Con los femicidios no se juega. En un programa de televisión, si acertás el nombre de la playa donde mataron a Lola Chomnalez, la chica de 15 años que encontraron asesinada en Uruguay, en 2014, te podés ganar $20.000.
Con los femicidios no se juega
“Mejor de noche”, el envío de juegos que emite Canal 9 conducido por Leo Montero, este martes pasó un límite inimaginable. Los participantes debían responder a una trivia sobre el lugar en que “apareció el cuerpo sin vida” de la adolescente, como parte de un juego de una insensibilidad atroz.
Tras la emisión del programa las redes sociales quedaron incadescentes. Tanto es así que “Leo Montero” y “Lola Chomnalez” fueron tendencia en Twitter por varias horas. Debido a las críticas cosechadas, el conductor y la productora salieron a pedir disculpas por la pregunta y prometieron no volver a repetir tal “desatino”, aunque meses atrás ya habían preguntado en qué calle habían asesinado a Ángeles Rawson y en qué ciudad habían matado a Nora Dalmasso, una especie de horroroso modus operandi.
Para completar el cuadro machista los dos participantes varones levantaban un triángulo con el número de la respuesta, estimulados por el conductor y un locutor en off que se carcajeaba. A ninguno “le hizo ruido” la pregunta.
El hecho, que puede ser anecdótico para muchas personas, tiene una carga simbólica de banalización y de crueldad insostenibles. Más si se analiza a la luz de las tristes estadísticas de femicidios en Argentina.
En 2020, la violencia de genero se cobró 298 vidas en el país, un femicidio casa 29 horas. El dato pertenece al Observatorio de las Violencias de Género “Ahora Que Sí Nos Ven”.
El reporte indica que 65,5% de los femicidios fue cometido por las parejas y ex parejas de las víctimas y que el 65,1% de los hechos ocurrió en la vivienda de la víctima. En tanto, en 64,5% de los casos, el femicida fue la pareja o ex pareja de la víctima.
Producto de esta violencia sin fin, agudizada en los meses de cuarentena, 256 niños y niñas perdieron a sus madres. Dos de cada 10 víctimas habían realizado al menos una denuncia; sólo 19 de las 298 tenían medidas de protección, pero aún con “protección” fueron asesinadas.
De esas 298 mujeres, el 13% estuvo desaparecida previamente. En muchos casos, a las familias no se le tomó la denuncia, en otros se las revictimizó haciéndolas responsables de su final.
Ante esta desoladora realidad, los medios deben reflejar denuncias y reclamos de Justicia, propiciar la educación con perspectiva de género y, de ninguna manera, permitir estas liviandades.
A nivel institucional existe un Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión, en el marco del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), cuyo objetivo es la protección de los derechos humanos en cuanto al tratamiento mediático de casos de violencia, género, salud, discriminación, xenofobia y niñez y adolescencia. En los papeles, actúa articuladamente con el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) y con el Ministerio de las Mujeres, Género y Equidad (ex INAM). Y si el Estado es la sociedad la que debe condenar y no dejar pasar este tipo de manifestaciones machistas, irresponsables y revictimizantes.