Ortiz señaló: "Debió haberse hecho un entablillado de protección, con puntales, para evitar que la tierra se desmorone. Es una zona con arena y piedras y el peligro era evidente, ya que se debió trabajar a cinco metros de profundidad", explicó.
"Uno entiende que la situación era urgente, y que media ciudad se había quedado sin agua; pero no por eso se puede justificar el peligro que existía trabajando así", añadió.
El dirigente gremial recordó que hasta hace algunos años la repartición municipal tenía en su dotación a carpinteros y herreros, y que ahora ya no cuenta con esa gente. "Claro que si tenemos que salir a buscar un carpintero que sepa de este tipo de estructuras vamos a tardar demasiado, pero eso se fue perdiendo con el vaciamiento de la repartición", explicó.
Ortíz apuntó que este tipo de situaciones no son infrecuentes. "Cuando se trabajaba en la costanera de Anacleto Medina se produjo una situación parecida con tres compañeros que quedaron atrapados por la tierra y el barro", recordó.
"No podemos estar siempre esperando tener buena suerte. Exigimos que se adopten medidas de prevención para proteger a los trabajadores", apuntó finalmente.