Los triunfos tapan todo. O, al menos, sirven para amortiguar situaciones complejas. No es de ahora, sino desde siempre en el fútbol. Un buen resultado tiene alta cotización y una derrota cuesta caro. Irrita en un mundo pasional. Newell's vive tiempos turbulentos y el anuncio de posible renuncia del presidente Eduardo Bermúdez a su cargo encendió todas las alertas institucionales. Porque lo que se pone en juego es una entidad centenaria en una puja de poderes mezclado con desaciertos y cuentas o balances cuyos números no cierran.
Mano alzada para ganar la asamblea del fútbol copy
Por Luis Castro
"¿Va a renunciar el presidente?" La pregunta se repetía una y otra vez en la previa al partido de ayer y tenía que ver con las declaraciones del presidente Bermúdez a Ovación sobre la posible dimisión a su cargo. La preocupación de los rojinegros es cada vez mayor, no sólo por el andar futbolístico sino —sobre todo— por la convulsionada vida institucional. La reunión de pasado mañana de Bermúdez con el juez Fabián Bellizia pasó a ser uno de los temas principales en las charlas leprosas. Y eso estaba en escena en un Coloso con mucho público más allá de todas las peripecias ñulistas.
Dicen, también, que todo tiene que ver con todo. Y en el fútbol nada se puede presagiar de antemano. Porque de arranque nomás Luciano Pocrnjic, que iba a ser titular, se resintió y Nelson Ibáñez siguió en el arco; Brian Sarmiento sufrió una fractura de tobillo y se despidió del torneo (además, ahora deberá seguir en Newell's más allá de que concluya su préstamo) y luego Bruno Bianchi tuvo una molestia y afuera. Accidentado al ciento por ciento el inicio leproso que hacía presagiar una tarde difícil. Más aún porque futbolísticamente no entusiasmaba con su juego.
Todos los cambios sufridos en apenas un puñado de minutos generaron preocupación en el cuerpo técnico. El impacto fue intenso. Si se le suma aquella derrota ante Argentinos Juniors hace quince días, más los conflictos institucionales —con una asamblea multitudinaria y un revés durísimo para la dirigencia—, todo eso le llega al plantel. Esas cosas no quedan de lado, son tenidas en cuenta. "Tratamos de no meternos para que todo lo que suceda en el club no influya", le dijo a Ovación días atrás Fabricio Fontanini. La realidad indica que todo llega y también afecta.
La victoria sirvió y de mucho para Newell's. Porque calma las críticas, al menos por unos días. Genera cierta tranquilidad dentro de un tiempo plagado de confusiones, amenazas de renuncia y chicanas políticas por doquier. Y donde parece que se piensa más en el beneficio personal que en lo que verdaderamente debería importar: la institución.
"Movete leproso movete, que hoy no podemos perder", bajó el grito de la tribuna con fuerza al césped del Coloso. A Newell's no se le podían escapar los puntos y, con mucha zozobra, se aferró a ese objetivo. Y así logró no renunciar al triunfo en la asamblea del fútbol en el Coloso.