Pablo Felizia/ De la Redacción de UNO
Plazas, potreros y solidaridad son la identidad de cada barrio
Uno es el barrio, las calles que lo vieron nacer o aquellas que quedan en el recuerdo cuando se está lejos. El tiempo puede hacer eso de transcurrir, pero la referencia constante a una misma esquina, entre todas las posibles, siempre vuelve a la memoria; los que nunca se fueron son dueños de un orgullo que perdura. Ese espacio de la ciudad es una identidad construida entre ruedas de bicicletas, pelotas que rebotan o el saludo temprano de quien se despide por unas horas para ir a trabajar.
Con la consigna de la semana, UNO preguntó a los lectores por lo mejor de cada zona. Las plazas, los potreros, los lugares de encuentro y la solidaridad de los vecinos con los que se convive fueron las respuestas más comunes. Incluso las vecinales, aunque más precisas, ofrecieron las mismas referencias.
San Agustín es uno de los barrios más emblemáticos de Paraná y que ha generado un sentimiento de pertenencia como casi ningún otro. Hay quienes lo mencionan primero antes de dar su dirección, como si fuera el nombre de pila de la calle en donde se vive. También hay que nombrar a Bajada Grande, aceitera histórica y originaria. A los antiguos que llegaron con tambor o a Puerto Sánchez, que tiene la capacidad mágica de transformar en cantor a quien llegue con guitarra.
Cada zona tiene eso, algo que lo hace diferente a los demás. Hay algunos que nacieron cuando alguien regaló tierras porque Paraná crecía y se expandía. Así le pasó hace 80 años al barrio Consejo, que lleva ese nombre porque sus manzanas pertenecían al Consejo General de Educación y las parcelas las había donado al organismo Enrique Berduc.
No se puede nombrar a todos, pero están presentes en la memoria colectiva, como el barrio Hipódromo, designación que le quedará para siempre, aunque solo se vean ruinas de aquello que le dio identidad.
Un lugar en el mundo
Santos y santas, curas, fonavis, referencias geográficas, próceres, fechas, organizaciones gremiales, varios puertos y hasta obras de ingeniería dan nombre a los barrios de la ciudad.
En la vecinal Paracao sostienen que el mejor lugar del mundo es la plaza San Pedro. Pero Alberto Demetrio Ocampo, que es secretario de la comisión, explicó que en realidad se iba a llamar Don Pedro, vecino de apellido Balcar, cuya familia donó el terreno. Al poner la placa de inauguración, alguien lo santificó. “Hace 20 años que vivo en el barrio y la plaza se inauguró hace 40”, contó Ocampo. También destacó la importancia del club que lleva el nombre del barrio.
En el Presidente Perón todas las calles hacen referencia al movimiento y a esa corriente del pensamiento nacional. “Lo mejor son los vecinos, la solidaridad que tienen y se mantiene ese espíritu”, dijo Exequiel Olivo, presidente de la comisión vecinal. Destacó también al centro comunitario, la escuela, el busto del general y una despensa añeja por Alejo Peyret que todos les dicen el bar de Politi, pero que hace un tiempo cambió de nombre.
En la vecinal Las Rosas todas las calles hablan de poetas y escritores. Emiliano Ríos, el presidente de la comisión, estaba enojado porque sostiene que en su barrio hay problemas que pasan inadvertidos para quienes deben solucionarlos. “Lo más lindo es la gente y la esperanza de que a pesar de todo, se puede mejorar”, señaló en concreto sin metáforas ni comparaciones.
En el barrio Las Flores, al potrero se lo cuida como si fuera un estadio de primera. Ahí se hace de todo y hasta campeonatos para grandes y chicos. Está ubicado al frente del Cementerio y la calle es numerada, pero para nombrarlo lleva un agregado: “Queda en la 1269 al final. Es lo único que tenemos y lo más lindo. Ahí festejamos el Día del Niño, de la Madre y hacemos ferias”, dijo el presidente de la comisión, Sergio Rosset.
En barrio Aatra la plaza lleva el nombre de Puerto Argentino porque un vecino tuvo un hermano que combatió por la Patria en Malvinas. Desde la vecinal contaron que debe tener como 30 años, e incluso la levantaron y la sostienen a pulmón.
De referencias similares es la plaza 2 de Abril en el barrio Los Aromos. Horacio Mendoza, el titular de la vecinal, contó que hace 20 años ahí se hacían los actos por Malvinas y por el 9 de Julio. Dijo que hoy no está en buenas condiciones y que le falta mejor iluminación.
Así, cada barrio de Paraná tiene algo que lo hace único, una esquina, un espacio que se comparte; un vecino que vale la pena saludar. Faltan nombrar decenas de lugares emblemáticos, de identificación y profundos. Quizás es el Parque Urquiza junto al río, lo más hermoso que tiene Paraná para compartir. De todos modos ya es posible advertir que aún hay mucho para dar.