Rodrigo Ramírez sueña con ver crecer la escuela de Stand Up Paddle (SUP) que funciona en la playa del balneario Municipal de Paraná. A los 18 años, todas las mañanas, colabora con Francisco Pancho Giusti, el creador del espacio y campeón argentino de la disciplina. Ordena las tablas, ayuda en las remodelaciones, entrena, sale a remar y está disponible para dar clases.
Rodri sueña con trascender y ver crecer a la escuela de SUP
Rodrigo con la tabla que ganó en Bariloche posa en el ingreso a Puerto Viejo.
En la Escuela de SUP Paraná se ilusionan con el rendimiento deportivo que mostró Rodri en la primera fecha de la Copa Argentina que se corrió en el lago del Llao Llao. Se trajo una victoria contundente, dando ventajas con la tabla que utilizó, y en Mar del Plata estaba listo para probarse en el mar. Horas antes de salir para la competencia anunciaron que la costa atlántica argentina entraba en cuarentena y se quedó con las ganas en la orilla de la playa.
En los primeros viajes conoció diferentes escuelas y entendió que lo ideal es tener compañeros para entrenar e incluso medirse para mejorar el rendimiento.
Vivió desde muy chico en la zona alta de Puerto Viejo y con el paso de los años se convenció de que quiere transcender. Si es en un deporte que se practica al aire libre y en contacto con la naturaleza, mucho mejor. "Si no fuera por mi papá, no estaría acá", declaró señalando la Escuela, mostrando el lugar en que se siente contenido. Anda todo el día en bicicleta, sale correr o a remar con las mismas ganas. Jorge, su papá, trabaja en la misma empresa que Francisco Giusti y ahí se generó el primer contacto.
Cuando Rodrigo llegó a la escuela de SUP pensaba que daban clases de canotaje, sobre la marcha se enteró de que era otro deporte, en el que se remaba de parado en una tabla. Jorge, entró otra vez en escena porque le compró la primera tabla haciendo un esfuerzo económico extra. Con el regalo del padre corrió la primera carrera de su historial, fue en Paraná y salió tercero. Miryam, su mamá, ya estaba contenta porque lo veía motivado entrenando como su hermana Mayra, que con 13 años ya hizo un camino en el básquet del Paraná Rowing Club. Ahora esperan encontrarle el deporte ideal a Santino, el hermano de 5 años, que "tiene que vivir la vida de deportista, porque es hermosa", cuenta el pibe caminando por el barrio con la enorme tabla bajo el brazo.
Francisco Giusti lo motiva para ir al agua, más ahora que se vino el frío, pero también trata de convencerlo para que termine la escuela Secundaria. Rodri se guarda las palabras y hace fuerza para explicar lo que siente: "Estoy disconforme con el sistema educativo, la escuela es necesaria, tengo pensada terminarla pero no te prepara para lo que realmente querés ser", reflexionó.
El chico habla con madurez y reflexiona sobre el río, los deportes y las motivaciones a los 18 años en un mundo que por momentos se vuelve maravilloso.