Sufrió, pero el esfuerzo no fue en vano. Patronato logró lo que varios meses atrás parecía una empresa lejana: la permanencia. Ayer conquistó la última batalla que tenía en su recorrido. Se esforzó al máximo. Dominó la ansiedad y la tensión. Se sacrificó. Desplegó la mística que en poco más de una década lo trasladó desde la Liga Paranaense de Fútbol, a codearse con los mejores elencos del deporte más popular en la Argentina.
La mística le permitió continuar en la elite
Patronato consiguió la victoria que necesitaba para asegurar su permanencia en Primera División. Sufrió, pero celebró al derrotar 2 a 1 a Argentinos Juniors. El Rojinegro fue efectivo y solidario.
Por Matías Larraule
8 de abril 2019 · 09:04hs
Hubo lágrimas en los cuatro costados del Presbítero Bartolomé Grella. Fueron llantos de emoción. El hincha no celebró un campeonato, pero disfrutó al observar al equipo de sus amores cristalizar el objetivo. Esto demandó un esfuerzo supremo de todas las partes. En los jugadores, en el cuerpo técnico, en la dirigencia y en el hincha, que ayer copó el estadio. Por eso pudo superar a los adversarios en el campeonato por la permanencia.
Fue otra jornada histórica. El Pueblo Rojinegro sumará al 7 de abril al listado de fechas antológicas. Despejó el fantasma del descenso. Lo hizo al derrotar 2 a 1 Argentinos Juniors en una de las historias correspondientes a la 25ª fecha de la Superliga Argentino de Fútbol. De esa manera inscribió su nombre en la próxima temporada y condenó a Tigre, Belgrano de Córdoba y San Martín de San Juan a disputar la siguiente edición de la B Nacional.
Con esa pilcha el sanjuanino se anotó un poroto enorme en el triunfo que Patronato obtuvo ante Ramón Santamarina de Tandil el 6 de diciembre de 2015. Ayer Carabajal se despachó con un doblete para desatar la fiesta Santa en barrio Villa Sarmiento.
En el primer gol el cordobés sacó chapa de crack. Encontró el segundo balón luego de un centro pasado que buscó la referencia de Gabriel Ávalos. Carabajal acomodó el balón para acariciarlo con su pie derecho y ubicarlo lejos del alcance de Federico Lanzilotta.
La prematura ventaja le permitió gozar de mayores espacios. Lo explotó en un contragolpe de manual que elaboró luego de un balón detenido que desperdició Argentinos. Geminiani despejó una mala ejecución de Alexis Mac Allister. Berterame picó al vacío para encabezar el ataque libre de marca y luego enviar el centro que Carabajal capitalizó para obtener mayor tranquilidad al estirar cifras con un cabezazo que venció la débil resistencia del arquero del Bicho.
La visita mostró buen manejo del balón, pero carecía de profundidad. No obstante se las ingenió para provocar errores no forzados en la última línea entrerriana. De esa manera tuvo una chilena de Batallini que Bértoli controló y otro remate de Hauche. En su tercer intento el ex-Racing facturó luego de una triangulación con Batallini y Mac Allister.
El descuento de Argentinos le dio un toque de emotividad al juego. Pero también originó el incremento de la tensión del hincha durante todo el complemento. Además el elenco del barrio porteño de La Paternal observó durante todo ese período el arco defendido por Bértoli luego del ingreso de Paiva, pero especialmente cuando Spinelli saltó al campo de juego.
El segundo tiempo fue un martirio para el hincha, que observó a cada instante el paso del tiempo en los cronómetros de los teléfonos móviles. Argentinos manejó la redonda con paciencia y claridad y logró ubicarla cerca de la humanidad de Bértoli. Un pase profundo de Mac Allister dejó a Batallini cara a cara con el capitán del Rojinegro, pero el atacante visitante le entró al balón con el diario de ayer, como describió alguna vez José Luis Chilavert,
Sciacqua intentó ordenar al equipo con el ingreso de Briñone (anteriormente había saltado a escena Dettler por Carabajal). Modificó el esquema superpoblando el mediocampo. Tuvo una aproximación con un remate de Compagnucci que impactó en la mano de Quintana. Claro penal que Rapallini no sancionó. Argentinos amenazaba con alcanzar la paridad. Las victorias de San Martín, Belgrano y Tigre generaron preocupación en la tribuna. La visita amenazó con apagar la fiesta con un cabezazo de Spinelli. Ahí se agigantó la figura de Bértoli. En su último oficial con el escudo que defendió durante 16 años San Sebastián se mostró rápido de reflejos al enviar al tiro de esquina un cabezazo a quemarropa del atacante del Bicho de La Paternal.