Una vez más, la falta de ropa oficial vuelve a aparecer en el horizonte. A horas de competir en el XV Sudamericano de Medio Maratón, los siete atletas designados por la CADA no recibieron la indumentaria para competir este sábado desde las 18 en Corre Montevideo.
Atletas argentinos, sin indumentaria oficial para el Sudamericano de Medio Maratón
Se trata de los campeones argentinos de la distancia, logro que obtuvieron en los 21k de Rosario 2016, el catamarqueño Marcelo Fabricius y la cordobesa Rosa Godoy, olímpica en Río 2016. A ellos se sumaron Diego Elizondo (ganador de los 21k de Buenos Aires 2016), la también olímpica Viviana Chávez, Ulises Sanguinetti, Luján Urrutia y Belén Iardino.
El jefe de equipo debía ser el profesor y entrenador Alexis Abot, pero como no pudo viajar su lugar fue tomado por el profesor Martín González.
El mensaje de la conducción, con quienes LNCorre no pudo dialogar, se hizo inequívoco: "No hay vestimenta oficial porque no llegó. Compiten con su ropa y, en lo posible, que no haya ningún sponsor personal en la misma".
La bronca, como era de esperar, se replicó en el hotel Intercity, de Montevideo, donde se aloja la delegación. "Ellos (por los atletas) quieren dejar de renegar con estas cosas para enfocarse sólo en la competencia. ¿Es tan difícil?", es el resumen que llegó desde Montevideo.
No es la primera vez que los atletas quedan a la deriva. Sobran los ejemplos. Por caso, en los Juegos Olímpicos de Río 2016, la CADA estableció un acuerdo con la marca Asics y la ropa era, como mínimo inadecuada: calzas con badana para las maratonistas, pecheras demasiado gruesas y de dudosa calidad dry fit.
En verdad, según pudo averiguar y chequear LNCorre, la casa matriz de la marca japonesa jamás supo sobre el supuesto acuerdo con la CADA. De hecho, la ropa que fue entregada a los 13 atletas olímpicos correspondía a la marca Laufen, de confección local, a la que le estamparon el logo de la indumentaria japonesa.
La situación de la ropa volvió a repetirse en el reciente Sudamericano de Cross, en Chile, cuando una empresa nacional donó la indumentaria y los propios atletas compraron escudos argentinos para colocarlos en sus pecheras. La respuesta remanida y repetida desde la cúpula de la CADA fue que el Enard no les había aprobado el presupuesto. Palabras que suenan más a excusa que a una razón fundamentada porque el Enard ayudó y ayuda desde su creación a los deportistas, pero no todo debe depender del 1% que surge del impuesto a la telefonía celular.
En tiempos del todo vale y del todo pasa, visibilizar es sumar, mientras Scarpín, a quien algunos cariñosamente llaman Beto, amenazante y siempre desafiante, se mantiene aferrado al poder bajo una única lógica: "Lo que nosotros podemos hacer es gestionar, concientizar y recibir ayuda, ¿qué otra cosa podemos hacer?".