La banda del Gordo Nico y sus hermanos fue desguazada en varios allanamientos a fines del año pasado, al culminar una investigación iniciada nueve meses antes, basada en diversas tareas de inteligencia y principalmente en las escuchas telefónicas. Quedaron 13 personas detenidas y procesadas, más otros dos que cayeron este año como los proveedores de la organización.
El complejo entramado que había armado Castrogiovanni demostró que las investigaciones no deben apuntar a la sustancia sino a detectar las conductas que están en permanente movimiento y cambio. Así se observa que lo entendió el juez federal de Paraná, Leandro Ríos, quien dirigió la investigación y en el procesamiento afirmó que el delito de comercio de estupefacientes no se debe reducir al hecho de detentar la droga para su venta, sino que “se trata de investigar la actividad de una organización de modo dinámico, sistemático, holístico y complejo, pues es sabido que el tráfico de estupefacientes se ha configurado de tal manera según la cual se trata de garantizar el flujo comercial de la sustancia reduciendo el ‘stockeo’, pues ello implica asumir riesgos mayores en la actividad que se sabe ilícita, además de ocasionar las pérdidas que cualquier stock produce aún en casos de mercadería legal”.
Por esto, argumentó que “si se persiste en una visión mecánica, atomista, simplista, y cosificadora de la actividad de narcotráfico, jamás se podrá perseguir y reprimir adecuadamente una actividad delictual que se caracteriza por su alta sofisticación, que trasciende territorios y jurisdicciones, y que tiene un tremendo poder corruptor. Jamás se podrá responsabilizar a los verdaderos ‘dueños’ del negocio ilícito, pues usualmente, como lo demuestra el presente caso, dirigen la organización sin entrar en contacto material directo con la droga”.
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Cada uno en su lugar
Fueron más de una decena los allanamientos efectuados por la Policía Federal en los días previos a la Navidad del año pasado. Solo en dos domicilios encontraron droga, en total un poco más de un kilo de cocaína, pero buscaban a las personas. Los integrantes de la banda y sus roles fueron definidos así por el juez: “Nicolás Castrogiovanni dirigía y organizaba las actividades, impartiendo directivas a sus asistentes, Iván Castrogiovanni (su hermano) y Edith Alejandra Lorena Torres intermediarios en las gestiones de comercialización, como así también a los distribuidores Pedro Guillermo Aguirre y Evangelina Priscila Álvarez (agente penitenciaria); al vendedor Víctor David Villaverde; a los encargados del almacenamiento y provisión Fernando Manuel Gómez, Rodrigo Javier Medina (policía de la provincia) y Lorena Cecilia Bianchi; y estos últimos las transmitían a los encargados del subalmacenamiento Germán Andrés Gómez, Héctor Medina y Liliana Ruiz. A su vez, por indicación del organizador, Aguirre encomendaba la guarda del tóxico y/o sustancia de estiramiento a Victorio Bernardo Aguirre (exdirector de la Unidad Penal 6 de mujeres), en cuyo domicilio se halló una sustancia blanca que se encontraba dentro de una bolsa de nylon en una valija”.
El 19 de abril detuvieron a Ariel Pucheta y Jorge Sebastián Andino, alias Negro Sugus, quienes estaban mencionados en la investigación como los proveedores de la banda, sobre todo Ariel, quien tenía permanente contacto con Castrogiovanni.
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Los contactos entre el Gordo y el penitenciario
El exdirector de la Unidad Penal 6 de mujeres, Victorio Aguirre, dijo en la indagatoria que no lo conoce a Nicolás Castrogiovanni, y que solo tuvo pocos contactos telefónicos cuando le encargó camiones de tierra para rellenar un terreno. Sin embargo, el carcelero conocido como Pochi, aparece nombrado en varias escuchas comprometedoras de llamadas entre su hermano Guillermo Aguirre y el Gordo. Por ejemplo:
-¿Hey te dejo algo Pochi?-, preguntó Castrogiovanni.
-Tres mil-, precisó Aguirre.
En otra llamada se destaca que Guillermo sugiere al Gordo que guarden las cosas en la casa de Pochi, debido a que su casa es un lugar más seguro, según manifiestan, lo que denota la importancia del tóxico a guardar, que requiere mayores seguridades que brinda el pentienciario.
En otra conversación entre los hermanos Aguirre, se lee:
-Guillermo: ¿Vos todo bien?
-Victorio: Sí, hasta ahora no ha llamado este, no ha venido
-Bueno, va a ir, va a ir, tiene que ir hoy.
-Mmm…
-Escuchá, ¿vos tenés en el auto a eso?
-No, lo tengo en casa.
-Ah, bueno, entonces avisame después, para la tarde. Chau.
Llamó la atención que el contacto se mantuvo desde el teléfono de la Unidad Penal 6.
Hubo varias llamadas directas entre el organizador Castrogiovanni, y Victorio Aguirre, que según el juez “demuestran el vínculo estrecho y coordinado entre los mismos, que excede la relación causal referida por Aguirre, y demuestran la intervención del funcionario penitenciario, el que aporta mayores estándares de seguridad en la guarda del tóxico”.
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El día final: “Perdimos, Guillermo”
El 18 de diciembre del año pasado fueron los allanamientos y las detenciones. Ese día los teléfonos seguían pinchados, y en la conversación entre la pareja de Guillermo Aguirre y la pentienciaria Priscila Álvarez se observó la desesperación:
-Aguirre: ¿Vos la llamaste a la Vilma?
-Priscila: Sí
-¿Y?
-Y perdimos, Guillermo.
-Ah, ¿en casa también?
-Sí, estaba todo ahí, Guille.
-Ah, ¿qué, sacaron todo?
-¿Vos no podés ver internet?
-No, Negra, si estamos acá
-Bueno, está nuestra casa con todas la fotos, abrieron, reventaron todo y está lo que está en casa.
-Qué bajón.
-Nosotros somos los estúpidos.
-Sí, yo te estaba por decir anoche de irnos a la mierda.
-En mi trabajo todos sabían, ahora todos me esperan.
-Che, ¿Pochi?
-No sé qué pasó con el Pochi, porque él se fue y no vino más… dijo que tenía un problema en la casa.
-¿Y tu celular?
-No, se llevaron todo, ¿y ahora cómo vamos a hacer?
-Voy a entrar con el abogado. Bueno, escuchá. ¿Viste el bolso plateado?
-Sí.
-Bueno borrá todo lo que está ahí.
-¿Qué hay?
-Andá Guillermo, ¿qué querés, que hable por teléfono?
-¿Así que en casa también, Negra? ¿Quién está en casa ahora?
-Todos.
-¿Todos quién?
-Todos, Guille, la Federal está en casa, sacaron fotos, están en internet, nuestra casa está en internet con todas las fotos.
-Uh, qué quilombo.
-¿Y ahora, Guille, yo que hago? ¿Yo me quedo sin trabajo y voy presa?
-No, no te vas a quedar sin trabajo, no pasa nada Negra.
-Sí, Guille, vos te tenés que hacer cargo de esto.
Jefe. Todos respondían a él.