En el lanzamiento de los Mellizos de Minnesota todo marchaba bien, pero cuando Frazier le dio a la pelota nunca imaginó que caería en una zona donde una niña nunca se percató de la trayectoria de la misma y por ende, no pudo evitar el fuerte golpe.
De inmediato, el beisbolista detuvo las acciones y empezó a lamentar la situación con una rodilla al piso y una cara de evidente angustia.
Alrededor de cinco minutos se suspendió el juego mientras había certeza de que la pequeña recibiera la atención médica pertinente y todo indica que sólo quedó en el susto y en un duro golpe.