El 1º de julio de 1974, a las 14.05, se informó por cadena nacional que hacía menos de una hora había fallecido el presidente de la República, Juan Domingo Perón. La noticia, aunque esperada, conmocionó a los argentinos. Hacía menos de un año, el 62% de los ciudadanos lo había elegido primer mandatario por tercera vez. Al conmemorarse 44 años de su desaparición física, muchos se preguntan cuál fue su secreto para que el movimiento que él fundó en 1945 continúe vigente hasta la actualidad, aun cuando atravesó momentos históricos en el que se predijo su desaparición. Casi todas las investigaciones periodísticas concuerdan en que durante junio del 74 Perón ya había sido salvado dos veces de la muerte por el equipo médico del hospital Italiano que permanecía día y noche junto a él. Allí estaban, entre otros médicos residentes, el exsenador por el Departamento Victoria, Carlos Garbelino. La salud de Perón era un secreto de Estado, pero recuerdan los viejos peronistas que el temor de que se muriera en cualquier momento se sentía en el aire.
Nueva filosofía de vida
Más allá de las medidas económicas, las decisiones de política interna y externa y la acción social, Perón desde el comienzo se propuso realizar una "revolución cultural", es decir, la inclusión de valores que fueron adoptados por el pueblo que lo seguía, pero también por quienes fueron sus opositores y que aún perduran, incluso en los que no son peronistas. ¿Cómo lo hizo? En 1953, él mismo lo explicó en las clases que, siendo presidente, impartía en la Escuela Superior Peronista: "Todo movimiento colectivo que trata de introducir modificaciones de fondo en la estructura social, debe tener una sólida justificación filosófica. El justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple, práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista".
A 44 años de la partida de Perón, un líder que tiene plena vigencia
Fue uno de los personajes más influyentes de la historia argentina del siglo XX. Tres veces presidente, el General fue fundador del PJ
1 de julio 2018 · 15:12hs
Ícono de la historia argentina
Había muerto el hombre que cambió la Argentina desde el ejercicio del poder, desde la conducción política, desde la sensibilidad social, desde un fantástico conocimiento de la situación mundial y desde su innegable condición de estadista. Atributos estos que ningún otro presidente argentino ha vuelto a reunir. Lo que ocurrió después, también es conocido. Leonardo El 1º de julio de 1974, a las 14.05, se informó por cadena nacional que hacía menos de una hora había fallecido el presidente de la República, Juan Domingo Perón. La noticia, aunque esperada, conmocionó a los argentinos. Hacía menos de un año, el 62% de los ciudadanos lo había elegido primer mandatario por tercera vez. Al conmemorarse 44 años de su desaparición física, muchos se preguntan cuál fue su secreto para que el movimiento que él fundó en 1945 continúe vigente hasta la actualidad, aun cuando atravesó momentos históricos en el que se predijo su desaparición. Casi todas las investigaciones periodísticas concuerdan en que durante junio del 74 Perón ya había sido salvado dos veces de la muerte por el equipo médico del hospital Italiano que permanecía día y noche junto a él. Allí estaban, entre otros médicos residentes, el exsenador por el Departamento Victoria, Carlos Garbelino. La salud de Perón era un secreto de Estado, pero recuerdan los viejos peronistas que el temor de que se muriera en cualquier momento se despedida. El velatorio de Juan Domingo Perón conmovió al país. Bettanín, diputado por la Juventud Peronista en el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) escribía el 2 de julio un artículo titulado Dos países diferentes velaron al General Perón. Uno era el de los pasillos, de los sillones. Los uniformes relucientes, la gomina y las invitaciones especiales. Era el país de las instituciones, de los discursos engolados. El país de la televisión y las declaraciones. Era la dirigencia argentina azorada y preocupada por la muerte de un presidente. El otro el país de los oprimidos. De los humildes y desposeídos. La Patria anónima, el país del adiós silencioso, del llanto contenido. El país de la flor apretada contra el pecho durante horas, mojada por la lluvia, pero sostenida firme en las manos para terminar dejándola a los pies del cajón. Era la Patria despidiendo a su mejor amigo. El país de la tristeza y el dolor. Perón había vuelto al país el 20 de junio de 1973. Allí, ocurrió el hecho conocido como la Masacre de Ezeiza. El 13 de julio renunció Héctor Cámpora para permitirle ser candidato. Perón ganó la Presidencia con el 62% de los votos contra el postulante radical Ricardo Balbín. Se convirtió en presidente por tercera vez en octubre de 1973 con su esposa María Estela Martínez como vicepresidenta. Una de las tapas más recordadas por el periodismo argentino es la del diario Noticias del día siguiente a la muerte de Perón, cuya famosa bajada fue escrita por Rodolfo Walsh, encargado de la sección Policiales. El diario –aparecido en noviembre de 1973– vendió ese día 185.000 ejemplares. Estaba controlado por Montoneros y su director en ese entonces era el periodista Miguel Bonasso. Ese diario duró nueve meses y fue clausurado