Fueron muchas cosas juntas aquella mañana del 6 de junio.
El niño que lloraron todos
Un niño de 6 años, tomado de la mano de su hermano de 11, esperando a cruzar la calle para entrar a la escuela. Con su mochila de un superhéroe y su guardapolvo, por comenzar un nuevo día de clases en 1º grado. Lleno de chicos y sus padres que los llevaban para luego seguir hacia sus trabajos.
Un hombre alcoholizado y drogado, al mando de un auto a más de 130 kilómetros por hora, pasando semáforos en rojo, por una de las principales avenidas de la ciudad. En Alameda de la Federación de Paraná, entre Santiago del Estero y Tucumán, está la escuela Del Centenario. Y a las 7.30 de un día de semana cientos de chicos y docentes ingresan al turno mañana.
De un segundo a otro, la escena cotidiana se transformó en el caos, la tragedia y el dolor. El auto VW Voyage gris zigzagueó, chocó varios vehículos y volcó. En el trayecto, atropelló a los dos hermanitos. Juan Manuel Martínez Zurbano sufrió las peores lesiones y murió. Santiago tiene una fractura en una pierna que le costará tiempo recuperar. El conductor Silvio Díaz quedó en el auto y luego fue sacado y trasladado entre insultos al hospital, y luego a la Alcaidía donde quedó detenido.
En el lugar quedó el silencio, los rostros de incomprensión, las miradas de los alumnos, el desconsuelo de las maestras. También los policías que cercaban y peritaban el siniestro, quienes como padres tampoco podían sentirse ajenos al episodio. La imagen del subjefe departamental llevando en una mano la mochila y en la otra el par de zapatillas de Juan Manuel, fue un tsunami que recorrió los medios y las redes sociales.
Miles de paranaenses se vieron identificados de inmediato con la tragedia y la sintieron como propia. Hubo marchas multitudinarias en reclamo de justicia y una avalancha de publicaciones en Internet.
Díaz fue imputado por homicidio simple. Si lo condenan, podría ser el primero con esa calificación legal, ya que casi siempre los accidentes de tránsito con muertos se caratulan en la Justicia como homicidio culposo (imprudente), que tiene una pena mucho menor. En su periplo judicial, el hombre de 40 años cambió tres veces de defensores, declaró, quedó preso, salió excarcelado, pidió perdón, incumplió reglas de conducta y volvió a la cárcel.
Entre los varios planteos realizados, la defensa recusó a la jueza Marina Barbagelata por sus declaraciones ante la prensa. La mañana de la tragedia, la magistrada estaba en el lugar porque llevaba a sus hijos a la misma escuela. Ordenó medidas a los policías, como la detención de Díaz y la preservación de las pruebas en la escena. Cuando llegaron los medios, ella informó: “Tiene que ver esto con la falta de responsabilidad absoluta y notoriamente el auto venía a una velocidad excesiva teniendo en cuenta que estamos frente a una escuela y perdió el control por alguna razón que el personal de Accidentología Vial va a investigar”. Estas palabras fueron entendidas por la defensa como un prejuzgamiento. Pero el pedido de recusación fue rechazado y Barbagelata confirmada al frente la causa. Aunque después pasó a un Juzgado de Garantías y quedó en manos del juez Gustavo Maldonado. La jueza también fue blanco de críticas de un sector de la sociedad por haber resguardado la integridad física de Díaz en el lugar del hecho y evitar un linchamiento.
La excarcelación de Díaz bajo fianza dictada por la Cámara de Casación Penal fue otro golpe a la familia de Juan Manuel, a su hermano y a sus padres Silvina y Alejandro. La respuesta fue otra masiva movilización a Tribunales. Poco después, el hombre pidió perdón públicamente. Sin embargo, a los pocos días lo encontraron en un bar del centro de Paraná, donde ingirió bebidas alcohólicas y droga. Lo detuvieron y regresó a la cárcel.
La causa fue elevada a juicio y se espera que dentro de la primera mitad del año que viene se realice el debate, que tendrá como principal controversia entre las partes el tipo de delito por el cual Díaz será condenado, y por ende la pena que recibirá.
Conducir defensivamente, respetando las normas
Ricardo Galliussi
Jefe División Accidentología Vial PER
En el trabajo que llevamos adelante en la División Accidentología Vial observamos, a lo largo de este año, muchas situaciones imprudentes dentro de la circulación que han tenido como consecuencia diversas lesiones y la muerte de muchas personas.
Sin lugar a dudas que el desarrollo y las consecuencias del siniestro ocurrido en frente a la escuela Del Centenario fue sumamente conmovedor e impactante para la sociedad, pero en particular para los que trabajamos en su análisis desde el día del hecho. Es otro de los sucesos ocurridos en el tránsito donde un conjunto de errores hace lamentar, de una manera muy especial, la pérdida de otra vida.
Debemos aceptar esta realidad social, diagnosticar nuestra forma de desenvolvernos en la vía pública, y poco a poco apostar a un cambio radical, que haga posible una reducción significativa de los sucesos viales. Se dio un paso muy grande con la intervención de la Policía en los controles vehiculares, que significaron una disminución muy importante de siniestros y fallecidos.
Puede ser una utopía pensarlo en este año, pero debemos estar convencidos de que no puede pasar mucho tiempo más para que este pensamiento sea una realidad.
Conduzcamos defensivamente respetando las normas, esto será el primer signo de que el cambio se avecina.