El silencio sobre el caso del sacerdote Justo José Ilarraz, acusado de abusar sexualmente de 50 menores, fue el común denominador de las homilías en las misas en Entre Ríos. En Tucumán, donde el abusador estaba radicado fue muy distinto. Desde el obispo de Concepción hasta los curas de las pequeñas iglesias se refirieron al tema, sin ahondar en detalles, pero a favor de Ilarraz.
Obispo tucumano defendió el rol de la Iglesia en el caso Ilarraz
Uno de los que opinó del tema fue el obispo José María Rossi, de la diócesis de la Santísima Concepción. El sacerdote reconoció en diálogo con La Gaceta que la grave imputación que recae en el cura Justo José Ilarraz “es causa de desconcierto y sufrimiento para todos”.
El cura paranaense, de 59 años, esta acusado de violar a más de 50 chicos, de entre 12 y 14 años, que estudiaban en el Seminario de Paraná. Los aberrantes hechos se habrían cometido entre 1984 y 1992, cuando el padre Justo se desempeñaba al frente del establecimiento formador de sacerdotes. El caso permaneció tapado hasta que fue publicado por la revista Análisis.
Ilarraz hasta hace un par de semanas vino desempeñándose en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, del barrio Ñuñorco de Monteros. A principio de 2000 cumplió funciones en la iglesia del Barrio Alvear de Concepción. “Los hechos denunciados han sido tratados oportunamente por medio de un proceso canónico llevado a cabo a su tiempo por la Arquidiócesis de Paraná. La iglesia hizo todo lo que debía hacer”, apuntó Rossi. Y dejó en claro que al concluir el proceso en cuestión al sacerdote no se le prohibió ejercer su ministerio.
Por esa razón -justificó el obispo- el padre Justo Ilarraz estuvo trabajando hasta hace poco en la diócesis del sur. Ahora, según el propio prelado, se le pidió que dejara de ejercer el sacerdocio hasta que la Santa Sede tome una decisión definitiva sobre el caso.
Rossi reveló que fueron las presuntas víctimas o denunciantes, las que solicitaron ante el Vaticano la reapertura de la causa que se le inició a Ilarraz en los 90 mediante un juicio diocesano. Ese proceso estuvo encabezado por el entonces arzobispo Estanislao Karlic.
El acusado fue posteriormente enviado al Vaticano.
La causa en su contra nunca fue trasladada a la justicia civil. Ilarraz había asumido la dirección del Seminario Menor luego de desempeñarse como secretario privado y chofer personal de Karlic. Así se había convertido en hombre de confianza del arzobispo.
Rossi, según se supo, acusó con dureza el escándalo que se acaba de desatar con la publicación de Análisis. Un pesado legado que se le transfirió desde Entre Ríos.
Pese a todo ensayó una cautelosa defensa del padre Justo Ilarraz. “En nuestra diócesis, donde el sacerdote permaneció desde hace más de 10 años, no se ha recibido ninguna denuncia contra su persona sobre posibles hechos semejantes”, dijo. Apeló, en ese sentido, a los testimonios que dieron a La Gaceta los vecinos de Monteros.
En el barrio Ñuñorco se le reconoce haber logrado ampliar casi el doble el salón de la parroquia. Se advierte que su tarea caló hondo en los sentimientos de la gente. Por eso la sacudió tanto la denuncia. Ahora se hizo cargo del templo el presbítero Abel Peñaloza, quien ayer estuvo presente en la parroquia.
“La gente está entre conmocionada e incrédula. Es que como usted ve, todo esto es obra de él”, se limitó a decir el sacerdote.
El paradero del acusado es desconocido. “Pedimos a nuestros fieles que nos acompañen con su oración, pidiendo a Dios que nos guíe por los caminos de la verdad y la justicia”, clamó el obispo. Verdad y justicia es precisamente lo que piensan exigirle los fieles de Monteros. “Queremos saber la verdad sobre el caso que involucra al padre Justo Ilarraz y justicia para el supuesto de que hasta ahora se lo haya venido amparando”, expresaron los vecinos.
La Justicia entrerriana está trabajando en la investigación del caso. En las iglesias de Paraná, en especial, los fieles hablaban en los accesos a los templos del caso, pero en el interior reinó el silencio.
La primera misa sin Justo José Ilarraz
Todas las miradas estaban colocadas ayer sobre la iglesia Sagrado Corazón de Montero, Tucumán. A las 19 se celebró la primera misa sin la presencia del cura Justo José Ilarraz. La celebración la ofició el obispo Rossi acompañado del nuevo cura Abel Peñaloza, quien no se refirió al tema.
Fuentes consultadas por UNO explicaron que al inicio de la misa, ante muy pocos fieles, el obispo hizo mención a la denuncia. Acompañado de los sacerdotes de la zona sur de Tucumán, Rossi aseguró que “todo lo que ven acá es el verdadero padre Justo (por Ilarraz)”. En ese momento, los presentes se levantaron y aplaudieron. Sin embargo, hubo fieles que pidieron la palabra, en especial un grupo de mujeres, pero les fue negada. De igual modo, expresaron su descontento a viva voz y se retiraron de la Iglesia. Un dato que llamó la atención, según los periodistas que participaron de la misa, fue que personas que se manifestaron contra el padre Ilarraz y concurrían a la parroquia prefirieron no ir a misa para evitar algún tipo de reproche. También el obispo Rossi criticó al periodismo. Esas palabras dirigidas a la prensa se llevaron el aplauso de los fieles.