Andrés Martino / Ovación
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Es una historia escalofriante, que conmovió y sigue movilizando sentimentalmente al mundo entero. Este hecho ocurrió el viernes 13 de octubre de 1972 cuando un avión con 40 pasajeros y cinco tripulantes que conducía al equipo de rugby Old Christians, un elenco formado por alumnos del colegio uruguayo Stella Maris, se estrelló en la cordillera de los Andes, en Mendoza en ruta hacia Santiago de Chile, donde los jóvenes se dirigían a jugar un amistoso frente a Old Boys.
Tan solo 16 sobrevivieron luego de soportar 72 días de supervivencia. Es el caso de Antonio Vizintín, en aquel momento el pilar de un equipo plagado de jóvenes con cientos de sueños e ilusiones.
El reconocido Tintín abrazó este suceso, aprendió a convivir con él y hoy, además de otras actividades, se dedica a dar charlas motivacionales. Una de las tantas conferencias la llevará a cabo en Paraná. La imperdible cita es mañana a las 20 en La Vieja Usina donde llega de la mano del Club Tilcara.
Ovación palpitó la visita, a su modo, en diálogo con el gran Tintín.
—Volvés a Paraná, Antonio.
—Sí. Tengo un montón de amigos ahí en Paraná, amigos del rugby lo mismo que en Santa Fe. A causa de eso visité varias veces esas ciudades.
—¿Qué significa regresar?
—Es reencontrarte con amigos del rugby y transmitir un poco los valores de lo que es este deporte y de paso reafirmar esta parte con lo que me toca a mí que es el accidente. Creo que es algo que siempre sirve, en especial para las nuevas generaciones.
—¿Cuando das las charlas, dónde notás que sirve?
—Lo notás desde el momento en que te ven y se dan cuenta que vos sos igual a ellos. Cuando se dan cuenta que uno pasó, teniendo 19 años, por una experiencia muy especial. Cada uno por la vida pasa por situaciones especiales y creemos que es la única, la más difícil. Sin embargo haciendo pequeñas cosas podés salir adelante, podes mejorar las condiciones en las que estás. Esa es un poco la idea, transmitir que las cosas se pueden hacer, que a veces parecen demasiado difíciles, pero sin embargo a medida que uno empieza a caminar las va haciendo posible. Hay que poner todo de sí para sacar las cosas adelante. Es un poco la idea, transmitir el trabajo en equipo que es algo que a veces nos cuesta un poco, pero que es necesario y se disfruta mucho. Cada uno tiene que cumplir su función y dar todo lo que tiene para dar. Son temas de todos los días.
—A tantos años de la tragedia ¿Se borraron algunas imágenes de tu cabeza o guardás todas?
—Tengo las cosas muy guardadas, muchas cosas de lo que pasó. Es algo así, lo que vivís lo traés en los momentos necesarios para hablar del tema, pero no es algo que sea recurrente. Es una situación que nunca la vas a olvidar en la vida, nos marcó a todos.
—¿Volvés al lugar del hecho?
—Hace años que no voy. Tal vez en febrero vaya con mi hijo y un grupo de amigos de él que quieren ir a saludar. Pero hace como 10 años que no voy.
—¿Por algo en especial o porque no se dio de ir?
—Porque no se dio, pero también porque no es una situación cómoda. Tenés que ir a caballo, es sacrificado en las subidas, las bajadas, es sacrificado estar a más de 2.000 metros. Es difícil y más con los años encima. Cada vez es más difícil.
—Cuando ibas era un volver a vivir todo.
—Sí, exacto. Se te mezclan muchas sensaciones. Cuando fui había buen tiempo y el lugar es espectacular, bárbaro, tanto de noche como de día. Sin embargo ahí tenés a tus compañeros muertos bajo la cruz. Es una sensación de dolor, de tristeza que se contrapone con la alegría y la belleza del lugar.
—Tus compañeros fallecidos siempre en el corazón.
—Mis compañeros son los verdaderos héroes de Los Andes. Son los que nos mostraron el camino a seguir. Los que hicieron las cosas y a nosotros nos tocó seguir al posta como a vos que te tocan determinadas funciones que de repente no esperabas. Ellos fueron, en un momento de gran caos, los que pusieron orden, los que empezaron a hacer expediciones. Fueron los grandes héroes de esta historia. Nunca te podés olvidar de ellos y de las funciones que cada uno tuvo y lo que cada uno hizo.
—¿Te preguntaste por qué la vida se te fue para otro lado?
—Por supuesto que me lo pregunto y es una pregunta que se hace todo el mundo. ¿Por qué me toca esto o por qué tengo que pasar por esto? El asunto es que no tenés opción para elegir mucho tampoco. Tenés que jugar con las cartas que te tocan y eso es la vida. Hay que salir adelante con la situación que se da. Hay chicos que pasan o están en situaciones muy complicadas. Justamente ahí es donde está el mensaje. Decirles que se puede, pero que hay que hacer un esfuerzo, hay que moverse sin esperar ayuda de afuera. La ayuda la tenemos que aportar nosotros desde adentro. Buscar esa fuerza que tiene el ser humano para salir adelante.
—¿Qué significa la tragedia de Los Andes?
—Es una historia que conmocionó al mundo, es una historia que tiene un precio muy grande en vidas porque murió gente muy joven y valiosa, es una historia que no nos permite olvidar lo que pasó. Hay una cantidad de valores en ella, de amistad, de arrojo, de amor, de agarrarle la mano al que se estaba muriendo. En ese estado brutal aparece la parte buena de ser humano, dando todo de sí para mejorar la situación de otro. También aparecieron las miserias, pero es parte de la vida misma.
—¿Cambiarías la historia?
—Sin lugar a dudas que sí, porque tuvo un costo muy grande en vidas. Hubo amigos que murieron y amigos que dejaron todo allá arriba. No la repetiría porque no sé si me tocaría vivir de vuelta.
—¿Y el rugby qué es?
—El rugby es una gran escuela, una gran enseñanza porque todo lo que hablé lo aprendí jugando. Hay una guerra por la pelota y por el territorio, pero sin embargo aparece la solidaridad, aparece la amistad y un montón de otras cosas. Lo que te deja es la cantidad de amigos para todo la vida.
—Un mensaje.
—Que todos tenemos nuestra cordillera y en algún momento hay que superarla. Hay que intentar y no hay que esperar que nadie nos solucione nada. Nosotros tenemos nuestros problemas, los que sean y el asunto es salir adelante y dar todo de nosotros.
La biografía de Antonio Vizintín
Antonio Vizintin, Tintín, nació en Montevideo en 1953. Estudió en el colegio Christian Brothers. Actualmente es vicepresidente de la Unión de Rugby del Uruguay (URU) y miembro del consejo de administración de la Fundación Viven.
En el accidente en Los Andes sufrió heridas varias de diversa magnitud que, gracias a su fortaleza de espíritu, logró olvidar que las tenía y así focalizarse en su objetivo que era sobrevivir.
Luego del accidente, siguió sus estudios en Derecho. Se casó y al tiempo enviudó de su primer mujer a los 38 años, con la que tuvo dos hijos.
Su consigna fue y es mantenerse siempre de pie, seguir caminando a pesar de las dificultades. Actualmente está casado con Josefina Serrato.
Estuvo vinculado a la industria de envases plásticos por 13 años, como también a la industria alimenticia. Hoy en día se dedica al desarrollo de proyectos de inversión inmobiliario y a dar conferencias motivacionales por el mundo.
Antonio Vive una vida tranquila y sencilla, disfruta de sus hijos y nietos a pleno, como también del yachting.
“Mis compañeros son los héroes”
Así lo entendió Antonio Vizintín, sobreviviente de la Tragedia de Los Andes. Tintín pisará mañana Paraná y dará una charla en La Vieja Usina con el auspicio de UNO.
2 de julio 2015 · 07:21hs