Pasadas las primeras horas del cierre de las elecciones primarias del domingo y de haberse conocido los resultados provisorios, pudo constatarse en el oficialismo entrerriano una lectura optimista, aún en el marco de la derrota que sufre el Frente Justicialista Somos Entre Ríos a manos de Cambiemos, si se comparan los caudales electorales que obtuvo cada fuerza.
Las razones del justicialismo para ser optimista con vistas a octubre
En el comando de campaña del oficialismo provincial entienden que la derrota en las primarias puede revertirse. Si se compara la votación del domingo con la última elección general, surgen datos alentadores en la adversidad electoral
15 de agosto 2017 · 07:54hs
Si bien la elección del domingo tenía por objetivo que cada fuerza política resolviera su interna -y respecto de lo cual no ocurrió nada fuera de lo previsto- el mayor atractivo de las PASO viene siendo, desde su implementación en 2011, la comparación de los caudales electorales. Así, habiéndose escrutado el 96,71% de las mesas (3.145 de 3.252) el macrismo lograba, con sus tres listas en disputa, el 47,7% de los votos; contra el 42,1 del justicialismo, que tuvo 10 listas.
En el marco de lo que se presentó el domingo por la noche como una oleada nacional de triunfos del macrismo, el resultado en Entre Ríos aparecía como una circunstancia posible. La ola nacional después se desinfló un poco con los resultados de Buenos Aires y Santa Fe (página 4).
Es más, no pasó inadvertido para los conocedores de los sondeos de intención electoral que se realizaron en Entre Ríos, que cuando empezaron a conocerse los resultados fueron varios los dirigentes de Cambiemos que anticiparon que la ventaja llegaría a ser de 8 o 9 puntos porcentuales, ya que esa era la diferencia que le otorgaban las encuestas hechas en la provincia, en favor del sector liderado por el presidente Mauricio Macri. Finalmente, según el escrutinio provisorio, la diferencia es de 5,6 puntos porcentuales.
Cuando la tendencia era irreversible, el gobernador Gustavo Bordet hizo algunas declaraciones que resumieron cuatro o cinco argumentos, dentro de los cuales destacó: "Veníamos de una derrota electoral de casi 10 puntos en el balotaje de noviembre de 2015" . Y agregó: "Nuestro frente (Somos Entre Ríos) tiene dos meses de antigüedad". También sostuvo que la publicidad (de la lista 2) "estaba totalmente limitada" dada la existencia de 10 listas.
Más allá de la valoración del fundamento del optimismo, que es una cuestión subjetiva, existen algunos datos que marcan un mejoramiento en la performance del justicialismo entrerriano y, por ende, contradicen la idea de la consolidación en términos electorales de Cambiemos en la provincia, si se toma como parámetro la elección de noviembre de 2015.
La comparación con la última elección nacional, que fue la segunda vuelta electoral por la Presidencia, marca una disminución de la ventaja que logró Cambiemos sobre el justicialismo en Entre Ríos.
Si bien se trata de elecciones diferentes, los números igual corroboran ese dato. En noviembre de 2015 había solo dos opciones electorales, mientras que el domingo había cuatro, pero la comparación de los caudales electorales tiene una polarización tal que, excluyendo al Frente Justicialista y a Cambiemos, las otras dos fuerzas no llegaron al 8% de los votos.
Comparando el resultado del balotaje y la elección del domingo, la diferencia a favor de Cambiemos se redujo de 64.000 votos aproximadamente a 43.000. La diferencia puede no resultar tan significativa, pero marca una tendencia.
También en el conteo por departamentos se observa que el justicialismo recuperó dos departamentos que había ganado la oposición en 2015: San Salvador, que había ganado Cambiemos; y Villaguay, donde se había impuesto el Frente Renovador.
También suma el oficialismo provincial una serie de localidades donde la diferencia se achicó notoriamente respecto de noviembre de 2015.
También se observa que el porcentaje logrado en Entre Ríos por el justicialismo se ubica en un nivel con el que en otras provincias se ganó la elección. Ese argumento no cambia el resultado, pero contrarresta la idea de una caída de la intención de votos de la gestión de Gustavo Bordet en el contexto nacional.
Por ejemplo, el justicialismo se impuso en Chaco con el 43,7%; en Santa Fe, con el 27%; en Chubut, con el 32,95%; mientras que en Córdoba fue segundo con el 28%; y en Mendoza con el 33%.
E incluso, si se toman en cuenta los votos logrados por Bordet como candidato en octubre de 2015 y los del Frente Justicialista el domingo, hubo una leve mejoría en el caudal electoral.
Ayer el exsenador talense Marcelo Casaretto, actual asesor de Bordet, difundió una comparación de las elecciones, donde sostiene que el Frente Justicialista mejoró su performance en 11 departamentos y desmojoró en seis.
En el caso de la ciudad de Paraná, el peronismo asegura haber reducido la diferencia lograda por Varisco en octubre de 2015 en unos 8.000 votos, y en términos de seccionales, señala por ejemplo la recuperación del barrio San Agustín, donde en el balotaje había ganado Macri.
Este cúmulo de datos matemáticos se suman a otras consideraciones, tal vez más subjetivas, como el hecho de que cambiemos se trata de una "marca nacional ya instalada" frente a una creación reciente como el Frente Justicialista Somos Entre Ríos.
Incluso aseguran en el oficialismo que la actitud de abrir la participación a todos los que quisieran competir en la interna, incluyó un daño colateral que fue que algunos votantes incluyeran en el sobre más de una boleta justicialista de las 10 disponibles, anulando varios votos. Este dato difícilmente llegue a conocerse, aunque se sabe que la cantidad de votos nulos es elevada, superando los 17.000 sufragios.
La lectura
Que desde el oficialismo se haga esta lectura permite inferir al menos dos actitudes. Por un lado, la idea de que se puede mejorar el rendimiento electoral en las elecciones legislativas de octubre dado que la derrota no resulta concluyente respecto del próximo compromiso en las urnas.
Es muy difícil imaginar que el Justicalismo o Cambiemos se saquen votantes entre sí, por lo que seguramente ambos sectores apuntarán a las fuerzas minoritarias, que juntas orillan el 8%; y al universo de votos nulos y en blanco que suman un 7%.
Por otro lado, se da por entendido que se requerirá un mayor compromiso con la campaña electoral para octubre de la dirigencia y de la militancia, pero especialmente de la dirigencia.
Entienden algunos allegados al comando de campaña del justicialismo que algunos dirigentes supusieron que no era necesario sumar esfuerzos a la campaña porque veían que desde Cambiemos había cierta pasividad. "Ellos no tenían necesidad de calentar la campaña porque se apoyaban en la estrategia nacional, y además venían ganando", se explicaba ayer. La idea es que el resultado de las primarias actuará como una advertencia en este sentido y varios de los derrotados (en la comparación) el domingo, ahora se dedicarán con más celo a su territorio.