Moscú (Rusia).— Rusia reabrirá el centro de espionaje electrónico de Lourdes, Cuba, clausurado en 2001 tras un acuerdo sellado durante la visita que realizó la semana pasada a la isla caribeña el presidente ruso, Vladimir Putin, según publicó ayer el diario ruso Kommersant.
Rusia reabrirá en Cuba una base de espionaje de la era soviética
El periódico, que cita fuentes cercanas al Kremlin, recordó que el centro fue cerrado hace 13 años por la compleja situación económica de Rusia en aquel entonces y por las reiteradas peticiones del gobierno de Estados Unidos.
“Nuestras relaciones (con Estados Unidos) se deterioraron mucho antes de (la crisis de) Ucrania. En realidad nunca han mejorado, salvo algunos períodos puntuales que han sido la excepción a la regla”, señaló un alto funcionario ruso para explicar el resurgido interés de Moscú por las comunicaciones de Washington.
El sofisticado complejo de radares, capaz de captar señales electrónicas a casi 2.000 kilómetros y cubrir casi todo el territorio estadounidense, fue instalado en el suburbio de El Wajay, al suroeste de La Habana, en 1964 tras la llamada “crisis de los misiles” y también en el cenit de la presencia militar soviética en Cuba. Ampliado y modernizado tras la desintegración de la Unión Soviética, “su utilidad será incluso mayor, ya que a diferencia de entonces, Rusia no tiene medios de espionaje electrónicos en el espacio y sus capacidades para interceptar comunicaciones mediante la flota son incomparablemente menores”, estima Kommersant.
Construido por el servicio de espionaje militar soviético (GRU), el centro de Lourdes permitió a la URSS interceptar los planes de Washington contra Irak en 1991.
Un excoronel del servicio secreto KGB que desertó de Rusia dio a conocer en 1998 el alcance del centro al declarar que, tras la invasión de Kuwait por parte del Irak de Saddam Hussein en 1990 y la campaña estadounidense para liberar el emirato árabe llamada operación Tormenta del Desierto en enero de 1991, Moscú espió en todo momento desde la base de Lourdes los planes bélicos de la coalición internacional que invadió el país árabe. Según los servicios secretos occidentales, desde Cuba los rusos podían “interceptar faxes, conversaciones telefónicas y comunicaciones por computadoras”.
En plena Guerra Fría, la base de Lourdes, justo al sur de La Habana, tuvo hasta 3.000 empleados y fue el centro más grande operado por Moscú en el exterior para reunir información de inteligencia de señales de radio. La base, que está ubicada a 250 kilómetros de la costa de Estados Unidos, también fue utilizada para proveer comunicaciones a los barcos rusos.
El presidente Putin ordenó el cierre de la base de Lourdes, al sur de La Habana, en 2001 como parte de un esfuerzo para acercarse a los Estados Unidos tras los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y en Washington, y también para ahorrar los aproximadamente 200 millones de dólares que Moscú pagaba cada año a Cuba por el uso de las facilidades. Más recientemente, bajo las políticas más agresivas del líder del Kremlin, varios buques de guerra rusos han hecho escala en Cuba y en Venezuela. Por ahora reina la tranquilidad.
Mutismo del Kremlin
Los medios rusos también han publicado reportes con fuentes anónimas del Kremlin sobre las intenciones de las fuerzas armadas rusas de establecer puestos de reabastecimiento en el hemisferio, que no han sido confirmadas oficialmente.
El ministerio de Defensa ruso y los altos responsables militares no hicieron ningún comentario al respecto de la información sobre la reapertura de la base de comunicaciones en Cuba. De cara a la visita de Putin a La Habana, el Parlamento ruso aprobó hace poco más de 10 días la condonación del 90% de una deuda millonaria que la isla de gobierno comunista tenía con Moscú desde tiempos soviéticos.