Con la bandera bordada por tres nenas mendocina y una mujer chilena, el Ejército de San Martín comenzaba su marcha hacia la cordillera desde la región cuyana con 4.000 hombres, luego de haber recibido un caluroso apoyo de los ciudadanos de Mendoza en el festejo de la partida.
San Martín triunfó en su objetivo libertador, a pesar de la falta de apoyo de Buenos Aires
San Martín emprendía la misión libertadora en momentos en que España había logrado recuperar nuevamente la América que en 1810 había derrotado a los peninsulares en Buenos Aires, Chile, Venezuela y México. En ese momento, sólo el Río de la Plata había podido mantener su independencia.
Con el aval de la declaración de la independencia de Sudamérica dictada por los criollos en 1816 en el Congreso de Tucumán, San Martín emprendió el cruce de los Andes.
El 12 de febrero de 1817 las fuerzas libertadoras se enfrentaron con el ejército español de Chile, el que en menos de tres horas fue derrotado en los llanos de Chacabuco.
San Martín le escribe un parte al Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredón, dando cuenta de su triunfo, y tres días después fue nombrado gobernador de Chile, cargo que rechazó y fue nombrado Bernardo O`Higgins, quien en marzo de 1818 es derrotado por las fuerzas españolas en Cancha Rayada, a 200 kilómetros de Santiago.
En 15 días San Martín repuso las fuerzas criollas y el 5 de abril, sobre las orillas del río Maipú, 40 kilómetros al sur de la capital chilena, derrotó a los españoles en una dura batalla que le costó la vida a 800 soldados americanos y a 1500 peninsulares.
Se sellaba el triunfo en Chile, tras lo cual San Martín pide a Buenos Aires un empréstito para poder continuar hacia Perú, donde se encontraba el núcleo realista, pero sólo logró una suma menor.
San Martín no tenía apoyo en Buenos Aires, donde estaban muy preocupados por la defensa del centralismo porteño y por derrotar a Artigas en la Banda Oriental, a pesar de que estaba luchando contra la invasión portuguesa.
A comienzos de 1819 se le ordena al Ejército de los Andes volver a Buenos Aires para combatir en Montevideo pero San Martín resuelve mantener sus fuerzas en Chile, y responde que jamás desenvainará "su espada para derramar sangre de hermanos". Preparada la flota, se embarca con su ejército y llega a Pisco, a 230 kilómetros al sur de Lima.
Un año después de haber llegado a Perú, San Martín logra la rendición de los españoles y le escribe al gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, que "el ejército de mi mando ha tomado posesión de la capital del Perú el 10 del presente (julio de 1821) cuya noticia me apresuro a comunicar a V.E. para que haga extender a esa benemérita y patriótica ciudad".
Un cabildo convocado por San Martín declaró la independencia de Perú el 15 de julio y se enarboló la bandera que el mismo general creó en Pisco, roja y blanca con una corona de laurel y un sol.
Días después asumió el gobierno con el título de Protector "hasta la reunión de un Congreso Soberano de todos los pueblos en cuya augusta representación depositaré el mando", escribía San Martín a O`Higgins, viendo que aún era un momento muy frágil para abrir el terreno a las disputas electorales.
Mientras tanto, el ministro de gobierno porteño, Bernardino Rivadavia, denegó apoyo económico al ejército de San Martín, quien reiteró su pedido a través de un comisionado, Gutiérrez de la Fuente, que viajó con esa misión a Córdoba y Buenos Aires.
Cuando se debatió el pedido de San Martín en la Junta de Representantes, hubo un sólo voto a favor para la ayuda al Libertador, y el comisionado comentó: "Todos los diputados estaban complotados para el efecto y la mayor parte eran eternos enemigos del general San Martín, incluso los tres ministros".
Uno de los argumentos que circuló en aquella sesión fue que era útil al país que Perú continuara en manos españolas y que la guerra era mejor terminarla negociando y no con bayonetas, y otro fue que los españoles estaban liquidados y que San Martín tenía bastante ejército.
Sin recursos, sin respaldo y enfrentado a una situación difícil en Perú, San Martín se entrevistó en Guayaquil con Simón Bolívar, quien venía triunfante de Colombia, en un encuentro en el que no hubo testigos y que culminó con un brindis en el que el venezolano expresó:"brindo por los dos hombres más grandes de América del Sur, el general San Martín y yo".
Dos meses después San Martín se retiraba del Perú tras abdicar el mando político y militar en el congreso peruano: "Peruanos! desde este momento queda instalado el congreso soberano y el pueblo reasume el poder supremo en todas sus partes", expresó el libertador quien partió para Chile, luego intentó entrar en Buenos Aires sin garantías para su seguridad, y se fue a Francia donde murió el 17 de agosto de 1850.
Marta Gordillo/Télam