A pocas horas de llegar a los cinco meses de cuarentena en nuestro país, parece que llegó el momento de hablar del día después. La nueva grieta que se abrió sobre los que respetan el aislamiento social y los que no, es evidente. Por eso está bueno analizar si es verdad que el Covid-19 nos cambió la vida. Pero no hablo sobre si esto será así a nivel mundial, sino sobre lo que nos pasará a los argentinos, que a esta altura ya debemos saber que somos una raza aparte. Entonces, el antes y el después es lo que propongo en esta columna de opinión. ¿De qué se trata? Es algo simple, enumerar dos o tres hábitos que nos quedarán marcados a fuego para los próximos años y un número similar de acciones que siguieron siendo moneda corriente.
¿El Covid-19 nos cambió la vida?
Por Mauro Meyer
Foto UNO/Mateo Oviedo
Cuarentena por Covid-19 en Paraná
Foto UNO/Juan Manuel Hernández
Foto UNO / Juan Manuel Hernández
Cuarentena por Covid-19 en Paraná
Cuarentena por Covid-19 en Paraná
Foto: UNO/Juan Ignacio Pereira
Primero, las cosas que adoptamos. El barbijo o tapabocas, que ya es una postal en todo el país, algo que nadie imaginó y que solamente era propiedad de los países asiáticos. Bueno, habrá que acostumbrarse. La higiene de manos y la utilización del alcohol en gel, otro hábito que se nos pegó gracias a las campañas del gobierno.
Otro punto: el distanciamiento social, hacer cola separados por casi dos metros no era una acción que realizábamos antes del 20 de marzo. Otro ejemplo: las visitas familiares y sociales a medias, está claro, por algo que detallaré más adelante. Un detalle que sí marcará la diferencia son los problemas económicos que nos dejará esta pandemia, con muchos negocios que cerraron y lo seguirán haciendo.
Algo para destacar y que se vio con mayor frecuencia en estos tiempos fue la solidaridad. Es algo en lo cual siempre sobresalimos y las diferentes ONG o comedores sociales que hay en Paraná pueden dar fe de ello. Muchos se preocuparon por los que están situación de calle, para acercarle un plato de comida o un abrigo para combatir el frío. Espero que esto se mantenga con el paso del tiempo.
Puede haber otras cosas para mencionar y que se me escapan en este momento, aunque en líneas generales esos son los cambios que hemos visto hasta el momento.
Ahora bien, del otro lado, lo que no cambió es el comportamiento anticuarentena de muchas personas. Quizás la cumplieron los primeros dos meses, pero después dejaron de lado cualquier respeto por los decretos presidenciales vigentes y se lanzaron a llevar una vida casi normal. Por ejemplo, los asados entre amigos se siguen repitiendo y un claro ejemplo fue el Día del Amigo, cuando fue evidente que hubo reuniones. Solo bastaba con recorrer un poco las calles. Además, los famosos picados en las canchitas de barrio fueron volviendo, tal es así que hoy forman parte de la normalidad.
En cuanto a las salidas de las personas, en el peor momento en cuanto a la cantidad de contagios, se dan nuevas habilitaciones para calmar los reclamos de algunos sectores. Algo que sonó contraproducente, sumado a que no se retrocedió en ninguna medida cuando se decretó la circulación comunitaria del virus.
Algo que sí es moneda corriente es la falta de claridad con la cual se han comunicado algunas medidas, sobre todo desde los gobiernos provincial y municipal. Un solo ejemplo: al mismo tiempo que se prohibía en Paraná el acceso a los parques y paseos aparecieron pintados en la Plaza de las Colectividades los círculos como para que la gente se instale dentro de ellos respetando el distanciamiento. Quizás, las medidas fueron explicadas por varios funcionarios y cada uno hizo su propia interpretación. Un portavoz diciendo claramente qué se puede hacer y qué no hubiese sido suficiente.
Lo mismo sucedió con las habilitaciones deportivas. Hubo confusión sobre qué se podía practicar y en qué forma. Ni siquiera en el sóftbol se pusieron de acuerdo, siendo que somos capital nacional de este deporte y que Julio Gamarci, actual secretario de deportes de la Municipalidad, es uno de sus máximos referentes. En otras disciplinas sucedió lo mismo, quizás porque la información no fue del todo precisa.
Cerca de los cinco meses de cuarentena, es un buen momento para pensar en el antes y el después. Y si el Covid-19 realmente nos cambió la vida.