La investigación por el femicidio de Susana Villarruel, ocurrido hace ocho días en la ciudad de Gualeguaychú, sigue adelante. El fiscal Martín Gil pone su empeño por estas horas en la búsqueda del arma homicida. El cuchillo que fue secuestrado en la vivienda del acusado, Ramón de la Cruz Ortiz, expareja de la víctima, no se condice con el utilizado para apuñalar a la mujer. Por esto, desde hoy a primera hora, efectivos policiales volverán a rastrillar la zona del arroyo El Cura y las inmediaciones del lugar donde fue hallado el cadáver. Esta vez, con la particularidad de que utilizarán un detector de metales que ayudará a hallar el cuchillo, en caso de que haya sido abandonado en esa zona.
Caso Susana Villarruel: buscarán el arma blanca con detector de metales
Los investigadores creen que el exmarido de la víctima arrojó el cuchillo utilizado para ultimarla en la zona del arroyo El Cura
18 de julio 2017 · 07:30hs
"Pedimos detector de metales para rastrillar la zona donde fue localizado el cuerpo y todo el monte", dijo a UNO el fiscal, quien además indicó que estarán abocados a la búsqueda de otros elementos, como el bolso de Susana que nunca fue hallado.
Al elemento para rastrear metales lo cuenta la División de Bomberos Zapadores de Paraná, y será llevado hoy para dicha tarea.
Resulta que la semana pasada fue secuestrado en el allanamiento al domicilio de De la Cruz Ortiz un cuchillo y un celular (ver recuadro). El elemento cortante, según advirtió el médico forense, no guardaría relación con el tipo de heridas que padeció Susana. Es que se trata de un cuchillo con serrucho, y las heridas son compatibles con un cuchillo con filo.
Por otro lado, se informó que no se encontraron en la casa del imputado prendas de vestir con sangre a simple vista, pero de todos modos la ropa fue secuestrada y enviada a peritar al laboratorio de Criminalística de Paraná, con el fin de hallar rastros que, en caso de existir, podrían arrojar una muestra de sangre a para obtener un perfil genético.
Tampoco se ha encontrado hasta ahora la campera de la mujer, que llevaba puesta el lunes a la mañana al salir de su casa del barrio Toto Irigoyen, según declaró la hija que la vio irse, por última vez.
Como ya se informó, entre otros elementos que comprometen la situación del acusado, está su propia declaración como testigo al momento de radicar la denuncia de la desaparición de la mujer, aquel lunes en horas de la noche. Dijo que la había dejado en una parada de colectivos, y que ella iba a encontrarse con un abogado. Pero ningún colectivero de la línea que pasa por el lugar dijo haber subido a Susana como pasajera esa mañana.
Una vecina de la zona, declaró ante el fiscal que escuchó "gritos desgarradores" de una mujer a las 7.20 del lunes, en las inmediaciones del lugar del hecho, y afirmó que llamó al 101 del Comando Radioeléctrico, pero nunca llegó a la comisaría el aviso para ir a constatar qué sucedía.
El delito que el fiscal Gil imputó a De la Cruz Ortiz es Homicidio triplemente calificado: por el vínculo (ya que eran matrimonio, con trámite de divorcio iniciado recientemente por Susana), por violencia de género y por alevosía, que en caso de recibir condena podría llevarlo a prisión perpetua.
Se dispuso la prisión preventiva por 30 días para el acusado.
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El celular lo compromete
El celular de Susana fue hallado escondido en la casa de Ramón de la Cruz Ortiz. Fue el hermano de la víctima (que convivía con su excuñado) quien lo encontró y hay un mensaje que el hombre se había enviado a su celular desde ese teléfono. El mismo dice que se iba a demorar en buscar a los chicos a la escuela. La sospecha más firme es que el hombre se lo autoenvió para mostrarlo y desvincularse del asesinato. Al parecer, por ahora la estrategia le salió mal.