Carlos Matteoda/ De la Redacción de UNO
El camino del radicalismo con vistas a 2013 y 2015
Los pasos del radicalismo entrerriano en la conformación del escenario para disputar la elección de autoridades provinciales, el 28 de octubre, muestran que aún con menguados apoyos, el sector de Atilio Benedetti es el que más firmemente se encamina hacia ese objetivo.
El contexto nacional, en tanto, de poco sirve si se busca una referencia para fijar posturas en la interna entrerriana. La situación de la UCR es delicada a nivel nacional, donde la ausencia de conducción y liderazgo político lo llevó en la última elección a obtener un 10% o un 12% de los votos, en un contexto de disgregación que se reflejaba en la provincia con la intención del candidato a gobernador de pegar su boleta con tres candidatos presidenciales o, en Mendoza, con el candidato local diciendo que Ricardo Alfonsín era un muerto político.
El liderazgo débil y transitorio de Alfonsín hizo implosión. Todavía no pudieron arreglar ni siquiera la interna partidaria de la provincia de Buenos Aires y en estos seis meses en que el kirchnerismo, con una mayoría legislativa amplia, arrasó con la iniciativa política; el radicalismo se ha limitado a hacer seguidismo de esa agenda del oficialismo.
Se supone que si un gobierno propone 4, el que está en la oposición debe proponer 6. Pero el radicalismo estuvo a punto de votar en contra de la nacionalización de YPF, tuvo que votar en contra del proyecto de expropiación de la ex-Ciccone (pese a que lo impulsaba unas semanas antes) y está apunto de votar en contra del voto a los 16 años, pese a haber sido el partido que consiguió a través de la Ley Sáenz peña en voto para todos los argentinos o el generador de la reforma universitaria.
El desconcierto radical es tal que hoy el dirigente que más daño le hizo a la UCR en el momento de la resistencia política al avance K, Julio Cobos, se vislumbra como referente central, seguro diputado nacional y muy probable candidato a presidente.
La agenda propia que parecía que iba a tener la UCR tras el encuentro de Tucumán, murió a poco de nacer. Los celos, las disputas y la falta de convicción -especialmente clara en el bloque de diputados nacionales- llevan al radicalismo a una postura incómoda. Ante cada tema que plantea el gobierno nacional, la duda de los seguidores de Alem es si estar a la izquierda del gobierno o colocarse a la derecha, como proponen generalmente Oscar Aguad y otro grupo de legisladores, que seguramente terminarán en 2015 más cerca de Macri que de dirigentes radicales.
A todo esto se suma que Alfonsín y el presidente del partido, Mario Barletta, parecen más preocupados por renovar el primero, y acceder el segundo a una banca de diputado nacional que por el rol opositor del radicalismo. Y para conseguir lo primero aparecen más ocupados en poner en evidencia las coincidencias con el socialismo de Hermes Binner.
En la provincia.
En Entre Ríos, el candidato a gobernador Benedetti formalizó para la última elección una alianza con un sector del socialismo al que se le permitió encabezar la lista de candidatos a concejales de Paraná, donde el radicalismo siempre hizo buenas elecciones; o encabezar la lista de candidatos a diputados provinciales, pese a que en este distrito ese partido tiene nulos antecedentes.
Y se fue más lejos todavía, ya que se le permitió además presentar una lista de candidatos a diputados nacionales alternativa a la del radicalismo, pese a que los referentes socialistas iban en las listas provinciales de la UCR.
Tras el resultado electoral registrado en la provincia en octubre, cuando Benedetti quedó a 2.000 votos del tercer candidato y con la misma cantidad de sufragios que Gustavo Cusinati en 2007; podría haberse pensado que ese proyecto político no tenía mucho destino.
Es más, el radicalismo, tras tres elecciones a gobernador con fuertes derrotas (Segio Varisco en 2003, Cusinato en 2007 y Benedetti), parecía encaminado a recorrer otras alternativas.
En un contexto en el que las desinteligencias de los que dicen tener un modelo político distinto a Benedetti hacen que hoy el excandidato a gobernador -aún con márgenes de apoyo muy menguados- esté igualmente cerca de mantener la conducción partidaria, comienzan a conocerse los planes para el año que viene.
En ámbitos nacionales el exintendente de Larroque habría planteado su intención de encabezar la lista de candidatos a senadores en 2013, en el marco de un desarrollo de la campaña en la que tendrá nuevamente como socios a los referentes del Partido Socialista.
También se sabe que posiblemente el excandidato a vicegobernador Marcelo D’Agostino encabece la lista de candidatos a diputados nacionales.
Para el socialismo entrerriano la oferta es conveniente, ya que no tiene otro destino que abrazarse a Benedetti, con quien logró lugares de importancia que hoy tienen sus principales dirigentes. Obviamente que en soledad les costaría colocar un diputado nacional, más allá de que Américo Schwarzman no descarte lanzar su candidatura.
Puertas adentro, en el socialismo saben que “subiéndose a la estructura del radicalismo aparecen en la boleta, pero no gastan un peso, no tienen que militar, no tienen que preocuparse por los fiscales y, sobre todo, no tienen que mostrar los votos. Así mantiene el compromiso político con vistas a 2015”, explican los radicales enojados con Benedetti.
Y pese a que en algunos cenáculos radicales le reprochan a Benedetti que reclame una nueva alianza con el socialismo, en vez de reconocerlo como un error de la campaña anterior; todo lo que sucede en el centenario partido parece hoy destinado a que para 2013 se repita el esquema previo a la elección de 2011.
Unos por acción y otros por omisión, los protagonistas de la UCR parecen decididos a ir por la repetición de ese 2011, que implica seguir siendo el partido de la minoría.
Aunque esta observación parezca arriesgada, basta escuchar lo que se dice en las bases radicales sobre cómo una nueva alianza con el socialismo condicionaría la determinación de los radicales de militar y comprometerse en una elección que será complicada.
Pero claro, si los que se oponen a Benedetti dicen ser el 60% o el 70% del radicalismo -y uno podría creerlo a juzgar por la cantidad de dirigentes enrolados allí- no son capaces de ponerse de acuerdo, el único que avanza con vistas a presentar una lista el 28 de octubre es justamente el que se supone en un estado de debilidad.