Si algo diferencia el triple crimen ocurrido en calle Las Camelias de Paraná y cualquier otro asesinato, es que no hay nadie golpeando las puertas de Tribunales reclamando justicia. Los homicidios de tres personas vinculadas al narcotráfico a gran escala en la región, dejó secuelas en sus entornos cercanos, pero muchos lo tomaron como una consecuencia del negocio en el que andaban. Se cumplen hoy dos años de aquella siesta de domingo en la cual quedaron expuestas las operaciones de narcos en la región y la actuación del sicariato profesional.
A dos años del triple crimen, revisan la prueba para dar con el tirador y el instigador
Foto: UNO/Juan Ignacio Pereira
Foto: UNO/Juan Ignacio Pereira
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El único imputado por los asesinatos de tres narcos en Paraná espera el juicio. El fiscal y Homicidios buscan pistas para dar con los cómplices del crimen
El único imputado por los asesinatos de tres narcos en Paraná espera el juicio. El fiscal y Homicidios buscan pistas para dar con los cómplices del crimen
Cristian Barretto, de 43 años, Germán Herlein, de 32, y Laureano Morales, de 20, estaban bajo la sombra de un árbol luego de compartir un asado cuando fueron acribillados. Víctor, hermano del primero, sobrevivió por escapar y caerse entre los yuyos de un baldío.
La investigación a cargo del fiscal Martín Wasinger y a División Homicidios tiene a un imputado: Ramiro Colman, quien fue detenido menos de un mes después del hecho. Al joven de 24 años lo acusan de ser el conductor de la moto en la que iba el tirador que descargó una pistola 9 milímetros con casi 100% de precisión.
Se comprobó que actuaron, al menos, dos personas más: el autor de los disparos (un experto que tiró primero con la derecha desde la moto y luego con la izquierda corriendo a las víctimas) y el conductor de un auto Renault Kwid que horas más tarde apareció envuelto en llamas en calles Supremo Entrerriano y Vera Peñaloza (zona de Ramírez Sur). Y lo que se presume, como en todo trabajo de sicarios, es que hubo un instigador que lo encargó.
Al respecto, hay muchas especulaciones, pero ninguna certeza al respecto.
Según se informó a UNO, en esta etapa los investigadores se encuentran revisando las evidencias recolectadas hasta ahora, principalmente en los primeros meses de la pesquisa, para buscar nuevos puntos de contacto e indicios que permitan conducir a los demás autores del crimen por encargo.
Cabe recordar que ni Víctor Barretto ni sus familiares colaboraron con la investigación. De hecho, dejaron en claro que no querían hacerlo. Por esto, tampoco se pudo acceder a la información de los celulares, que son IPhone, ya que no se cuenta con la claves. Tampoco, hasta ahora, hubo una venganza.
Los únicos que en el último tiempo se acercaron a Tribunales con interés en conocer el estado de la investigación fueron los familiares de Laureano Morales, quienes no sabían con quienes se estaba relacionando el chico. Con mucho dolor, esperan que alguien pague.
Por su parte, el abogado defensor de Colman, Patricio Cozzi, aseguró a UNO que no hay pruebas que lo incriminen en el hecho. Como se ha informado, hay un testigo que momentos antes vio a los motociclistas pasar cerca de su vivienda y señaló en una rueda de reconocimiento a Colman como el conductor de la moto. El defensor cuestiona esa prueba, pero además, afirma que no hay otras evidencias que sostengan la imputación contra Colman.
En este sentido, Cozzi aseguró que existe en este caso una “visión de túnel”, lo que explicó: “Toda la información que sustente esa conclusión preestablecida se le otorga mayor valor teniendo efectos con el resto de la evidencia”. Lo cual “lleva a los actores del sistema de justicia a concentrarse en la culpabilidad de un sospechoso, seleccionando, filtrando y sobreestimando evidencia en contra de aquel, construyendo un caso para condena, ignorando y suprimiendo evidencia exculpatoria”.
Cabe recordar que Colman se encuentra alojado en la cárcel de Paraná cumpliendo una condena porque en 2021 la División Robos y Hurtos venía investigando las balaceras en la zona de los barrios Consejo y 1° de Julio y lo identificaron como uno de los sujetos que efectuaron disparos en el marco de enfrentamientos entre bandas. Allanaron el departamento ubicado en calle Moreno de Paraná, que Colman alquilaba desde hacía varios meses y le encontraron una pistola calibre 9 milímetros marca Bersa Thunder y 16 balas.
Dos de las víctimas tenían condenas por narcotráfico
El triple homicidio consternó a la ciudad de Paraná aquella tarde del 15 de noviembre de 2020. Si bien la misma escena del crimen señalaba un ajuste de cuentas mafioso, cuando los policías identificaron a las víctimas confirmaron que se trataba de un asunto ligado al narcotráfico, ya que dos de las víctimas y el sobreviviente eran personajes que hacía muchos años estaban en ese negocio.
Quien más recientemente había sido condenado era Germán Herlein, quien se encontraba con libertad condicional en el marco de una pena impuesta por el Tribunal Oral Federal de Paraná como proveedor de marihuana. No obstante, continuaba en ese mundo delictivo.
Respecto a Barretto, el antecedente pena se remonta a dos décadas atrás. Del archivo periodístico de UNO surge que fue sentenciado por el TOF el 11 de abril de 2002 en el marco de un juicio por venta de drogas. Recibió un año de prisión condicional por Tenencia simple de estupefacientes. Quienes resultaron condenadas fueron sus primas, entre ellas María Laura Spoturno, quien fue esposa del narcotraficante Gonzalo Caudana.
Los hechos que llevaron a ese juicio marcaron parte de la historia criminal del narcotráfico en Paraná: “El 6 de marzo de 2001 en Paraná se realizaron allanamientos en cinco domicilios. De allí surgió el secuestro de más de 2 kilos de cocaína y la detención de cuatro personas. En uno de los procedimientos, efectivos de la Dirección de Toxicología mataron de dos balazos a Jorge Larrosa, marido de María Laura Sportuno, la menor de las hermanas. Según la Policía en principio y la Justicia ahora, las hermanas Spoturno integraban una organización dedicada a comercializar droga”.
Barretto era primo de ellas.