El caso de violencia de género que recientemente terminó con una condena para el agresor, es un ejemplo de lo que ocurre a diario en Paraná, donde las restricciones judiciales no son respetadas por los agresores. En este caso, el hombre fue imputado por seis hechos de amenazas y desobediencia judicial, por agresiones verbales pero sobre todo mensajes al celular de la víctima muy intimidatorios. Quizás el más grave es aquel en el cual le dijo a su expareja, luego de haberlo denunciado: “Muchas mueren después de la denuncia”.
Amenazó con 1.648 mensajes a la expareja: "Muchas mueren"
El hombre de 36 años, de Colonia Avellaneda, acordó con el fiscal Pablo Zoff cumplir un año de prisión condicional, en un juicio abreviado que fue homologado por la jueza de Garantías Elisa Zilli.
El primer hecho imputado ocurrió el 10 de junio de 2019, cuando llamó por teléfono a su expareja y luego de mantener una discusión con ella le manifestó que le cortaría el cuello. Posteriormente se hizo presente en el domicilio de calle Perú de Paraná, y luego de discutir con ella en la entrada de la vivienda, golpeó la puerta del garaje y le advirtió que si lo denunciaba le prendería fuego el auto.
El segundo hecho sucedió el 2 de febrero de 2019, cuando le envió a la mujer dos mensajes por WhatsApp: “Las rejas pensás que son seguras?”, “La cámara pensás que registra su lado izquierdo?”.
La tercera transgresión a las medidas judiciales de restricción que el hombre ya tenía por las denuncias de la mujer, también fue por la aplicación de mensajería: “Pensás que una denuncia hace controlar a alguien? Y pensás que yo no me controlo?”; “Que por una denuncia voy a controlarme?”; “Muchas mueren después de la denuncia”; “La denuncia no controla a una persona”.
El cuarto hecho imputado sucedió menos de un mes después, cuando le envió más mensajes: “Van a tener repercusión las boludeces que decís que digo”. La mujer le respondió: “Me estás amenazando?”; el hombre le respondió “Tómalo como amenaza”.
LEER MÁS: Violencia de género: presos por golpes y amenazas a mujeres
Una semana después, el 8 de septiembre de 2019 a la noche, volvió a enviarle un mensaje a su expareja, por la presunta relación con otro hombre: “Cuando sepa, vas a descansar”, le dijo.
En el sexto hecho imputado al agresor quedó claro la violenta obsesión del hombre para con la mujer: entre el 2 de agosto y el 6 de septiembre de 2019, desde su teléfono remitió 1.648 mensajes a través de WhatsApp al teléfono de su expareja, “controlando y cuestionando de modo constante sus actividades cotidianas”.
El agresor prefirió evitar un juicio oral y público y convino con la Fiscalía cumplir una pena de un año de prisión condicional, por los delitos de Coacciones, Amenazas simples y Desobediencia judicial reiterada, todos ellos cometidos en un contexto de violencia de género, lo cual agrava la situación.
Además, en el acuerdo que fue homologado por la jueza Zilli en una sentencia condenatoria, se le imponen normas de conducta por el plazo de dos años, la prohibición de acercarse a un radio de 100 metros de la vivienda de la víctima, y la prohibición de realizar actos molestos, violentos, y/o perturbadores por cualquier medio hacia mujer.
Además, en el caso de que ambos coincidan en algún lugar público o privado, el hombre tiene la obligación de abandonarlo. Desde ya, también le prohíben verse involucrado en actos de violencia contra la mujer.
También, el condenado deberá hacer un curso o taller acerca de la violencia de género, y 100 horas anuales de trabajos no remunerados a favor de una institución de bien común, o “iniciar hasta su alta un tratamiento psicológico para abordar aspectos de su personalidad que han influido en la comisión del hecho investigado”.
En este sentido, el defensor expuso en la audiencia que el hombre “tiene voluntad de realizar un tratamiento psicológico, para lo cual ha realizado gestiones para llevarlo a cabo en un establecimiento público, en razón de encontrarse actualmente sin trabajo”.
LEER MÁS: Deconstruir al macho violento, un proceso largo pero posible