“Quiero volver a la cancha de Patronato, a las instalaciones del Presbítero Grella, bendecir los arcos, botines y hasta los pies de los jugadores, también al director técnico, una buena persona que ya hizo ascender al Rojinegro en 2015. Hay mucha gente mala que no quiere que al equipo le vaya bien y yo quiero curarlos, pero los futbolistas también tienen que poner voluntad, tienen que correr... Es mucho el amor que yo le tengo a ese club”, dijo a UNO Paula Aranda, la abuela curandera de barrio El Sol, de Paraná.
Doña Paula volvió para sanar al Grella
Por Valeria Girard
En marzo de 2019, y antes de un duelo clave para la permanencia en Primera División, frente a Defensa y Justicia, UNO con la autorización de la dirigencia del club llevó a Paula hasta la sede de calle Presbítero Grella de Paraná donde bendijo las instalaciones y fue considerada por muchos como la ayuda extra del equipo para lograr el triunfo.
Ayer volvió al club para realizar lo mismo. Horas antes, en una nota con UNO había expresado su deseo de volver a curar las instalaciones de calle Presbítero Grella y la respuesta llegó:
El Rojinegro es el único equipo de su categoría que no ha sumado. Lleva siete derrotas consecutivas y está a un partido de igualar el peor mal inicio de campeonato en las máximas categorías de fútbol argentino.
Se ubica último en la tabla de los promedios, con la salvedad de que los descensos no se definen este año sino a fines de 2022. Aún así los resultados obtenidos hasta ahora provocan malestar en la hinchada, que hasta parece haber perdido la paciencia con el entrenador Iván Delfino, muy querido y valorado por lograr el ascenso allá por 2015. Hasta el momento Patronato sólo convirtió cuatro goles y ninguno en su casa. Si bien no se puede considerar que esté sentenciado, se puede hablar de una urgencia de levantar el promedio y encauzar el camino.
A dos meses de cumplir 98 de palabra años la abuela curandera dijo que entiende que puede hacer algo por el equipo de sus amores, que se encuentra otra vez en una situación crítica. Ayer por la tarde Paula estuvo en el estadio Grella para cumplir con su deseo.
Doña Paula estuvo muchas veces en el club, durante muchos años junto a La Cata (Catalina Rouseaux de Seip) se acercaban a llevarles elementos de higiene personal, toallas y hasta bizcochos a los jugadores y realizaban actividades para recaudar fondos para ayudar a la entidad.
De palabra
Paula Aranda cumplirá el 3 de junio 98 años y es conocida en su barrio, El Sol, como la abuelita curandera. Cura de la culebrilla, recalcaduras, quemaduras, dolores de muela y ojeadura, aunque ahora toma muchos recaudos para protegerse del coronavirus. Nació en paraje El Ombú, distrito Estacas, en el Departamento La Paz. A los 9 años esquilaba ovejas, arreaba las vacas a los corrales y recolectaba maíz con una bolsa de arpillera atada a la cintura. Vivió un tiempo en Esquina, provincia de Corrientes, y aprendió el idioma guaraní. Su madre falleció cuando ella tenía 12 años y, al año siguiente sufrió la pérdida de su padre.
Ella y sus siete hermanos quedaron huérfanos. Como era costumbre, los hijos varones del matrimonio quedaron al resguardo de sus padrinos y las mujeres de sus madrinas, pero ella eligió vivir con una tía, en la capital entrerriana. En Paraná trabajó durante años en el complejo escuela hogar Eva Perón y luego en las instalaciones del Consejo General de Educación, en el que se jubiló. A los 16 años conoció al que fue su esposo y padre de su único hijo. Es abuela de dos nietos. Se define como hincha “furiosa” de Patronato, también de River: “A mucha honra”, acota. Le apasiona el fútbol y sobre todo el box. Sube escaleras, limpia, cocina, juega al chinchón y es una gran lectora. “Leo sin anteojos”, dijo orgullosa. Aún recuerda de memoria las declamaciones que hacía durante los actos patrios, en su escuela Primaria.
Llegó a la Redacción hace más de dos años, muy afligida, porque había perdido una cinta roja con dos medallitas. A la descripción, le sumó el relato de que ya le había pedido al Santo Bailon que la ayude a encontrar el objeto perdido, pero hasta ese momento no había obtenido resultado. “Si lo encontrás, tenés que bailarle un vals o un paso doble, si no en la próxima olvidate que te va a ayudar”, dijo. Su mayor preocupación era que la cinta, que tiene 36 años y era la que usaba para curar, no se podía mojar. Si se encontraba a la intemperie y llovía, no podría utilizarla más.
Allí radicaba su apuro por encontrarla. Regresó tiempo después con la buena noticia de que la cinta había aparecido.
La cinta roja
Nadie le enseñó a curar. No sigue los mismos rituales que las otras curanderas, ni realiza las mismas oraciones. Asegura que cuando era adolescente, ya viviendo en Paraná, se le presentó un pesebre a los pies de su cama, rosas de todos los colores y la imagen de la Virgen. “No sabía qué pensar, estaba preocupada. Un médico me llevó a la iglesia, allí me dijeron que lo que yo tenía era un don, y que debía hacer el bien sin recibir ni cinco centavos por ello. A mí la autorización para curar me la dio el papa Pío XII”, aseguró la entrevistada “El arzobispo me dijo ‘usted va a vivir muchos años, porque Dios la va a ayudar a vivir y va a inaugurar una iglesia’. Con los años, cuando el seminario se mudó al predio en calle Don Bosco en el edificio de calle General Urquiza sólo quedó una capilla, por calle Andrés Pazos, por muchos años sin funcionar. Estuve en la reapertura, entramos a las 7 y salimos a las 23. Fue muy emocionante porque allí estaba la imagen de la Virgen que había visto a los pies de mi cama. Ella fue a visitarme y quería que yo visite su casa”, dijo la abuela que ayer estuvo en el estadio del Negro.
La abuela habló con UNO
Días antes del partido entre Patronato y Aldosivi UNO visitó en su casa a doña Paula. A dos meses de cumplir 98 años la curandera dijo que entiende que puede hacer algo por el equipo. ¿Hará el milagro en la cancha de Patrón?