedían "levantar la denuncia" policial "porque corrían riesgo sus trabajos".
La carta fue dejada en la puerta de la propiedad a las 23.30 del martes, al día siguiente del hecho.