El pasado junio, un ciudadano de un pueblo de la región autónoma de Guangxi (sur) denunció a la policía de que el cadáver de su abuelo había desaparecido de su tumba.
Compran cadáveres robados para alcanzar la cuota crematoria
El robo se produjo a pesar de que varios miembros de su familia hacían turnos en el cementerio ante el incremento de robos de cadáveres en la región.
Un mes después, la policía detuvo a un individuo que admitió haber robado 20 cadáveres en diferentes localidades de la zona, además de haberlos transportado con su moto en bolsas hasta la provincia de Cantón.
Dong, uno de los funcionarios arrestados, compró 10 cadáveres por un total de 3.000 yuanes cada uno (aproximadamente 400 euros) mientras que He, el otro implicado, adquirió un número indeterminado de cuerpos por 1.500 yuanes (200 euros).
Según las declaraciones de los implicados, el gobierno había autorizado la compra de estos cadáveres para alcanzar la cuota establecida por el organismo.
En las localidades a las que pertenecen los dos detenidos, el gobierno ha ordenado que un determinado número de cadáveres deben ser quemados cada mes en función de la población total local del año anterior, una acción que ha obligado a varios ciudadanos de la zona a enterrar a sus parientes en secreto.
En los últimos años, la potencia asiática ha lanzado una campaña para inducir a la cremación con el objetivo de preservar terrenos y reducir el tamaño de los cementerios, una acción que ha causado una gran controversia entre los campesinos.
China tiene una tradición milenaria, según la cual, los familiares entierran a sus seres queridos para hallar la felicidad y la buena suerte.