Aquel 13 de junio, Carlos Pallavidini llegó a Paraná por la mañana, paseó por el Parque Urquiza y fue a jugar al casino. Al mediodía salió y fue a comprar una tarjeta para recargar el celular en el drugstore que está ubicado en el hotel de Alameda de la Federación y Mitre. En realidad, eso fue lo que le pidió a la mujer que lo atendió, pero luego sacó una pistola, le apuntó y le exigió que le diera todo.
Cinco años de prisión para un policía por asaltar un kiosco
Pallavidini es un suboficial de la Policía de Santa Fe, y ayer fue condenado a cinco años de prisión por el asalto, del que no se llevó nada, porque salió corriendo al ver que el local tenía cámaras de seguridad. A pocas cuadras fue detenido por dos policías que patrullaban la zona.
El tribunal de la Sala 1 de la Cámara del Crimen, integrado por Elvio Garzón -presidente-, José María Chemes y Miguel Giorgio, sentenciaron al policía de acuerdo a lo solicitado en los alegatos por la fiscal de cámara, Carolina Castagno. Además, no hizo lugar al planteo del abogado defensor Martín Navarro, respecto de un desistimiento voluntario en el hecho.
Durante el juicio oral y público, desarrollado el lunes, declararon los testigos principales del hecho, como la víctima del asalto y los policías que lo detuvieron.
La mujer relató que el hombre le pidió una tarjeta de teléfono, le respondió que no tenía más y luego le exigió que le diera todo lo que tenía. Ella le dijo que lo estaban filmando, mientras le señalaba una calco en la puerta que advertía la presencia de la cámara. Cuando giró para volver a mirarlo, se asustó al ver que el sujeto le apuntaba con un arma de fuego. Entonces empezó a gritar pidiendo auxilio, por lo que el ladrón se sorprendió y salió corriendo.
Atrás suyo fue un empleado, quien advirtió del hecho a los policías que pasaban por el lugar. Los efectivos de la comisaría primera lo corrieron y lo redujeron en la esquina de Nux y Catamarca. Cuando le requisaron la mochila le encontraron la placa que identificaba a Pallavidini como integrante de la Policía de Santa Fe y el arma reglamentaria calibre 9 milímetros.
Luego de ser detenido, Pallavidini se defendió ante el juez y declaró que todo se trató de una confusión. Que ese día fue a pasear con dos amigas a Paraná, y que se dirigió al quiosco a comprar una tarjeta de teléfono. Cuando abrió la mochila, la empleada que lo atendió vio la pistola, se asustó y empezó a gritar. Por eso él se retiró del lugar.
En los alegatos, la fiscal Castagno consideró que el grave delito fue probado, tanto por las declaraciones de los testigos como por la actitud de fuga adoptada por el acusado, cuya versión resultó insostenible. Por esto, pidió la pena de cinco años de prisión efectiva para el policía, por el delito de Robo calificado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa, agravado por su condición de funcionario policial, y por utilizar el arma reglamentaria que le proveyó el Estado de la provincia de Santa Fe.
Por su parte, el defensor Navarro apeló a la figura de la Tentativa inacabada, ya que Pallavidini desistió del hecho de forma voluntaria, y se retiró del lugar sin en ningún momento apoderarse de algún elemento del kiosco, por lo que reclamó la absolución.
Finalmente, los camaristas ayer adelantaron la parte resolutiva de la sentencia, en la que coincidieron con el planteo de la acusación pública: condenaron a Pallavidini a la pena de cinco años de cárcel. El policía santafesino permanece aún en libertad, ya que no ha violado las reglas que le impusieron cuando le otorgaron la excarcelación. Ahora se abren los plazos para que la defensa recurra el fallo en Casación, y en caso de quedar firme el mismo Pallavidini deberá ser alojado en la cárcel de Paraná.