Las autoridades de la Iglesia habían anunciado con grandes fanfarrias que el papa Benedicto XVI había aprobado uno de los últimos nombramientos de su papado, al ejecutivo Ernst von Freyberg, como presidente del banco del Vaticano, conocido oficialmente como el Instituto para las Obras de Religión.
Benedicto XVI se despide con un escándalo inesperado
El padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, se mostró sorprendido cuando un periodista le advirtió que la constructora alemana que preside Von Freyberg, Blohm Voss, tiene una sección militar. Lombardi objetó y defendió la elección de Von Freyberg.
Lombardi emitió después un comunicado en el que dijo que Blohm Voss repara y transforma cruceros y construye yates, al tiempo que forma parte de un consorcio que está construyendo cuatro fragatas para la Armada de Alemania. Michael Brasse, portavoz de Blohm Voss, con sede en Hamburgo, dijo que von Freyberg es presidente del consejo ejecutivo de los Astilleros Blohm Voss, una unidad concentrada en la construcción de barcos civiles.
Sin embargo, antes de que los Astilleros Blohm Voss y otras unidades no militares de Blohm Voss fueran vendidos en 2011 a Star Capital Partners, su sección que construye barcos de guerra, Blohm Voss Naval, había acordado un contrato con el Ministerio de Defensa de Alemania para la fabricación de cuatro fragatas militares.
Blohm Voss Naval subcontrató la construcción de esas embarcaciones con Astilleros Blohm Voss. Aunque Blohm Voss Naval es conocida ahora como ThyssenKrupp Marine Systems GmbH, y está totalmente separada de las demás unidades Blohm Voss, la unidad de los Astilleros continúa la construcción de las fragatas por el compromiso del contrato. Sin embargo, cuando concluya la construcción de estos barcos, la empresa tiene previsto concentrarse totalmente en naves no militares. “La empresa está concentrada en la construcción de yates, así como en la reparación de cruceros o de equipo marítimo para la industria petrolera y del gas”, indicó Brasse.
Desprolijo
La nueva información sobre la construcción de los barcos militares predominó en lo que se suponía habría sido el nombramiento triunfal del Vaticano de un nuevo presidente para el banco, cuyo anterior director Ettore Gotti Tedeschi fue despedido hace nueve meses por incompetencia. El despido sorpresivo de Gotti Tedeschi ocurrió en momentos en que el Vaticano sometía sus finanzas a inspección ante la comisión del Consejo Europeo en un intento por sumarse a la lista de países con finanzas transparentes.
A mediados de 2012 el Vaticano aprobó el examen de transparencia que le aplicó la comisión Moneyval del Consejo Europeo, pero el Instituto para las Obras de Religión y el organismo que inspecciona las finanzas del Vaticano recibieron notas no aprobatorias.
El nuevo presidente tendrá como tarea que el Instituto para las Obras de Religión apruebe la próxima revisión de la Moneyval. El Vaticano destacó las credenciales católicas de Von Freyberg, de quien dijo es miembro de la Soberana Orden Militar de Malta, una antigua orden de caballeros surgida de la nobleza europea. Las autoridades eclesiásticas dijeron que Von Freyberg fue nombrado por la comisión de cardenales del banco y el Papa ha “expresado su pleno consentimiento”. El nombramiento bien podría ser una de las últimas decisiones importantes del papado de Benedicto XVI ante el previsto retiro de éste el 28 de febrero. Lombardi no escatimó esfuerzos para subrayar que el proceso de selección tomó su propio camino y que hasta cierto punto es irrelevante para el funcionamiento de la Iglesia.
Lombardi dijo que Von Freyberg fue seleccionado tras un proceso “meticuloso y articulado” que duró siete meses a partir de una lista inicial de 40 candidatos que presentó una firma internacional especializada en la búsqueda de altos ejecutivos. Y de ese modo intentó dar por cerrado el tema que tomó estado público internacional.
La talla del nuevo papa, el tema de una discreta sastrería
En Gammarelli, una discreta sastrería de paneles de roble situada en el centro de Roma, sus trabajadores ya deberían estar confeccionando las suntuosas vestimentas para el nuevo Papa, en tallas pequeñas, medianas o grandes a fin de que quien quiera que sea elegido cuente con la medida perfecta.
Pocos de los turistas que pasan por esta zona de camino al Panteón, uno de los grandes templos antiguos de Roma, prestan atención a la tienda situada en el número 34 de la vía Santa Chiara. Los residentes locales que saben que se trata del sastre del Papa son un poco más curiosos.
“Parece como si ya tuvieran todo listo”, dijo un transeúnte, mirando hacia la ventana de la sastrería de indumentaria eclesiástica de 200 años, especulando sobre cómo sería la vestimenta del futuro Papa.
La tradición dicta que deben confeccionarse tres juegos de la misma indumentaria en antelación al nombramiento del nuevo Papa, a fin de que estén listas para ser usadas sin importar quién es elegido, ya sea Timothy Dolan, el corpulento arzobispo de Nueva York, o el diminuto cardenal Luis Antonio Tagle de Filipinas. Una vez que el humo blanco empiece a salir de la Capilla Sixtina, lo que significa que se escogió a un nuevo Papa, las religiosas en el Vaticano realizan las alteraciones de último minuto a las túnicas para ajustarlas perfectamente al nuevo pontífice, quien deberá salir con sus nuevas ropas al balcón para presentarse ante el mundo.
Dentro de la tienda, llena de retratos de ex pontífices y sus antiguas túnicas, al personal se le ordenó no conversar con los periodistas, en momentos en que la prensa mundial tiene la atención puesta en Roma.
La reticencia podría tener algo que ver con la atención -no del todo bienvenida- que recibió el guardarropa de Benedicto XVI en sus casi ocho año de papado. Su debilidad por revivir indumentarias que no habían sido vistas en generaciones y una serie de sombreros extravagantes llevaron al Wall Street Journal a preguntarse: “¿El Papa viste de Prada?”.
La revista Esquire lo nombró el “rey de los accesorios”, tras elogiarlo por sus mocasines de cuero rojo. La extensa cobertura mediática finalmente llevó al diario del Vaticano a responder diciendo que esos reportes eran “frívolos”. “En conclusión, el Papa no viste de Prada, sino de Cristo”, dijo el Osservatore Romano.